Stephen Hawking

Stephen Hawking nació en Oxford (Reino Unido) en 1942 y falleció en Cambridge en 2018 a los 76 años. 

Stephen William Hawking nació casualmente el mismo día en el que se cumplieron 300 años de la muerte de Galileo.

INFANCIA

Desde muy pequeño se vio llamado por el mundo de la ciencia, las matemáticas y el universo.
Quiso estudiar matemáticas, pero su padre le obligó a que acudiera a la Universidad de Oxford dónde no se cursaba esta carrera. Se matriculó en Ciencias Naturales dónde obtuvo una beca y se decantó por la Física. Se especializó en termodinámica, teoría de la relatividad y mecánica cuántica.

A pesar de ser un erudito en física o matemáticas, el universo es lo que siempre capturó su interés, el origen del universo, por qué ocurren las cosas. Por ello centró sus estudios de posgrado en Cosmología.

Cuando obtuvo su título se matriculó en Cambridge para obtener el doctorado. Durante su primer año de doctorado un resbalón en el hielo del que no pudo levantarse le llevó al hospital. Tras varias pruebas se le diagnosticó ELA, con un pronóstico de dos años de vida.

ELA

Conoció a Jane Wayline, quién a pesar de conocer la enfermedad y ser advertida por Hawking, aceptó su propuesta de matrimonio. Estuvieron casados 25 años en los que tuvieron tres hijos. Todo el mundo destacó siempre la fortaleza de Jane por adaptarse a la enfermedad de Stephen Hawking y luchar juntos por traer la normalidad a su familia. Tras su divorcio, Hawking se casó con su enfermera Elaine Mason con la que estuvo más de una década casado. 

Conforme pasaban los años, la enfermedad de Stephen Hawking se iba agravando. Dejo de caminar por si sólo, necesitó la ayuda de bastones, muletas hasta que quedó en silla de ruedas eléctrica ya que él era incapaz de usar sus brazos para impulsarse.
Aunque la enfermedad iba mermando sus capacidades motoras parecía que fuera potenciando las mentales. Los estudios sobre el origen del universo y agujeros negros le convirtieron en uno de los astrofísicos más brillantes de su generación. Revolucionó el campo de la ciencia cuando en 1974 propuso que los agujeros negros emitían radiación térmica hasta agotarse y extinguirse, lo que creaba nuevas líneas de investigación y entendimiento del universo.

En 1985 sufrió una neumonía por la que tuvo que someterse a una traqueotomía. Fue entonces cuando comenzó a comunicarse a través de un sintetizador de voz unido a su silla de ruedas. Este fue evolucionando hasta un potente ordenador que tan sólo con el movimiento de una de sus mejillas y el parpadeo de su ojo lograba formar palabras y comunicarse. Su deterioro aumentaba por momentos y tuvo que pedir ayuda a la compañía Intel para que adaptara su forma de comunicarse a su nula movilidad.
Mucha gente le preguntó por qué no fue evolucionando la voz sintética y metálica con el paso de los años. Él simplemente decía que le hacía gracia y era como parte de él, ejemplo del gran sentido del humor que todos los que le conocían destacan.

SU TRABAJO

Stephen Hawking tenía una mente brillante. Fue físico teórico, cosmólogo, astrofísico y divulgador científico. En su haber cuenta con numerosas distinciones como doce doctorados honoris causa, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, Premio Adams, Medalla Hughes, Medalla Copley, Medalla de la Libertad o la Orden del Imperio Británico.

A pesar de ser un hombre de “acción”, que le gustaba trabajar en desarrollar teorías y probarlas, su vertiente divulgativa era una de sus preferidas. Daba clase en la universidad y charlas por todo el mundo sobre sus estudios e inquietudes.
Además, también se lanzó al mundo editorial publicando varios libros. Uno de ellos, “Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros”, fue todo un éxito y sigue hoy en día copando las primeras posiciones de ventas y formando parte del Libro Guinness de los Récords por permanecer durante 237 semanas en los más vendidos. En este libro de 1988 explica temas de cosmología, desde el Big Bang hasta los agujeros negros, pasando por los conos de luz o la teoría de las supercuerdas. Siempre abogó porque la gente tuviera nociones básicas de física y cosmología para entender por qué ocurren las cosas y poder tener debates sensatos.

Personaje público y querido, se le ha visto en charlas con Bill Clinton, Obama, el Papa, la Reina de Inglaterra o Bill Gates entre otros. Además, nunca le ha importado la opinión pública de su enfermedad, incluso se le ha visto bromear al respecto en cameos en series como The Big Bang Theory.

Falleció el 14 de marzo de 2018 en su casa de Cambridge con 76 años. Aunque nos haya dejado, sus teorías y su personalidad arrolladoras permanecerán para siempre en el universo.