Blaise Pascal

La biografía de Blaise Pascal nos muestra a un genio precoz del siglo XVII con una vida tan corta como incomparable en logros científicos. Desde la invención de una calculadora a estudios de Física, pasando por diversos tratados filosóficos en los que se acercaba al conflicto entre el pensamiento científico y el religioso, la vida de Pascal es una de las que merece la pena conocer.

Niño precoz

La infancia de Blaise Pascal es de esas que prometen a las claras lo que un hombre será en su madurez. Nacido en 1623, el padre de Pascal intentó por todos los medios que el niño no entrase en contacto con las matemáticas hasta que no tuviera una edad suficiente para ello, edad que para su progenitor se encontraba en los 15 años.

Sin embargo, el joven Blaise se dedicó a investigar de forma autodidacta y demostró a su padre una serie de teoremas que hicieron que este supiera que estaba ante un prodigio de la disciplina que no podía limitar de ninguna forma.

Así, a la edad de 12 años, el joven francés recibió un ejemplar de los Elementos de Euclides, una de las obras que fundamentaban la geometría y la aritmética del momento y que se mantenía vigente desde los tiempos en los que la Biblioteca de Alejandría era el centro del conocimiento mundial.

Tanto fue así que los progresos del joven Pascal sorprendieron a todos. El niño, que contaba con una constitución débil y propensa a la enfermedad, no tardó en formar parte del selecto grupo del Padre Mersenne en el que se reunían los grandes matemáticos franceses del momento para compartir ideas y participar en diferentes debates.

Lo anterior sucedió con apenas 14 años, y la aparición del Ensayo sobre cónicas, la primera obra publicada por Pascal, se produjo cuando este contaba con 16 años. Con esta obra, el nombre de Blaise fue conocido en toda Francia y respetado dentro de las esferas académicas en las que el joven se había convertido en una referencia por su enorme talento.

Qué descubrió Blaise Pascal

Sería casi imposible hacer una lista de las aportaciones y descubrimientos que el francés llevó a cabo en su vida. Su trabajo en física, matemática y filosofía fue enorme, aunque una de sus aportaciones más importantes se hizo en relación a los juegos de azar, y dio inicio a la teoría de las probabilidades que aún hoy se emplea en numerosos campos.

Pascal fue consultado por una serie de jugadores que habían realizado diversas apuestas y no se ponían de acuerdo en la forma de repartir el dinero. Esto es lo de menos, ya que el joven francés comprendió que el campo del azar y la probabilidad era susceptible de matematización, algo que no se había hecho hasta el momento.

De esta forma, Pascal se sentó a trabajar en el asunto en colaboración con Fermat, otro gran matemático de la época. De este proceso de trabajo nació lo que se ha conocido como Triángulo de Pascal.

Esta es la base misma de la teoría de las probabilidades. Lo más importante no es su aplicación a los juegos de azar. Hoy en día, el triángulo se aplica desde a los modelos para predecir el clima a los estudios que se realizan para controlar una epidemia sanitaria o en las herramientas que emplean todos los que trabajan de alguna forma invirtiendo en bolsa.

Qué conflicto explica Blaise Pascal

Pero la teoría de la probabilidad tuvo otro efecto en la mente de Blaise Pascal. Este quedó fascinado con las posibilidades de esta nueva aplicación matemática y llegó a la idea de que se podía llegar a través de ella a una justificación de la necesidad de creer en Dios.

Esto lo llevó a desarrollar en buena parte un legado filosófico que también es muy original, pero que está menos reconocido que las aportaciones científicas que hizo el francés durante su vida. El conflicto en el que se centró el autor no fue otro que el de la relación entre la fe y el pensamiento racional.

Según los escritos de Pascal, en el hombre conviven la razón o esprit géométrique y el corazón o esprit de finesse. El primero de ellos es el que se encarga del avance científico y del pensamiento racional, por lo que toda la ciencia está bajo su manto. Mientras, el segundo es algo que hoy llamaríamos intuición y que pone los valores hacia los que se debe dirigir la razón, valores que están íntimamente relacionados con la fe católica.

Conviene tener en cuenta que Pascal terminó sus días consagrado a la labor religiosa, dedicando una buena cantidad de su tiempo a la oración y recluido en el convento de Port-Royal.

Blaise Pascal y su calculadora

Antes de que Pascal decidiese dedicarse por completo a la labor religiosa, desarrolló uno de los grandes inventos de su época: la pascalina. El padre de Pascal se dedicaba al control de finanzas en la localidad de Ruan, lo que lo obligaba a realizar grandes cálculos sirviéndose únicamente de un ábaco.

Esto puso en marcha la mente de Pascal, quien se decidió a crear un invento con el que poder resolver grandes cálculos de forma sencilla. De ahí nació una máquina completamente mecánica y repleta de engranajes en la que se podían desarrollar cálculos complejos cuyo resultado aparecía expresado en una serie de visores dispuestos en la zona superior.

Fue una de las primeras máquinas de calcular del mundo, algo que sitúa a Pascal como uno de los referentes más antiguos del mundo de la computación y de la creación de dispositivos mecánicos capaces de desarrollar tareas complejas como el cálculo.

La pascalina alcanzó una enorme popularidad en su época y fue considerada como un signo de progreso inequívoco que abría las puertas a un nuevo mundo de posibilidades matemáticas.

Finalmente, Pascal muere con solo 39 años en 1662 en la ciudad de París. Pese a su corta edad, la biografía de Blaise Pascal es la de un genio capaz de alcanzar una serie de hitos que siguen siendo irrepetibles hasta hoy.