Adolf Hitler

Adolf Hitler nació en Braunau am Inn el 20 de abril de 1889 y falleció en Berlín el 30 de abril de 1945. 

Adolf Hitler fue el máximo dirigente de la Alemania Nazi desde que fuera nombrado canciller en 1933. Hijo de un aduanero austriaco, fue el tercer hijo de sus padres (primos carnales).

INFANCIA

Su infancia estuvo rodeada del maltrato de su padre y de las mudanzas continuas. Buen estudiante de pequeño, perdió el interés por la escuela como una forma de revelarse contra su padre ya que quería que él quería que fuera agente aduanero. Hitler siempre dijo que fue un pintor frustrado, por ello pintó todo lo que pudo durante su vida e incluso fingió una enfermedad para poder ser expulsado con 16 años de la escuela y dedicarse a la pintura.

Fue entonces cuando comenzó a leer libros históricos y mitología alemana. Esta obsesión por los relatos sobre el pueblo alemán le convirtió en un ferviente nacionalista pangermano, que aborrecía a los Habsburgo y la diversidad étnica del Imperio Austrohúngaro.

Adolf Hitler vivió los siguientes años a caballo entre Linz, donde vivía su madre, y Viena, donde tras dos intentos fallidos de entrar en la Academia de Bellas Artes, se ganó la vida pintando cuadros además de otros trabajos como barrendero de nieve u obrero de la construcción.

En 1913 huyó del Imperio Austro-Húngaro para evitar prestar el servicio militar, refugiándose en Munich. Allí, se enroló en las filas alemanas durante la IGM. Tras la derrota, la mente de Hitler se decantó aun más a la ultra derecha, acusando a los políticos de haber traicionado a Alemania por haber aceptado las condiciones del Tratado de Versalles.

COMIENZA EN POLÍTICA

Hitler ingersó en un partido ultraderechista en el que fue ascendiendo hasta ser el máximo dirigente. Este partido, el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes, se declaraba antisemita, nacionalista, antliberal, anticomunista y antipacifista.
Influido por Mussolini, este partido se alimentaba de los temores de los alemanes ante la crisis que vivía el estado. El primer intento fallido por alzarse con el poder fue en 1923 por el cuál acabó en la cárcel durante nueve meses, durante los que escribió su obra Mi Lucha. En este libro plasmaba sus ideas políticas y los patrones a seguir para llevar a la fuerza aria a lo más alto.

Una vez abandonó la prisión, Hitler reflotó el Partido Nacionalsocialista expulsando a todos aquellos que no compartieran sus ideales o que pudieran hacerle sombra. Fue entonces cuando se rodeó de Goering, Goebbels y Himmler. El trabajo conjunto de su séquito llevó del lado de Hitler a miles de alemanes descontentos con la crisis en la que estaba el país.

Poco a poco fueron ganando adeptos hasta que en 1933 fue nombrado jefe de gobierno por Hindenburg. Estando ya en la posición de poder, destruyó el régimen constitucional e instauró una dictadura de partido único con él como máximo referente. Daba comienzo el Tercer Reich, un régimen totalitario nacionalista exacerbado y con la exaltación de la superioridad racial.

Tras la muerte de Hinderburg, Hitler se proclamó Führer de Alemania sometiendo al ejército a un juramento de fidelidad. Todos aquellos que no lo siguieran acabaron muertos o malheridos en la Noche de los Cuchillos Largos de 1934. Además se aceptaron las Leyes de Nuremberg que iban allanando el camino a Hitler para el exterminio sistemático de los judíos.

Hitler comenzó a entablar lazos fuertes con otros dictadores europeos como Mussolini o Franco y mandando tropas a las contiendas de éstos en sus países, la antesala y un terreno de prácticas ideal para la IIGM.

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

1939, Alemania contaba con un ejército profesional bien entrenado, adoctrinado y armado en los últimos años y con una sola idea en su cabeza, el dominio de Europa y del mundo.

Hitler invadía Polonia encontrándose con la oposición armada de Francia y Gran Bretaña, estallaba la IIGM. Durante los primeros dos años de guerra, el ejército alemán derrotó a sus oponentes ocupando Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Yugoslavia y Francia. Además, contaba con aliados como Hungría, Rumanía, Bulgaria, España, Italia y Finlandia.

Gran Bretaña resistía como podía los intentos de invasión y los bombardeos alemanes. Fue entonces cuando Hitler decidió ir a por la Unión Soviética, ya que le daría un territorio inmenso y la puerta a Asia.

Los soviéticos contraatacaron y fueron quitando terreno y mermando el ejército alemán. En 1945 logró tomar Berlín, lo que ayudado por el ejército norteamericano por el frente occidental, derrotó a Hitler y a su reinado de terror.

Hitler fue perdiendo poder y aliados hasta verse recluído en un búnker de la Cancillería dónde se suicidaría terminando con uno de los dictadores más sangrientos y temibles de la historia.

Atrás quedaba su política de exterminio judío (con millones de judíos asesinados en los campos de concentración), de superioridad aria y de conquista del mundo bajo su mando.