Miguel Hernández

Cuando analizamos la biografía de Miguel Hernández, uno de los mejores poetas españoles del siglo XX, vemos que no lo tuvo fácil. Se trata de un hombre hecho a sí mismo, un artista que supo sacar lo mejor en cada una de sus obras.

Miguel Hernández: los orígenes

Este poeta y dramaturgo, perteneciente a la Generación del 27, nació en Orihuela el 30 de octubre de 1910. Murió joven, con 31 años, el 28 de marzo de 1942 en Alicante.

Hijo de Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert, fue el tercer hermano de un total de siete. Su padre era pastor de cabras, por lo que el dinero nunca sobró en su familia. Aunque empezó estudiando con los jesuitas, pronto abandonó el centro para ponerse a trabajar como lechero y en el oficio paterno. Fue su progenitor, precisamente, quien lo condicionó para hacerlo.

Su vocación personal y su pasión por la lectura le llevó a leer, por su cuenta, todo tipo de obras de la poesía clásica española. Prestó especial interés a creadores como Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora y Calderón de la Barca, que influirían sus versos posteriores. También sintió predilección por Antonio Machado y por Rubén Darío. De la mano de Ramón Sijé, comenzó a participar en las tertulias literarias en las que conoció a Josefina Manresa, su futura esposa y su musa principal. En su vientre se gestaron los dos hijos de la pareja.

Otro factor clave en su génesis poética fue el viaje a Madrid, que realizó con 24 años. Allí coincidió con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, con quien lanzó la publicación Caballo Verde para la Poesía.

La ideología marxista y personalizada de Neruda influyeron en el alicantino y progresivamente se alejó del catolicismo en el que se había criado. Se afilió al Partido Comunista Español y colaboró con la república para acercar la cultura a las zonas más deprimidas del país. De hecho, durante la Guerra Civil se alineó, con beligerancia, en el lado republicano, en cuyo ejército se alistó.

Entre 1936 y 1939, los años de la contienda bélica, se casó con Josefina Manresa. También publicó poemas en diferentes revistas e incluso dio recitales poéticos en el frente.

La muerte de su primer hijo, en 1938, y el nacimiento del segundo, al año siguiente, también completaron su inspiración literaria. Al fallecido Manuel Ramón dedicó el poema Hijo de la luz y de la sombra, así como otros incluidos en el Cancionero y romancero de ausencias. A Manuel Miguel, el segundo hijo, le escribió el poema Nanas de la cebolla.

Al terminar la guerra, fue detenido junto a la frontera de Portugal. Lo condenaron a muerte, aunque después se le cambió la pena por 30 años de cárcel.

En este internamiento estuvo preso en dieciocho prisiones distintas, hasta que murió en la cárcel de Alicante a causa de una bronquitis que enlazó con tifus y, finalmente, derivó en tuberculosis. Fue sepultado en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio, donde descansa en compañía de su esposa e hijo.

Como podemos imaginar, la época en la que vivió Miguel Hernández influyó considerablemente no solo en su obra, también en su vida.

 

Estilo y obras más importantes de Miguel Hernández

El poeta alicantino es un autor a caballo entre las dos generaciones cumbres de la poesía española. La del 27, con Lorca a la cabeza, y la del 36. En realidad, por fecha de nacimiento debería ser asociado a esta última, junto a Leopoldo Panero y Luis Rosales, entre otros. Sin embargo, su estilo y sus relaciones se dirigieron más a los poetas del 27.

Lo más característico de Miguel Hernández como autor es la gran fuerza expresiva, la vehemencia, la voz absolutamente propia y la vitalidad trágica de su enfoque. Sus temas principales fueron los más excelsos de la existencia: el amor, la vida y la muerte.

Estas son las obras más importantes de Miguel Hernández:

  • Perito en lunas. Fue su primera colección de poemas, publicada en 1933. Junto a marcadas influencias gongorinas, empezó a mostrar un claro compromiso con los desfavorecidos.
  • El rayo que no cesa. Está considerada la obra con mayúsculas de Hernández. Madura y genial, es para los especialistas su creación maestra. Vio la luz en 1936, siendo el resultado de un trabajo realizado durante dos años. De entre sus múltiples sonetos, la elegía a su amigo Ramón Sijé se eleva hasta los más altos umbrales de la lírica.
  • Viento del pueblo. Durante la guerra escribió este poemario que se publicó en 1937. Dentro de este volumen, incluyó el sentido Canción del esposo soldado, que dedicó a su esposa.
  • Teatro en la guerra. Este mismo año, 1937, vio la luz un compendio de textos dramáticos de diferentes enfoques.
  • El hombre acecha. Es otra obra influida por el enfrentamiento civil, esta vez de 1938-1939. El sufrimiento de la lucha fratricida, los campos de batalla y la crueldad del momento quedan reflejados en sus páginas.
  • Cancionero y romancero de ausencias. Escrito entre 1938 y 1941, fue concluido cuando ya estaba preso. Está dedicado al amor familiar e incluye claras referencias a la soledad. El contraste de su temática con las formas más tradicionales de la poesía castellana popular empleadas resulta fascinante. La concisión y la sencillez se convierten en el mejor altavoz de sus sentimientos.

 

Algunas curiosidades sobre Miguel Hernández

Finalizamos este recorrido por la vida y la obra de tan reconocido poeta con algunos datos y anécdotas curiosas:

  • Su estética era más bien rústica y, según palabras del propio Neruda, era un hombre poco elegante. Un par de alpargatas formaron parte inseparable de su atuendo, incluso en las reuniones más formales.
  • Siempre mantuvo una conexión genuina con la naturaleza y el ámbito rural. Le encantaba escuchar el sonido de sus cabras al dormir e imitaba el sonido de los pájaros.
  • Mantuvo un enconado enfrentamiento con Rafael Alberti en una fiesta.
  • Pese a su amor por su esposa, mantuvo una relación con la pintora Maruja Mallo.

Como acabamos de ver, la biografía de Miguel Hernández fue tan azarosa como productiva. Por suerte, su obra permanece entre nosotros y ocupa un lugar preferente entre la mejor creación poética española.