George Walker Bush

La biografía de George Walker Bush nos presenta al primer presidente electo de Estados Unidos en el siglo XXI y a una figura que marcó profundamente la política nacional e internacional en las décadas venideras. Heredero de una familia muy ligada a la política a los negocios, aquí descubriremos cuándo fue presidente George Walker Bush y cuáles fueron los aspectos más relevantes de su mandato.

Quién es George Walker Bush: los primeros años hasta llegar a la política

Aunque nació en el estado de Connecticut en 1946, el futuro presidente de los Estados Unidos se asentó junto a su familia en Texas con solo 2 años. Su padre, George Bush, que también fue presidente del país norteamericano, estaba inmerso en negocios petrolíferos que lo condujeron al estado de la estrella solitaria.

George W. Bush tuvo una infancia acomodada propia de la oligarquía petrolífera texana. Así, sus primeros años pasaron sin mérito alguno, lo mismo que una etapa universitaria que cursó en centros tan prestigiosos como Harvard o Yale gracias a la fortuna familiar.

Bush no tuvo ningún perfil brillante en los estudios y, en la década de los 70, decidió entrar en el mundo de los negocios. En este ámbito tampoco demostró demasiada habilidad, aunque contó siempre con el respaldo económico de la familia.

Durante estos años, encontró a la mujer de su vida en la persona de Laura Welch, con quien se casó en 1977 y tuvo dos gemelas, Jenna y Barbara, en 1981. Si la vida familiar de Bush era tranquila y estable, su carrera profesional estaba a punto de dar un giro considerable en los próximos años.

El futuro presidente tenía una fuerte adicción al alcohol que se mantuvo en secreto durante años. Finalmente, logró desintoxicarse en el año 1986. Este cambio le llevó a alcanzar el liderato político de la familia, un hecho que se acrecentó cuando su padre fue derrotado estrepitosamente en los comicios nacionales de 1992 por Bill Clinton.

La carrera política del joven Bush

Decidido a llegar a lo más alto del establishment político estadounidense, George Walker Bush presentó su candidatura para ser gobernador de Texas, unas elecciones que ganó en 1994 y que puso en sus manos el segundo mayor estado de todo el país. Eso suponía un trampolín perfecto de cara a ser presidente del país, aunque el nuevo miembro de la saga de los Bush tendría que demostrar aún su valía.

Lo cierto es que en Texas lo consiguió, ya que salió reelegido en 1998 para un segundo mandato. Lejos de implementar medidas que tuvieran un hondo calado, su mandato pasó a la historia por ser uno de los que más presos condujo al corredor de la muerte, y es que en 5 años escasos fueron nada menos que 120 las personas ajusticiadas de esta forma en Texas.

En marzo de 1999 confirmó que estaba decidido a lanzarse a por la presidencia del país y lanzó su campaña para la candidatura republicana. En esta venció a John McCain, aunque este proceso reveló que G. W. Bush tenía algunas deficiencias en el conocimiento de la política internacional y en otras cuestiones igualmente vitales para el puesto político más influyente de Occidente.

Con todo, fue el candidato de los republicanos y se alzó con la victoria en las elecciones del año 2000. Sin embargo, no podemos olvidar que estas tampoco estuvieron libres de polémica. El escrutinio arrojó un empate técnico entre Bush y el candidato demócrata, Al Gore. Tras varios días de recuentos, el Tribunal Supremo tuvo que pronunciarse y declaró al republicano vencedor de las elecciones. En enero de 2001 tomó el relevo de Bill Clinton y se convirtió en el 43º presidente de los Estados de Unidos de América.

El mandato de George Walker Bush (2001-2008)

Fue en este intervalo de tiempo por el que más se conoce a Bush fuera de las fronteras americanas. Sin tiempo para llevar a cabo grandes medidas, el nuevo presidente vivió la primera gran crisis global del siglo XXI a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La excepcional situación hizo que la política norteamericana virase hacia un militarismo decidido en el que la lucha por encontrar a los culpables de la acción terrorista condujo a numerosas guerras. Estas se desarrollaron materialmente en países de Oriente próximo y Medio y polarizaron de forma extrema a las sociedades occidentales como no había sucedido desde el fin de la II Guerra Mundial.

La primera, con el objetivo de poner en jaque a Al Qaeda y sitiar a Bin Laden, fue la de Afganistán. Este país claudicó ante las fuerzas de ocupación estadounidenses antes de que acabase 2001. Pero la defensa propia dio lugar a una serie de guerras preventivas que contaron con el rechazo de casi toda la comunidad internacional.

Por ejemplo, la invasión de Irak para derrocar a Sadam Huseín solo fue apoyada por Tony Blair en Inglaterra y por José María Aznar en España. De hecho, la ONU y potencias de la envergadura de Alemania o Francia se opusieron a este enfrentamiento militar.

Tras este belicista primer mandato, Bush salió reelegido en los comicios presidenciales de 2004 en los que venció a John Kerry. Lejos de mitigar su política en aspectos como el belicismo, esta se recrudeció con nuevas iniciativas en países sospechosos de albergar a terroristas.

No obstante, esta legislatura estuvo marcada sobre todo por el desastre del Katrina, el cual asoló partes de Luisiana, Misisipi y Alabama. De este modo, muchos ciudadanos estadounidenses empezaron a pensar que su presidente estaba más pendiente de las guerras externas que de los problemas que tenía la población bajo su mando.

Con este ambiente desfavorable y con una buena lista de escándalos entre los miembros de su gabinete, el mandato de George W. Bush iba llegando a su final. Tras su salida de la Casa Blanca, la presidencia fue asumida por los demócratas, que encontraron en la figura de Barack Obama al candidato ideal con el que recuperar parte del atractivo que habían tenido en épocas anteriores.