Las leyendas urbanas y las historias virales no dejan de advertirnos de escalofriantes «llamadas de la muerte», que supuestamente matarán a cualquier persona que tenga la mala suerte de contestar a una llamada telefónica de un número concreto. Hay un sinfín de variaciones de estas leyendas urbanas, pero se cree que uno de los primeros y más infames casos se produjo el 13 de abril de 2007: un fenómeno internacional conocido como el escándalo de los «números rojos».

Al parecer, este caso se originó en Pakistán a través de una cadena de correos electrónicos de origen desconocido, en la que se advertía a la gente de que jamás contestase a ninguna llamada en la que el número de la persona que llamaba apareciese en forma de números rojos en el teléfono móvil de la víctima. La secuencia numérica variaba dependiendo de quién compartiera la historia, pero casi siempre se hablaba de los llamados «números rojos». Según estos correos electrónicos, la llamada contenía una señal de alta frecuencia capaz de causar daños nerviosos importantes y potencialmente letales.

Los rumores se extendieron hasta que los funcionarios del gobierno y las empresas de telecomunicaciones se vieron obligados a investigar las supuestas llamadas. Sus investigaciones concluyeron que estos dispositivos móviles eran técnicamente incapaces de recibir o transmitir frecuencias que pudieran provocar este tipo de daños físicos, y las autoridades emitieron avisos a los ciudadanos asustados afirmando que la historia de los Números Rojos era un bulo elaborado.

Pero para entonces, la historia ya se había vuelto viral y se había extendido por el Oriente Medio, Asia y África, donde en cada región circularon advertencias casi idénticas a través de correo electrónico y redes sociales, desencadenando muy a menudo casos de histeria masiva que obligaron a las autoridades locales a emitir avisos de advertencia análogos a los de Pakistán.

Cuando el pánico llegó a su nivel más extremo, los usuarios hicieron circular algunos números que, según ellos, eran los «números mortales».

A pesar de que no hay pruebas de daños físicos o muertes por contestar a las llamadas de estos u otros números sospechosos, y de la existencia de un certificado de «Falsificación» de Snopes que indica que seguramente se trata de un bulo, el mito de los «Números Rojos» persiste aún hoy. Pero aunque las probabilidades son prácticamente nulas, no se puede negar que te deja con una sensación espeluznante de que tu teléfono podría, algún día, llegar a hacerte daño o incluso matarte… y no nos referimos sólo a las discutibles afirmaciones que relacionan el uso de los dispositivos móviles con el cáncer.

Al fin y al cabo, si tu teléfono puede grabar, hacer fotos y rastrear cada una de tus palabras y movimientos, mientras recoge toda tu información personal en busca de posibles delitos, ¿quién sabe de qué más es capaz?

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