Blas de Lezo

Blas de Lezo y Olavarrieta está considerado por muchos como uno de los héroes de la Armada Española. Nacido en Guipúzcoa en 1689, su peculiar figura tullida por multitud de heridas de guerra, su capacidad estratégica y algunas gestas como la defensa de Cartagena de Indias sitúan a este personaje a la altura de toda una leyenda. Por eso a continuación vamos a analizar a fondo qué hizo Blas de Lezo.

La infancia de Blas de Lezo

Blas de Lezo nació a finales del siglo XVII, en una familia guipuzcoana con unos estrechos lazos con el mar. De ahí que el joven sintiera desde el primer momento una vocación marinera que ya había acompañado a muchos de sus antepasados. De esta forma, el 1702 el joven entra en la marina francesa. No es un error: la llegada al trono español de Felipe V había unificados las armadas francesa y española, por lo que se podía navegar y guerrear en cualquiera de las dos de forma indistinta.

Y los primeros años de aventuras en el mar del joven Blas no fueron poca cosa. Su primera entrada en combate se produjo en 1704, frente a las costas de Vélez Málaga. En esta batalla, Blas recibiría un cañonazo que le arrancó su pierna izquierda por debajo de la rodilla, siendo esta la primera de las muchas heridas que portaría el marinero como enseñas de sus hazañas. Tanto Felipe V como el rey Luis XIV de Francia lo recompensaron, y el joven ascendió rápidamente a puestos más importantes en la armada.

Poco después, en 1707, Blas de Lezo perdería también su ojo izquierdo, esta vez estando combatiendo junto a la armada de los Saboya. Poco a poco, el renombre del vasco comenzó a destacar entre toda la marinería francesa y española, por lo que no dejó de ascender en el escalafón militar. Fue en 1712 cuando la armada española volvió a ser independiente de la francesa, quedando Blas de Lezo encuadrado en sus filas. Lezo pasó a formar parte entonces de la tripulación del capitán Andrés de Pez, quien vio las cualidades del aún joven marinero e hizo todo lo posible para que este ascendiese.

Y esto no tardó en suceder, ya que en el mismo año de 1712, Blas de Lezo se convirtió en capitán de navío. En 1714 defendió Barcelona del asedio que sufrió durante la Guerra de Sucesión al mando del Campanela, sufriendo otra de las heridas que portaría de por vida: una bala de mosquete le dejó completamente inútil el brazo derecho.

En dirección a América

Tras las aventuras que se han detallado, y con solo 26 años, Blas de Lezo ya era cojo, tuerto y manco. Y, además, una leyenda dentro de la armada. Los marineros lo conocían como «anka motz», que viene a significar «pata palo» en el vasco de la época. En 1716, este personaje fue destinado a escoltar la flota de galeones que se movía entre el Nuevo Mundo y España con el fin de proteger las riquezas que estos transportaban.

De Lezo destacaría en esta empresa y, tras un breve paso por Cádiz, fue destinado a Perú para erradicar a los piratas que causaban estragos en la zona. Los tres años siguientes fueron tan intensos que la armada que partió para defender Perú quedó prácticamente inservible, y buena parte de sus integrantes muertos. No fue el caso de Blas de Lezo, quien acabó siendo nombrado general de la Armada y jefe de la Escuadra del Mar del Sur en 1723.

Un nuevo paso por Europa

Concluida la defensa de las costas de Perú, Blas de Lezo volvió a surcar los mares europeos. Esta vez como jefe de la escuadra naval del Mediterráneo, con la que realizó diferentes actividades, como recaudar impuestos para la Corona Española o limpiar las aguas del mar de piratas. El momento álgido de esta etapa en la vida de Lezo se produciría en 1732, con la conquista de la ciudad de Orán en la actual Argelia. Como consecuencia de esta gesta, que eliminó uno de los puertos seguros de los piratas otomanos, Lezo se convirtió en uno de los marineros favoritos de la corona, lo que lo llevó directamente a la corte como teniente general de la Armada.

Pero el cuerpo tullido de Blas de Lezo y las necesidades de un hombre de acción poco encajaban con la elegancia de la corte y sus costumbres. Así pues, el marinero pidió volver a la acción y, en 1737, partió de nuevo hacia América como comandante general de una flota con destino a Cartagena de Indias.

La importancia de Blas de Lezo en Cartagena

Para saber quién fue Blas de Lezo y qué importancia tiene en la historia de Cartagena hay que detenerse en este preciso momento. Tras una serie de disputas diplomáticas con Inglaterra, que financiaba a buena parte de los piratas de la zona que hostigaban a los galeones españoles, Cartagena de Indias fue asediada. En 1741, los muros de la ciudad vieron la que fue la mayor armada de la historia hasta 1944, con el desembarco de Normandía. La batalla parecía decantarse del lado de los ingleses, que superaron las defensas españolas hasta recluir a estas en el Castillo de San Felipe. Sin embargo, las tropas españolas, con el conocido como Mediohombre al frente, consiguieron defender la plaza de una forma espectacular e inaudita, poniendo a los ingleses en retirada.

Pero, tras todas estas espectaculares aventuras, lo cierto es que el cómo murió Blas de Lezo no hace honor a su historia. Sería una infección producida por las heridas causadas en el asedio inglés lo que se llevó, en el mismo 1741, al comandante general. En aquel tiempo, su figura fue denostada debido a su mala relación con el virrey de Nueva Granada, lo que hizo que fuese uno de los pocos marinos que no recibiera recompensa alguna por su papel.

Esta solo sería recibida más tarde por su hijo de manos de Carlos III, quien otorgaría a la familia el marquesado de Ovieco. La biografía de Blas de Lezo nos muestra el semblante de un marinero que forjó parte de la historia militar de España, y sin el que no habría sido posible el dominio de buena parte de los mares del mundo.