Santiago Carrillo

La biografía de Santiago Carrillo, personaje esencial en la historia de España, se va desplegando a lo largo de los tres últimos cuartos del siglo XX. Fue testigo de la Guerra Civil, la dictadura franquista, la transición y los primeros años de democracia. El conocimiento de su figura es una forma de comprender cómo se desarrolló en estos periodos la política de izquierdas española en su vertiente comunista.

 

Infancia y primeros años en política

Santiago Carrillo nació en Gijón un 18 de enero de 1915. Su familia estaba fuertemente ligada a los movimientos obreros que se desarrollaron en Asturias en la primera parte del siglo XX. Tanto es así que su padre era un conocido líder socialista con una presencia pública bastante pronunciada.

De esta forma, el joven Santiago nació y creció en un ambiente decididamente de izquierdas en el que se pudo empapar de la política desde sus primeros años. La formación del joven se desarrolló sin demasiados momentos destacables, aunque su activismo político comenzó muy pronto.

Carrillo decidió seguir la filiación política paterna y enrolarse en las juventudes socialistas, un grupo en el que ascendería a lo más alto. Se convirtió en el secretario general de este grupo en 1934. Antes de esto ya había alcanzado notoriedad pública debido a que comenzó a escribir en El Socialista, un periódico de inspiración izquierdista que gozó de amplia difusión en la zona de Asturias.

También en 1934, Carrillo probaría por primera vez lo que era pasar una temporada en la cárcel. El por entonces líder de las juventudes socialistas participó muy activamente en la Revolución de Octubre de Asturias, que fue sofocada por el ejército español de una forma drástica.

Esto le valió a Santiago una estancia de dos años en la cárcel. Así, hasta 1936, a las mismas puertas de la Guerra Civil, Carrillo no volvería a la actividad pública. Nada más salir, el joven luchó por la reunificación de las juventudes socialistas y comunistas, lo que conseguiría creando las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas), que fueron fundamentales en los momentos previos al conflicto nacional y en su desarrollo.

También fue durante estos años, exactamente en 1937, cuando Carrillo pasaría de militar en las filas socialistas a hacerlo en las del Partido Comunista de España, siglas que ya no volvería a abandonar jamás.

Durante la Guerra Civil, Carrillo tuvo un gran protagonismo como miembro de la Junta de Defensa de Madrid. No obstante, el resultado final del conflicto hizo que tuviera que abandonar el territorio español y embarcarse en un exilio que lo condujo directamente a la Unión Soviética.

 

El exilio

Durante los años que el asturiano vivió en el exilio, la popularidad de su figura entre los militantes de izquierdas no hizo más que crecer. Carrillo actuaba como miembro del comité central del PCE en el exilio, por lo que su papel en la organización del mismo, que intentaba desestabilizar desde fuera a la dictadura franquista, fue enorme.

Sin embargo, Carrillo no era por entonces el número uno del partido. Este puesto estaba en manos de Dolores Ibárruri, la Pasionaria, quien lo ostentaría hasta 1960. Fue entonces cuando Carrillo se alzaría con el puesto de esta y tomaría el testigo de una de las mujeres más carismáticas de la política española de todo el siglo XX.

Una vez con el control del partido, Santiago Carrillo comenzó un viraje ideológico que alejó al PCE de las doctrinas soviéticas. En gran parte, esto se debió a la invasión de Checoslovaquia, un acto que el líder asturiano condenó enérgicamente y que le acercó al partido comunista italiano, lo que dio forma a lo que se conoció como eurocomunismo.

 

La vuelta a España de Santiago Carrillo

Desde que se alzara con el poder del PCE en 1960, Carrillo hizo sustituir la lucha activa dentro del territorio español por una idea de reconciliación entre las diferentes tendencias políticas existentes en España. Sin embargo el líder de izquierdas no pudo poner un pie en España durante toda la dictadura franquista.

Su vuelta del exilio se produjo en 1975, una vez que Francisco Franco murió. Carrillo cruzó la frontera y se hizo detener para exponer el problema de la legalización del PCE de una forma clara. En la cárcel estuvo solamente doce días, ya que fue rápidamente liberado como una muestra de buena voluntad por parte de las autoridades del gobierno, que ya empezaban a vislumbrar que la legalización de los comunistas era condición necesaria para comenzar un nuevo periodo en España.

El 9 de abril de 1977, el PCE volvió a ser legal, algo a lo que contribuyó Carrillo al imponer una política de moderación que daba garantías de comportamiento democrático desde las filas comunistas.

Desde las primeras elecciones democráticas después de la dictadura en 1977, Carrillo se convertiría en diputado, un puesto que renovó tanto en 1979 como en 1982. Sin embargo, su creciente moderación y su acercamiento al PSOE hicieron que buena parte de las personalidades comunistas comenzaran a alejarse de él y a ver su figura desde la distancia ideológica.

 

Tanto es así que el líder fue expulsado del PCE en 1986. En este momento, Carrillo decidió fundar su propio partido con algunos de sus seguidores más leales. El nuevo grupo sería llamado Partido de los Trabajadores de España, aunque terminó fusionándose con el PSOE en 1991 tras un enorme fracaso en las elecciones.

Pero Carrillo no formó parte de esa unión, ya que antes decidió apartarse por completo de la política y comenzar su retiro. Eso sí, la figura del gijonés, libre ya de afiliaciones y de cargos públicos, nunca dejó de tener repercusión en el día a día de la política española, ya que sus opiniones siempre fueron demandadas por los medios de comunicación.

En 2012, Santiago Carrillo murió en la ciudad de Madrid. La biografía de Santiago Carrillo es la de una figura clave en la política española de todo el siglo XX, y es que el asturiano estuvo presente como un agente importante en muchos de los momentos decisivos de esta etapa.