En el capítulo 4 de Como en Casa nos desplazamos a 15 kilómetros de Soria, a través de los campos de Castilla, donde encontramos Aldealseñor, un pueblo habitado por cuarenta personas que esconde uno de los lugares más interesantes y encantadores de Castilla y León, el hotel Torre Aldealseñor.
El edificio data del siglo XIV y está coronado por una torre árabe, ambos rehabilitados por el arquitecto José María Pérez Peridis. El escudo nobiliario de la fachada recuerda a sus primeros dueños, los Salcedo. La torre-palacio ahora se encuentra regentada por un matrimonio de Getxo y abrió sus puertas como hotel hace cuatro años.
El complejo cuenta con 16 habitaciones decoradas con baños vistos y un uso magnífico de la luz, que otorgan confort y hacen que las instancias tengan carácter propio. El mobiliario combina la vanguardia y el paso del tiempo del lugar.
La sala de fumadores, o zona de estar, se emplea para relajarse, leer, charlar o disfrutar de este espacio mágico. La decoración, ecléctica, combina con armonía las distintas tendencias. La sala de juegos cuenta con dos mesas preparadas para jugar a las cartas o otros juegos a disposición del cliente.
La joya de la corona de este hotel es la torre, con cuatro plantas de diferentes usos: sala de exposiciones, una de lectura y otra para escuchar música, ésta última situada en la cima de la torre.
El comedor da cabida a unos 50 comensales donde se desarrolla la gastronomía de la aldea, con productos autóctonos y de temporada; una cocina «sencilla pero sincera». El hotel también ofrece la oportunidad de disfrutar de un masaje en la habitación.
Más de 8.000 metros cuadrados rodean los jardines de Torre Aldealseñor, que dan la oportunidad al visitante de disfrutar de distintas actividades, como el curso de micología que el propio hotel oferta a los clientes.
Por último, la zona oculta del hotel es una sala de conciertos que Román, el varón de la familia, se encarga de dirigir. En este salón de eventos se celebra, de manera mensual, al menos un concierto: flamenco, jazz, música clásica, tango… Una manera de culminar esta visita mágica.
