Isabel II de Inglaterra

Isabel II se convirtió en reina de Inglaterra en 1952, tras el fallecimiento de su padre, el rey Jorge VI. Su reinado ha sido el más longevo del Reino Unido, superando los 63 años del de su tatarabuela, la reina Victoria I de Inglaterra.

Los inicios de una monarca inesperada

Isabel Alejandra María Windsor nació en Londres en 1926. Fue en 1952, con la muerte de su padre, cuando comenzó su reinado.

Como primogénita de los duques de York y tercera nieta del rey Jorge V, formaba parte de la familia real británica. Sin embargo, no estaba destinada a ascender al trono. No obstante, la coronación de su padre como Jorge VI en 1936, tras la abdicación de su hermano (Eduardo VIII), cambió su destino para siempre.

Isabel ingresó en el Servicio Auxiliar de Transporte en 1945, poco antes de que concluyera la Segunda Guerra Mundial. Un par de años más tarde, en 1947, contrajo matrimonio con el príncipe de Grecia y Dinamarca, el teniente Felipe de Mountbatten. Tras el enlace se convertiría en Felipe de Edimburgo y ambos, Felipe e Isabel, recibirían el título de duques de Edimburgo.

Desde muy joven fue consciente de su responsabilidad y obligaciones como princesa heredera. Fruto de su matrimonio nacieron 4 hijos.

  • En 1948 vino al mundo Carlos, príncipe de Gales, conocido a posteriori como Carlos III.
  • En 1950 nació la princesa Ana.
  • En 1960 dio a luz a Andrés, duque de York.
  • En 1964 alumbró a Eduardo, conde de Wessex.

Una de sus directrices fue que los miembros de la familia real que no fueran príncipes o altezas reales debían llevar el apellido Mountbatten-Windsor.

Ascenso al trono

La antigua abadía de Westminster fue testigo de su coronación como reina del Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Ceilán, Sudáfrica e Irlanda del Norte el 2 de junio de 1953. A esta fastuosa ceremonia asistieron representantes de las casas reales europeas y jefes de Estado y, por vez primera, miles de personas pudieron seguirlo por televisión.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el papel político de la monarquía británica se vio reducido considerablemente. De hecho, jugaba un papel casi testimonial y simbólico. No obstante, Isabel II procuró conservar el carácter unificador de la Corona en el antiguo Imperio británico. Así, tras el proceso de descolonización iniciado en los años 60, se reconvirtió en la Commonwealth.

Con este objetivo en mente, hizo viajes internacionales como ningún otro monarca británico hasta la fecha. Estrechó vínculos con sus súbditos de diferentes culturas, creencias y razas.

Fue en Australia donde adquirió la costumbre de dar «espontáneos» paseos para mezclarse con la gente de la calle y saludar sin protocolo.

Pese a la popularidad que le dispensaban sus súbditos, algunos escándalos familiares anquilosaron la monarquía. El príncipe Andrés se separó de Sarah Ferguson y se airearon las tensiones entre Carlos de Inglaterra y Diana de Gales (Lady Di). Además, la princesa Ana se separó de Mark Phillips.

Aunque uno de los peores momentos de la institución llegó con un incendio en el palacio de Windsor. Aquí el Gobierno anunció la asunción de los gastos de reparación sin tener en cuenta las exenciones fiscales de la monarquía ni su abultado patrimonio. Y esto provocó una distancia con el pueblo, que se acentuó con la muerte de Lady Di.

Ello obligó a la reina de Inglaterra a ofrecer una imagen menos protocolaria y fría y buscar nuevos caminos de acercamiento.

Sus 70 años de reinado

Isabel II ha pasado a la historia por ser la monarca más longeva; falleció en Balmoral Castle el 8 de septiembre de 2022. Durante su reinado despachó con 15 primeros ministros británicos, de Winston Churchill a Liz Truss; conoció a 7 papas, 14 presidentes estadounidenses, 18 juegos olímpicos, la disolución de la URSS y la entrada y salida del Reino Unido en la Unión Europea.

Con 25 años ascendió al trono y su primera decisión fue viajar por toda la Commonwealth para mantener el carácter unificador de su imperio. Sus comienzos no fueron sencillos, en parte por la descolonización a la que se tuvo que enfrentar.

Su país fue golpeado duramente en la Segunda Guerra Mundial. Igualmente, perdió el papel predominante que tenía hasta entonces, tal y como se comprobó con la crisis del canal de Suez.

Sin embargo, bajo su mando, cerca de los años 70 se consiguió una mejora de su proyección e imagen en todo el mundo. Algunos factores esenciales fueron 007, The Beatles o los llamativos sombreros y su bolso inseparable, que la convirtieron en un icono más.

Una monarca actual

Aferrada a las tradiciones y con un gran sentido de Estado, no cerró la puerta a las innovaciones necesarias. Tras el incendio del castillo de Windsor, accedió a tributar a Hacienda por sus bienes y solicitó la reducción de la denominada «lista civil». Esta es una subvención que reciben los miembros de la familia real británica en concepto de representación. Desde ese instante, la lista se limitó a sí misma, su esposo y la fallecida reina madre. Por tanto, la reina se hacía cargo de sus hijos, su hermana y su tía.

Por otro lado, con la muerte de Diana de Gales y su discurso lamentando el fallecimiento, volvió a conectar con el pueblo. De este modo, la monarca entró en el siglo XXI con una imagen sólida y renovada, donde el 75 % de los británicos la respaldaban.

El sentido del deber y la prudencia han sido sus principales virtudes.

Jubileo de Oro y adiós a Felipe de Edimburgo

Sus 50 años desde la llegada al trono se vieron empañados por las defunciones de su hermana, la princesa Margarita, y la reina madre. Aun así, una década después, pudo festejar durante 4 días el Jubileo de Diamante acompañada de numerosos representantes de las casas reales del mundo y artistas de la talla de Elton John, Robbie Williams, Ed Sheeran o Paul McCartney.

El 9 de abril de 2021 falleció su marido. Su funeral, debido a la pandemia, contó con numerosas restricciones.

Desde entonces, su agenda se redujo por problemas de movilidad. No obstante, antes de fenecer celebró su Jubileo de Oro y se reunió con Liz Truss, nueva primera ministra.

Esta es la última imagen de Isabel II pública en vida, una vida dedicada a su pueblo.