Eduardo VIII

Esta biografía de Eduardo VIII tratará de ahondar en la vida de uno de los reyes más breves del Reino Unido. De hecho, únicamente ostentó la corona durante poco más de 10 meses en 1936. Un hecho que, sin embargo, esconde una vida apasionante que aquí queremos contar.

¿Quién era Eduardo VIII? Nacimiento y primeros años

Eduardo VIII nació el 23 de junio del año 1894 en White Lodge, Inglaterra. Fue el hijo mayor de los futuros reyes Jorge V y María de Tek, por entonces duques de York. Sin embargo, como era tradición entre la nobleza británica de la época, no se ocuparon en exceso de su crianza. Tampoco de la de sus hermanos. Pero sí que aplicaron una notable disciplina a través de sus niñeras e institutrices.

A los 17 años, el 13 de julio de 1911, Eduardo fue investido como príncipe de Gales. Un papel que desempeñan todos los herederos al trono británico. Poco después, el 28 de julio de 1914, estalla la Primera Guerra Mundial con él ya en edad de realizar el servicio militar activo. De hecho, muestra su disposición a participar en el conflicto bélico. Sin embargo, Lord Kitchener, secretario de Estado para la guerra por aquel entonces, se negó rotundamente. ¿El motivo? La posibilidad de que fuese apresado por el enemigo.

Sin embargo, Eduardo visitó el frente siempre que pudo, lo que le sirvió para obtener la Cruz Militar en 1916. Pero no solo eso: también el reconocimiento entre los veteranos del conflicto. Ello incrementó notablemente su popularidad en el Ejército.

Poco a poco, durante sus visitas a las regiones británicas afectadas por la crisis económica derivada de la guerra, también ganó popularidad entre el pueblo. A ello colaboró también su actitud jovial y divertida, que era totalmente contraria a la que mostraba su padre en público. Allá donde iba era recibido más como una estrella de cine que como el heredero al trono de la primera potencia de su época.

La vida amorosa de Eduardo VIII

En otros casos, este no sería un punto en el que nos centraríamos especialmente. Sin embargo, en la vida de Enrique VIII, sus romances jugaron un papel clave. Muchos medios de la época llegaron a tildarle de “mujeriego compulsivo” durante la década de 1920. Esto generó un gran desasosiego en su padre, que incluso llegó a dudar de su capacidad para ostentar la Corona del Reino Unido. En este sentido, afirmó en un momento dado que “después de mi muerte se arruinará en menos de un año”. Una frase, en cierto modo, premonitoria.

En 1930, el príncipe Eduardo conoció a Wallis Simpson, la mujer que cambiaría su vida. Esta mujer, antes de conocerle, se había divorciado en una ocasión y seguía casada con Ernest Simpson. Se trataba de un afamado hombre de negocios mitad británico y mitad estadounidense. Este pasado hizo que su relación con su padre se debilitase aún más de lo que ya estaba. Para la moral de la época, era impensable que un heredero al trono de Gran Bretaña mantuviese una relación sentimental con una mujer con este pasado.

El reinado de Eduardo VIII

El rey Jorge V falleció el 20 de enero de 1936. Como dice el refrán, “a rey muerto, rey puesto”. Así que, al día siguiente, fue ascendido al trono. El ya denominado Eduardo VIII vio la proclamación desde el palacio de Saint James en compañía de Wallis, lo que causó un gran malestar. Sobre todo, entre las autoridades gubernamentales y la nobleza.

Pero eso no fue lo único que causó malestar en el Gobierno del Reino Unido de la época. De hecho, muchas de sus acciones fueron consideradas una intromisión en asuntos políticos. Ello quedó patente en una visita oficial a las minas de carbón del sur de Gales. También mantuvo conversaciones indebidas en términos constitucionales con Leopold von Hoesch, embajador alemán en Londres. Fue ahí cuando empezó a haber rumores acerca de su simpatía por la ideología fascista. Incluso llegó a admitir que le había dicho al Primer Ministro Baldwin que dimitiría si Gran Bretaña declaraba la guerra a Alemania.

Estas tensiones desembocaron, en primer lugar, en un intento de asesinato. El responsable fue Jerome Brannigan, un irlandés supuestamente descontento con su actitud. Sin embargo, en su juicio afirmó que una potencia extranjera le había encargado el crimen.

Sin embargo, el punto crítico de su reinado llegó durante el verano. En ese momento quedó constancia de que Eduardo VIII planeaba casarse con Wallis, la todavía señora Simpson. Ahí sobrevino la crisis que condujo a su abdicación.

La abdicación de Eduardo VIII

Eduardo VIII comunicó a Stanley Baldwin en el palacio de Buckingham su intención de casarse con Wallis. El acto se produciría en cuanto se confirmase el divorcio de la mujer con su todavía marido Ernest. El primer ministro, automáticamente, calificó la decisión como moralmente inaceptable por parte de la Iglesia de Inglaterra.

Para solventar el problema, el rey llegó a proponer un matrimonio morganático. Esto se traduciría en que Wallis no sería reina, pero que él mantendría su cargo. Los hijos de ambos tampoco serían herederos al trono. Una alternativa que también fue rechazada por el Gobierno.

Así que a Enrique VIII le quedaban tres opciones:

  • Renunciar a su amor con Wallis Simpson.
  • Casarse contra el consejo del Stanley Baldwin, provocar la dimisión del Gobierno y causar una fuerte crisis institucional.
  • Abdicar.

Así que, el 12 de diciembre de 1936, Eduardo VIII hizo oficial su abdicación y proclamó nuevo rey al duque de York. Hablamos, cómo no, del príncipe Alberto, su hermano, que accedió al trono como Jorge VI.

¿Cómo murió Eduardo VIII?

El fallecimiento de Eduardo VIII se produjo el 28 de mayo de 1972 en su residencia de París. Tenía 77 años por aquel entonces. Su salud, a lo largo de las dos anteriores décadas, solo podía calificarse como delicada. Había sufrido un aneurisma de la aorta abdominal, un desprendimiento de retina que casi le deja ciego y cáncer de garganta. Sus restos mortales descansan actualmente en el cementerio real de Frogmore.