Cándida “la Negra”

Ser la última esclava de Cádiz ya es motivo más que suficiente para que la vida de cualquier persona sea contada. Pero es que la biografía de Cándida “la Negra” es mucho más que eso. Es un apasionante relato que se prolonga 110 años y que nos deja una buena visión de lo que fueron los últimos coletazos del sistema de esclavitud.

El origen de Cándida «la Negra»

Lo poco que se sabe de los orígenes de Cándida es por su propia boca. Es más, ciertos historiadores discrepan en algunos puntos de la versión oficial, como veremos.

Cándida siempre afirmó que su nacimiento se produjo un 2 de mayo de 1845 en la ciudad de Luanda. La actual capital de Angola era, por entonces, colonia portuguesa. Por ello, la esclavitud estaba permitida, algo que ya no sucedía en muchos lugares del mundo.

Es más, en los territorios españoles, el negocio con los esclavos se limitaba a las provincias de ultramar como Cuba. En la Península estaba completamente prohibido y había caído en el olvido de muchos.

La llegada de Cándida a las calles de El Puerto de Santa María es uno de los grandes misterios de su vida. En algún momento de la adolescencia de la joven, su tez oscura comenzó a recorrer las calles de esta localidad gaditana para sorpresa de los autóctonos. Los lugareños no habían visto una persona negra en siglos, por lo que Cándida no pasó en absoluto desapercibida.

La versión de la joven fue que el barco en el que viajaba a territorios de ultramar había naufragado y que ella había llegado con vida a playas onubenses. Sin embargo, hay historiadores que restan credibilidad a esta historia.

Estos expertos mantienen que, pese a que la esclavitud estaba abolida en España, no eran pocos los navieros que se beneficiaban de ella de forma ilegal. Los barcos cargados de africanos pasaban por Cádiz aprovechando la línea que unía la ciudad con La Habana. El cargamento de seres humanos estaba completamente oculto. De ahí que se piense que la aparición de Cándida se debió más a su fuga de uno de estos navíos que a un fortuito naufragio.

Sea como fuere, en la última parte del siglo XIX, Cándida ya se había establecido en El Puerto, un lugar en el que pasaría el resto de sus días.

La esclavitud en España

Antes de entrar de lleno en la historia de Cándida por las calles de El Puerto, merece la pena detenerse brevemente en la de la esclavitud en España. La tenencia de esclavos fue una práctica común en todos los reinos que formaban parte de España durante la Edad Media y la Edad Moderna.

En el siglo XVI, concretamente en 1512, comienza el retroceso de esta práctica. Primeramente, los indígenas americanos fueron liberados de tal condición, por lo que no se podían tomar como esclavos en ninguna parte.

Habrá que esperar hasta 1837 para que toda forma de esclavitud desaparezca del territorio español. Eso sí, de esta norma se libraron tanto Cuba como Puerto Rico. Todo esto en la teoría, ya que desde mediados del siglo XVIII los esclavos habían desaparecido de, prácticamente, toda España.

Como mencionamos, el último turno fue el de las provincias de ultramar que hemos indicado. En Puerto Rico, la esclavitud desapareció en 1873. En Cuba sucedió lo propio en 1886.

Hay que tener en cuenta este panorama para comprender la anomalía que supuso la aparición de Cándida. Ya sea por naufragio o por fuga, La Negra de El Puerto fue la última esclava en una tierra que hacía más de un siglo que no veía a ninguna persona que viviera en condiciones similares.

La vida de Cándida la Negra en El Puerto

A su llegada, Cándida fue recogida por un anciano que la llevó a vivir con él al número 5 de la calle Lechería, actual Cervantes. Nunca volvería a cambiar de domicilio, y eso que la vida de la, por entonces, joven se alargó hasta bien superados los 100 años.

De la vida privada de Cándida poco o nada se sabe. No hay ninguna constancia de que llegara a tener descendencia y la mayor parte del tiempo estuvo soltera. Eso sí, al final contrajo matrimonio obligada por las autoridades eclesiásticas durante la década de 1940. En ese momento, Cándida era ya muy anciana, aunque también tuvo que bautizarse para poder proseguir con su vida cotidiana.

Por cierto, la vida de la antigua esclava, pese a ser libre, no estuvo exenta de dureza. Nada más lejos, ya que Cándida vivió en las calles de El Puerto sobreviviendo y buscándose la vida cada día como otros muchos españoles de la época.

Su estampa alta, vestida de negro, con la cabeza completamente cubierta, un mandil y un canasto lleno de picón se hizo leyenda en El Puerto. Así sale retratada en la única fotografía que queda de ella. Durante toda su vida, Cándida se dedicó a la venta de este combustible y a limpiar en las casas que la contrataban.

Cuentan también los que fueron niños durante los años 40 y 50 del siglo XX en Cádiz que el nombre de Cándida se usaba para asustarlos. Su figura alta y su semblante oscuro eran del todo desconocidos para los gaditanos de la época. Así, a muchos niños se les mencionaba para que se fueran a la cama o para que obedecieran cualquier orden.

Finalmente, la vida de Cándida llegó en 1951 y tampoco estuvo falta de dramatismo. La anciana se quemó las piernas y parte de la espalda con un brasero de picón y padeció una larga agonía que terminó con su larga vida.

De esta forma murió la última esclava de Cádiz. Cándida la Negra fue una figura que se movía entre la leyenda y la persona real. El suyo es un ejemplo de cómo la esclavitud no desapareció de España en los años en los que dicen las leyes. Sin embargo, por las calles de El Puerto, Cándida pudo vivir como una persona libre.