Montserrat Caballé

La biografía de Montserrat Caballé muestra a una de las grandes voces del siglo XX y a la que fue reconocida como sucesora de María Callas. Prodigio vocal como soprano lírica, Caballé saltó desde una España en la que el bel canto era algo minoritario para conquistar el mundo y asaltar los mejores escenarios del planeta.

Dónde nació Montserrat Caballé y cómo fue su formación

María de Montserrat Bibiana Concepción Caballé Folch nació en 1933 en la ciudad de Barcelona. Pese a lo que muchos puedan pensar, sus orígenes fueron humildes. Fue su madre, la valenciana Ana Folch, la que comenzó a introducir a la niña en el mundo musical. Esta le enseñaba en casa nociones básicas de solfeo y fue la primera en detectar la voz que tenía la niña.

Pero entrar en el conservatorio en aquellos años era algo reservado a las élites por el coste que suponía. Caballé, eso sí, consiguió pronto una beca que le dio acceso y con la que pudo empezar a formarse a los 11 años.

El Conservatorio del Liceo fue el lugar donde la niña se formó. Sus maestros fueron figuras como Napoleone Annovazi o Conchita Badía. No obstante, la beca no duró toda su formación y comenzó a depender del mecenazgo de diversas familias.

Con todo, los años de formación fueron pasando y Caballé conseguiría alcanzar el nivel de cantante profesional. Una vez que hubo terminado sus estudios, la barcelonesa saltaría a los escenarios de forma profesional en 1955.

Su debut se produjo con el protagonista de la obra «La serva padrona de Pergolesi». La obra se llevó a cabo en el Teatro Fortuny de Reus y diez días después en Valencia. Pese a su juventud, Caballé ya demostró desde el primer momento ser todo un prodigio, aunque alcanzar el reconocimiento internacional no iba a ser fácil.

Tras su debut nacional, Caballé consiguió espacio en la compañía del Teatro Nacional de Basilea. Durante 4 años, la cantante desarrollaría papeles como Mimí en «La Bohéme» y apariciones en obras como «Tosca» o «Aida».

En 1960 daría el siguiente salto en su carrera. Este la llevaría a la Ópera de Bremen donde realmente se especializaría en bel canto. Finalmente, Montserrat consigue debutar en El Liceo de Barcelona en 1962 con «Arabella». No hay que perder de vista la importancia de esto, ya que el templo de la música barcelonés era una cumbre para cualquier artista de la época.

El apogeo de Caballé

Aunque los focos internacionales no habían llegado aún, estaban cerca. En 1965, la cantante Marilyn Horne, una estrella del momento, enfermaba y no podía actuar en el Carnegie Hall de New York como Lucrecia Borgia. La sustituirá una desconocida Montserrat Caballé, algo que hizo que muchos devolvieran su entrada.

Sin embargo, se perdieron un acontecimiento histórico. A la mañana siguiente, la prensa especializada la comparaba con Callas y con otras grandes estrellas. Los que habían devuelto las entradas, corrieron para comprar tickets para ver las siguientes actuaciones del prodigio barcelonés.

Desde este momento, la carrera de Caballé despega de forma inaudita. En los años 70, escenarios como La Scala de Milán, el Metropolitan Opera House o el Royal Opera House de Londres fueron testigos de su talento. Los comienzos de Montserrat Caballé habían quedado atrás y su nombre era ahora el reclamo que los empresarios querían para llenar las salas.

Estos años de apogeo hicieron de Caballé una leyenda del bel canto. No había un papel que le quedase grande y, durante 20 años, su talento era algo que cualquier amante de la ópera reconocía sin dudar.

Con todo, la época que va desde 1965 a 1985 es la de máximo esplendor dentro del mundo especializado en ópera. Pero Caballé tenía guardada una sorpresa para el público: su acercamiento al pop.

Montserrat Caballé como fenómeno de masas

La ópera no tiene el seguimiento de las músicas más populares. De ahí que buena parte del público solo supieran de la catalana como un nombre. Sin embargo, a finales de los 80, la soprano comenzó a desarrollar proyectos más relacionados con la música pop.

Así nació el que puede ser considerado como uno de sus grandes hitos: la colaboración con Freddy Mercury. El cantante y compositor de «Queen» era la estrella indiscutible del momento musical, por lo que la colaboración entre ambos se esperaba con ganas.

El fruto del trabajo fue el álbum «Barcelona». La canción que daba título al disco fue la usada en los JJOO de 1992 que se celebraron en la Ciudad Condal. El trabajo copó listas de éxitos y fue muy vendido, aunque puede que lo más importante es que acercó a una soprano legendaria al gran público.

Los últimos años de Montserrat Caballé

La década de los 90 fueron los de recoger los reconocimientos a su larga trayectoria. Premio Príncipe de Asturias a las Artes en 1991, esta década mantendría a Caballé cerca de la música pop con versiones tan reconocidas como la de «Hijo de la luna» de Mecano. Eso sí, Caballé no se bajó en ningún momento de los principales escenarios de la ópera mundial, y es que era en ellos donde su talento era realmente apreciado.

Es más, los problemas de salud que mostraban que su vida iba llegando al final le pillaron de gira. Concretamente en Rusia, donde en 2012 sufrió un ictus en la ciudad de Ekaterimburgo.

Aunque se repuso del mismo, Montserrat se alejaría definitivamente de las grandes giras y conciertos. Viviendo tranquilamente en su Barcelona natal, la cantante fallecería finalmente en 2018 tras unos años de retiro.

Con más de 80 papeles diferentes a su espalda, algo complicado en el mundo de la ópera, la voz de Caballé es una de las mejores del siglo XX. Su talento llegó a los mejores escenarios internacionales y no dejó tampoco de lado la música pop. En definitiva, la leyenda de la barcelonesa y su biografía es la de uno de los mayores talentos que el canto ha tenido a lo largo de toda la historia.