En el programa de televisión Fondo de Armario, Laura Opazo nos enseña cuáles son las prendas básicas que no nos deben faltar así como su historia y formas de llevarlo.
En el capítulo 1, Laura Opazo nos habla de un complemento: el collar de perlas. Aunque puede parecer algo clásico, es una joya que puede dar un toque elegante a cualquiera de nuestros looks.
Un poco de historia…
La palabra “perla” quiere decir “único” y es que no existen dos perlas iguales. Además, es una de las gemas más antiguas del mundo y fue considerada, durante siglos, la de mayor valor.
El “nacimiento” de una perla ocurre dentro de una ostra. Un agente externo, como un poco de arenilla, origina que el molusco, a modo de defensa, lo cubra con capas y capas de nácar y, a lo largo de los años, se forma la perla.
En la mitología griega, la diosa del amor Afrodita nace dentro de una ostra, igual que una perla.
Las mujeres romanas solían acostarse cubiertas de perlas para, al despertar al día siguiente, recordar lo ricas que eran.
Hasta 1919 se cazaban como tesoros en el mar. Pero a partir de ese año se comenzó a hacer como producción perlífica. Hoy en día, el 98 por ciento de las perlas naturales que existen proceden de granjas perlíferas.
Cómo elegirlo:
Junto a Laura Opazo nos vamos a conocer a Vivian Shen, quien lanzó hace 12 años su firma de joyería que tiene como epicentro la perla.
Las perlas naturales no son esferas perfectas, todas son diferentes entre sí. Esta característica nos facilita saber distinguir entre perlas auténticas y bisutería. Además, cuando tocas la perla natural, sube su temperatura. Tienen una luz luminosa y natural, no tan brillante como la bisutería. Podemos comprobar que una perla es original si, al frotarla, suelta un polvo fino.
También visitamos la firma Majorica, unas perlas hechas por la mano del hombre. Es una perla con una base de cristal opalino cubierta de diferentes materiales del mar. Estas perlas se fabrican en Manacor desde finales del siglo XIX.
Consejos:
Las perlas suelen ser muy caras, así que lo suyo es que podamos heredarlas. Para conservarlas en perfecto estado debemos guardarlas siempre en su estuche, separadas del resto de joyas. Estos estuches deben estar forrados en su interior con terciopelo, algodón o seda.
También es importante que, cada vez que nos maquillemos y nos peinemos, no las tengamos puestas, ya que los componentes químicos son agresivos y pueden dañarlas.
Cuando nos las vayamos a quitar hay que limpiarlas con un trapo húmedo.
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