La terrorífica señal cifrada ¿Real o fake?

La terrorífica señal cifrada ¿Real o fake?

La terrorífica señal cifrada ¿Real o fake?

El caso de creepypasta que vamos a analizar hoy – como es habitual – no puede atribuirse a un autor concreto, y este testimonio en concreto es algo confuso por lo que lo hemos editado para que quede mucho más claro.

El origen de esta historia se remonta a aquellos tiempos en los que no había señales de televisión digitales, por lo que es posible que haya versiones «actualizadas» circulando por ahí, pero cabe suponer que dichas variantes sean exageradas o falsas. Pero no podemos asegurar a ciencia cierta que la historia que hemos encontrado sea falsa.

La autora empieza su testimonio relatando como una extraña fuente de sonido empezó a emanar de su televisión cada vez que la sintonizaba en un canal determinado. No ocurría siempre, pero sí lo suficiente como para llamar su atención. Lo describe como el tipo de zumbido que se escuchaba por los altavoces del equipo de música cuando el receptor estaba sintonizado dentro de una banda no utilizada, con el volumen casi al máximo. Una vibración intensa pero muerta… el sonido de la nada.

Al principio, el ruido sólo iba acompañado de la estática de su televisión… pero un día decidió experimentar y ajustar la señal en ese canal. Según ella, esa fue la primera vez que pudo distinguir los rostros de unas personas entre la estática.

Al principio, lo más extraño era la falta de movimiento de los rostros que veía; parecía que sólo eran imágenes fijas colocadas delante de una cámara de televisión, o una grabación de vídeo detenida en un solo fotograma.

Entonces se dio cuenta de que algunos de los rostros estaban deformados.

Algunos estaban retorcidos con expresiones extrañas; otros presentaban cicatrices, lesiones, llagas supurantes o desfiguraciones parecidas. Nunca vio sus cuerpos enteros; sólo las imágenes inmóviles de sus rostros.

Tenían la mirada perdida en la pantalla y parecía que no veían la cámara, y miraban más allá del objetivo… casi como si la estuvieran mirando directamente a la autora de este relato.

Pasaron unas semanas y las imágenes del canal empezaron a cambiar.

Los rostros que parecían estar enfermos o con cicatrices empezaron a tener un aspecto más horrible; o bien el estado de las personas había empeorado, o simplemente la imagen estaba adquiriendo bastante nitidez para desvelar la gravedad de sus desfiguraciones. El autor pensaba que las personas se estaban descomponiendo con el paso de los días.

Poco después, el sonido y las imágenes comenzaron a interferir con otros canales, apareciendo como una superposición fantasmal en cualquier programa que se estuviera emitiendo.

Descartando el problema como algo técnico, decidió reemplazar el viejo televisión. Pero antes de deshacerse de él, lo encendió para ver por última vez aquella extraña señal y las imágenes que la acompañaban.

Pero ya no se veían las imágenes. El sonido, las caras, todo había desaparecido. Los demás canales se sintonizaban con normalidad, pero las otras anomalías ya no aparecían, hiciera lo que hiciera para intentar recuperarlas. Aún así, compró un nuevo equipo, pero guardó el original en una habitación de invitados y se olvidó de él.

Hasta que volvió a oír ese ruido en mitad de la noche.

El sonido familiar venía de la televisión de la habitación de invitados. De algún modo, se había encendido sola… a pesar de que nunca la había enchufado después de meterla en su nueva ubicación.

Las imágenes habían vuelto también. Pero esta vez, se veían los rostros con más claridad… y quizá incluso más cerca de la cámara. Parecía como si estuvieran fuera de una ventana deformada, mirando hacia dentro, intentando ver lo que había dentro.

Pulsó el botón de encendido y el televisor se quedó en silencio. No pudo explicar los sonidos y las imágenes que salían del televisor apagado… tenía que ser algún tipo de anomalía eléctrica, o tal vez si que lo había enchufado.

De todas formas, se aseguró de que estuviera desenchufado esta vez… y a la mañana siguiente, llevó el aparato hasta la acera y llamó a una organización benéfica para que lo recogiera.

Parecía que el asunto había terminado ahí… pero, por supuesto, ya se sabe que eso nunca sucede con este tipo de historias.

La última noticia que tenemos de la autora es que los rostros horribles volvieron a aparecer. Pero no en su nueva televisión… ni en ninguna otra. Esta vez, afirma, que empezó a verlas por todas partes. El sonido volvió también: cada vez más fuerte… y hasta pensaba que podía oír voces dentro de él.

Todavía estaban desenfocados los rostros, que permanecían en la esquina de su visión periférica… pero algo muy importante había cambiado.

«Esta vez se estaban moviendo», afirma.