Federica Montseny

Federica Montseny Mañé nació en Madrid el 12 de febrero de 1905, y murió en Toulouse (Francia) en enero de 1994. Fue la primera mujer en ocupar una cartera ministerial en España, durante la Segunda República. Además, publicó casi 50 novelas y diversas obras sobre política, ética y biografías.

¿Quién fue Federica Montseny?

Federica fue la hija de dos anarquistas, Juan Montseny y Teresa Mañé, quienes editaban La Revista Blanca: una publicación centrada en promover las ideas libertarias. Sus padres fueron un referente a lo largo de su vida, ya que ella misma simpatizaría con la ideología anarquista. Además le transmitieron su pasión por la escritura, lo que haría que publicase su primera novela con 15 años.

A los 18 comenzó a colaborar en la revista de sus padres, hasta 1936, y también en la publicación Solidaridad obrera. Durante esa época aprendió a valorar la libertad, la importancia de los conocimientos y de la capacidad de elección como forma de vida. Estos valores le fueron

transmitidos por sus progenitores, y muy en especial por su madre.

Dada la actividad de sus padres, en la adolescencia pudo presenciar diferentes mítines y conferencias. Formó parte de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), y se dio a conocer en los entornos intelectuales anarquistas a través de La Revista Blanca y el semanal El luchador. Periódico de sátira, crítica, doctrina y combate.

Durante su militancia, que le llevó a recorrer España para divulgar las ideas sindicalistas y revolucionarias, conoció a Germinal Esgleas. Ambos compartían el mismo pensamiento anarquista y militancia. Tras una larga relación, en 1933 Federica tuvo a su primera hija, una niña llamada Vida.

Su máximo protagonismo llegó en 1936, año en el que se inicia la Guerra Civil Española. En noviembre fue nombrada ministra de Sanidad y Asistencia Social del Gobierno republicano. Al principio dudó si aceptar el cargo, debido a sus ideas, pero finalmente acabó por hacerlo. También fue miembro de la FAI (Federación Anarquista Ibérica), la sección más radical de la CNT.

Dejó su cargo de ministra en 1937 sin haber podido realizar ninguna reforma de calado, ya que la guerra y las disputas dentro del Gobierno no constituían un campo especialmente propicio. En 1939 partió al exilio con su familia, para asentarse en Francia.

Los años de la dictadura

Pese a su exilio, vivió en libertad vigilada tras la caída de Francia en manos de la Alemania de Adolf Hitler. Fue perseguida durante los primeros años, y el Gobierno franquista pidió su extradición, pero no prosperó. En la época que pasó exiliada adoptó el nombre de Fanny Germain, y continuó con la publicación de sus artículos. Además, dirigió periódicos anarquistas y pudo viajar a diferentes países para dar conferencias.

En 1944, Francia fue liberada de la ocupación nazi, lo que permitió a Montseny trasladarse a Toulouse. Desde esta ciudad reorganizó el movimiento libertario para oponerse a la dictadura franquista, ya que no renegó de sus ideales anarquistas en ningún momento. Dirigió la CNT entre 1959 y 1960, soportó las diferentes disputas dentro de la organización y no abandonó su activismo durante los años de la dictadura.

Volvería a España en el año 1977, en plena Transición. Allí siguió con su activismo dentro de la CNT y presidió, en Barcelona, el primer mitin de la organización desde la guerra. Su prestigio no se había reducido, y, fiel a sus ideas, no simpatizó con el sistema político que se estaba creando.

Prefería un sistema socialista basado en los derechos individuales, ya que, según sus creencias, cualquier poder terminaría por instaurar una dictadura que oprimiría a la población. Esto, afirmaba, se debía a que el poder crearía sus propios intereses y solo lucharía por ellos, sin tener en cuenta nada más.

El legado de Federica Montseny

Pese a que pudo regresar a España tras el fin de la dictadura franquista, se mantuvo a caballo entre su países de origen y de acogida; al fin y al cabo, sus hijos y nietos permanecían en Francia. Este es solo un ejemplo de cómo a lo largo de su vida trató de compaginar su carrera política con la maternidad, sin rendirse en ninguno de los dos ámbitos. Murió en 1994 en Toulouse, a los 88 años, tras una larga enfermedad.

Su legado perdura hoy en forma de más de 50 novelas y una treintena de publicaciones en revistas en las que defendió sus ideas. Algunas de sus obras más destacadas son Mujeres en la cárcelEl éxodo. Pasión y muerte de los españoles en el exilio o sus memorias publicadas en 1987: Mis primeros cuarenta años. 

Durante su corto período como ministra, Montseny trató de sacar adelante diversas reformas. Contribuyó a la mejora de la sanidad en la medida que permitieron los acontecimientos, fundó hogares infantiles, liberatorios sexuales para que las prostitutas aprendieran oficios, y promulgó una ley de interrupción del embarazo. Su paso por el ministerio se caracterizó por un intento de modernización.

Sin embargo, sostuvo varias desavenencias con otros miembros del Gobierno. El propio Largo Caballero es un buen ejemplo, y la mayoría de sus proyectos se verían frenados por el avance de la guerra. De hecho, la propia Montseny confesaría que estaba más pendiente del desarrollo de la contienda que de su ministerio.

En la actualidad, diversas localidades españolas cuentan con calles dedicadas a ella. Este es el caso de Madrid, Albacete, A Coruña o Gijón. También existe un jardín en su honor en París, a modo de conmemoración de su larga estancia en el país, y diversos institutos han sido bautizados con su nombre para que todos recuerden qué hizo Federica Montseny.

En suma, Federica Montseny fue una mujer caracterizada por su férrea defensa del anarquismo y las clases trabajadoras. Fiel a sus ideas desde su infancia, su pasión por la escritura nunca decayó, y escribió sin parar a lo largo de su vida. Durante el exilio viajó a países como Reino Unido, México, Canadá o Italia, en los que daba todo tipo de conferencias. Vivió dos guerras mundiales, dos dictaduras… Y, finalmente, pudo ver la vuelta a la democracia que supuso la Transición.