Cómo las películas de terror nos ayudan a superar nuestros miedos

Cómo las películas de terror nos ayudan a superar nuestros miedos

Cómo las películas de terror nos ayudan a superar nuestros miedos

El segundo martes de octubre es el «Día de Afrontar tus Miedos», una día que te brinda la oportunidad de enfrentarte a tus miedos, superarlos y aprovechar el momento. Teniendo esto en cuenta, dedica un momento a reflexionar sobre cómo sería tu vida si pudieras vencer algunos de tus mayores miedos. ¿Qué cosas harías de manera diferente?

El cine de terror siempre ha sido uno de los géneros más marginados, un producto poco comprendido, incluso rechazado, que se tacha a menudo como un espacio repugnante y juvenil para amateurs. Cuando a veces se ha hecho más popular, como ocurrió en la época posterior a Hiroshima o durante el mandato de Nixon a principios de los años setenta, tuvo unos instantes de protagonismo antes de quedar relegado de nuevo a un lugar secundario.

Entonces, ¿Cuál es la razón por la que el cine de terror ha superado la prueba del tiempo y está viviendo un momento de gloria como nunca antes?

La cuestión fundamental es ¿Qué es lo que nos produce miedo hoy en día?

Una parte de esta popularidad del cine terror se debe a los remakes y a las sagas consolidadas, como It, Los Warren y Halloween, mientras otra parte se debe a la llegada de nuevas caras con ganas de hablar de la realidad actual. Cuanto más aterradora es la realidad, más aterradoras son las historias que escribimos, y el clima político y social actual ha traído consigo una serie de terrores desoladores, como el racismo, la misoginia, la codicia, la homofobia, la transfobia, la destrucción del medio ambiente, y la xenofobia entre muchos otros.

Ante estos temores, cineastas como Jordan Peele, Jeff Barnaby e Issa López han ideado unas películas magníficas y llenas de significado. Déjame salir, de Peele, es una inteligente sátira de los liberales blancos racistas, mientras que su segunda película, Nosotros, hace hincapié en la grave situación de los marginados en Estados Unidos. Blood Quantum de Barnaby se basa en los argumentos de los zombis para atacar las estructuras coloniales devastadoras de Canadá. La hermosa fábula de López Vuelven sigue a un grupo de jóvenes huérfanos en México que sufren unos tratos crueles cuando sus padres son asesinados. Esa crueldad recuerda a los horribles tratos sufridos por los niños inmigrantes en los Estados Unidos.

Estas y otras cintas no sólo nos asustan, sino que nos aportan conocimientos que nos permiten definir -y, por tanto, afrontar- nuestros temores. Dar un nombre a los monstruos es la mitad de la batalla en la lucha contra ellos. Por ejemplo, el «Lugar Hundido» en Déjame salir se ha convertido en un símbolo ominoso para la opresión que sufre gente negra.

Estas cintas también nos consuelan. Diseccionan los terrores para que podamos analizarlos a salvo gracias a esa distancia que nos proporciona ver las cosas en una pantalla. En palabras de Stephen King, «sabemos que una película tiene un final, lo cual nos da la esperanza de que el dolor que sufrimos en la vida real también acabará».

Los estudios cinematográficos más prestigiosos, como Universal, Warner Bros. y New Line, han producido películas de terror de grandes presupuestos con mayor frecuencia en los últimos años. Aunque este tipo de cine siempre ha sido un recurso importante para los cineastas independientes – La matanza de Texas, LA noche de Halloween y El proyecto de la bruja de Blair son tan sólo tres ejemplos destacables – es bastante alentador ver cómo los grandes estudios se percatan de ello. Según la página web The Numbers, las películas de terror han recaudado más de tres mil millones de dólares en la taquilla nacional entre 2016 y 2019. La película Déjame salir recaudó más de 176 millones de dólares en 2017 por sí sola. Muchas series de televisión populares, como American Horror Story, The Twilight Zone, The Walking Dead y The Haunting of Hill House, también se centran en asustar al público.

Aunque el terror siempre ha contado con personas marginadas, como el monstruo de Frankenstein y Jason Voorhees, estos marginados y las personas que cuentan sus historias casi siempre han sido hombres blancos. Las historias de terror han estado presentes desde el inicio de la humanidad, pero las películas y los series de televisión mainstream sólo han empezado a contar con la participación de artistas discriminados por raza, personas LGBTQAI2+ y personas sordas y discapacitadas.

El auténtico cometido del cine de terror es el vínculo que creamos, la comunidad que surge al compartir y superar nuestros miedos mutuos. El cine de terror no es un simple medio de entretenimiento para afrontar lo que nos asusta. También supone una vía fundamental para que las voces marginadas puedan contar sus historias de una forma directa. No hay límites para una película de terror, por lo que no existen límites en cuanto a las posibilidades de contar historias.

No hay ninguna garantía de que el cine de terror y las personas implicadas en él se conviertan en una parte importante de nuestro panorama cultural. Pero si seguimos comprando entradas de cine y apoyando a estos cineastas, quizá, en cualquier caso, las conversaciones que tengamos evolucionarán lo suficiente como para atenuar nuestros miedos. Siempre habrá algo que nos dé miedo, pero tal vez no será un miedo constante y apocalíptico