Marqués de Comillas

La historia del marqués de Comillas nos cuenta la vida de uno de los grandes empresarios del siglo XIX en España. Pero también tiene este relato una parte oscura relacionada con la trata de esclavos. La biografía de marqués de Comillas es, por lo tanto, un lugar lleno de claroscuros que aquí vamos a intentar aclarar adecuadamente.

Infancia y marcha a Cuba

Nacido el 12 de abril de 1817 y bautizado con el nombre de Antonio Víctor López López de Lamadrid, el que sería marqués de Comillas nació en una familia pobre. Si bien es verdad que sus padres procedían de diferentes hidalguías, los recursos económicos no eran nada abundantes.

La situación empeoró, si cabe, cuando el padre murió estrangulado en las calles de Cádiz en 1819. En ese momento, la familia quedó completamente desamparada y la madre tuvo que comenzar a trabajar. Lo hizo como lavandera para los Fernández de Castro, una acomodada familia de Comillas.

La infancia y los años de la adolescencia de Antonio López pasaron así entre penurias. Tanto que al joven se lo mandó a Lebrija con solo 14 años para trabajar en un negocio familiar. Pero el paso de nuestro protagonista por las calles de esta población no tuvo demasiada repercusión en su vida.

Al parecer, en esta ciudad el joven Antonio se vio envuelto en una reyerta con unos bandidos. Esto hizo que la justicia lo persiguiera. Los Fernández de Castro decidieron ayudarlo y consiguieron que pudiera escapar hacia Cuba para comenzar una nueva vida en las provincias de ultramar.

Cuba y la familia Bru

Antonio López llegó a las calles de Santiago de Cuba sin demasiadas perspectivas de triunfar. Sin embargo, la isla era por entonces un mundo de oportunidades y el de Comillas supo aprovechar las que se le presentaron.

El primer negocio que montó fue fundamental en su vida. Antonio abrió un comercio de productos económicos de baja calidad en Santiago. Para ello, alquiló un local al empresario catalán Andrés Bru Puñet.

Con este llegó a entablar una sincera amistad y aprendió de él buena parte de los secretos que habían hecho que el catalán consiguiera fortuna en Cuba. La amistad trascendió al plano personal, ya que López consiguió desposarse con la hija de Bru.

No obstante, el enlace supuso la momentánea vuelta del futuro marqués de Comillas a España. La boda se celebró en Barcelona en 1849 y aumentó considerablemente la posición del novio. Tanto es así que en 1850 se hace con la propiedad del Palacio Moja en la Ciudad Condal como lugar de residencia.

El despegue de la fortuna de Antonio López

El matrimonio solo fue la primera piedra del edificio que levantaría nuestro protagonista. Tras el enlace, la familia parte de nuevo a Santiago de Cuba para seguir desarrollando su red de negocios.

Con la dote obtenida por la boda, Antonio se lanzó a todo tipo de actividades empresariales. Consiguió abrir varias tiendas de ropa; se hizo con plantaciones de caña de azúcar y con cafetales, e incluso adquirió algunos vapores propios.

Era evidente por entonces que Antonio López se estaba convirtiendo en una de las grandes personalidades empresariales. Eso sí, no todo a su alrededor fueron buenas noticias, ya que su faceta de esclavista fue destapada por su propio cuñado varios años después.

El marqués de Comillas y sus esclavos

Aunque todavía no fuera marqués, la mayoría de los expertos concuerdan en que buena parte de la fortuna de López procedía de la venta de esclavos. Esta estaba prohibida ya en buena parte del territorio español, por lo que había que trabajar en ella de forma clandestina.

Las noticias de las actividades esclavistas de López se intentaban silenciar. Sin embargo, los expertos no tienen hoy duda de su veracidad. Eso sí, el relato de su cuñado que destapó en primera instancia estas noticias tiene un claro interés difamador, por lo que exagera en algunos puntos.

Posiblemente, la adquisición de las explotaciones cafetaleras y azucareras y de barcos dio a López la base para comerciar con humanos. Esta era una de las actividades más lucrativas de la época. Así, con solo 38 años de edad, nuestro protagonista ya había amasado una fortuna suficiente como para ser considerado uno de los hombres más ricos de España.

Adquirida su nueva posición social, Antonio decide finalmente volver a España para comenzar la última fase de su vida.

Obtención del marquesado y muerte

En 1855, López regresa de nuevo a España y esta vez lo hace de forma definitiva. La posición del que había sido un simple emigrante en Cuba había cambiado radicalmente y ahora era uno de los grandes empresarios del país.

Una de sus primeras actividades fue construir una naviera que dominaría algunas de las rutas comerciales del Mediterráneo. Pero la auténtica posibilidad de crecimiento apareció durante la Guerra de África.

En este conflicto, López consiguió permisos reales para diferentes trabajos de transporte, por lo que sus posibilidades de negocio se ampliaron considerablemente. Más aún lo harían en 1863 con la apertura del Banco de Crédito Mercantil. El banco sufragó buena parte del ensanche de Barcelona, por lo que los ingresos fueron considerables.

La posición de López había crecido de tal manera que en el mismo año de 1863 alcanzaría su punto más alto. Este momento vino protagonizado por la obtención del marquesado de Comillas que Alfonso XII creó para este próspero empresario.

El marqués de Comillas dedicaría los siguientes 20 años de su vida a expandir su fortuna y a dedicarse a diversas obras de caridad. En 1883, por ejemplo, financió buena parte del Seminario de Comillas que habría de convertirse en la Universidad Pontificia de Comillas.

Sin embargo, el marqués solo vio colocar la primera piedra, ya que murió en ese mismo año de 1883.

La biografía del marqués de Comillas es un relato en el que se mezclan proezas empresariales con pasajes oscuros. Su legado ha sido puesto en duda en muchas ocasiones por su faceta de esclavista, aunque la polémica nunca se ha despejado de su historia.