Benito Mussolini

La biografía de Benito Mussolini es la de uno de los políticos italianos más importantes del siglo XX. El papel de Mussolini en la Segunda Guerra Mundial y su polémica muerte son aspectos que se van a repasar aquí. Unos hechos que marcan el presente del país transalpino pese al tiempo transcurrido desde los años en los que el Duce encabezó la dictadura italiana.

Mussolini antes de la Segunda Guerra Mundial

Benito Almicare Andrea Mussolini nació el 29 de julio de 1883 en Predappio, en una familia humilde en la que el padre tenía fuertes creencias socialistas. Los primeros años de vida del niño transcurren en la más absoluta normalidad. Es en 1900 cuando tiene su primer contacto con la política al entrar en el Partido Socialista Italiano.

En 1902, el joven abandona Italia y se traslada a Suiza, a Lausana en concreto. El motivo fue evitar por todos los medios el servicio militar obligatorio. Durante este tiempo en Suiza, Mussolini pasó de trabajo en trabajo intentado sobrevivir. Finalmente, comenzaría a colaborar en diferentes diarios de inspiración socialista.

En 1904 pudo volver a Italia gracias a un indulto general concedido a causa del nacimiento del heredero del rey. Una vez de nuevo en el país, tuvo que someterse al paso por el servicio militar, cumpliéndolo en 1905.

Posteriormente, el joven Mussolini volvería a su localidad natal para dedicarse a la enseñanza. Una profesión que ocuparía sus días en los siguientes años, aunque la actividad intelectual y periodística del italiano era cada vez más importante, lo mismo que su vinculación con los grupos socialistas y con sus publicaciones.

El giro radical en la vida de Mussolini se produjo con la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial. Aunque el Partido Socialista apoyara la neutralidad, Mussolini pronto clamaría por participar en la contienda de forma activa.

Tanto es así que fue reclutado en agosto de 1915. En el frente se mostró como un soldado valiente y carismático. Sin embargo, la explosión de un mortero lo mandó de baja en febrero de 1917.

De vuelta en Italia, Mussolini se separó de forma definitiva de los partidos de izquierdas culpándolos de las pocas ventajas obtenidas por Italia tras el Tratado de Versalles. Este descontento social fue el germen a partir del que creció el grupo Fasci Italiani di Combattimento. Este fue la base para que en 1921 naciera el Partido Nacional Fascista. Ese mismo año Mussolini capta la atención de las clases altas al desfilar en Milán con sus camisas negras oponiéndose al anarquismo y al socialismo de forma activa.

Gracias a todo esto, en mayo del mismo año conseguiría salir electo como diputado en las elecciones. A partir de aquí, comenzó a tomar protagonismo a nivel nacional.

 

El ascenso al poder

A raíz de su entrada en el parlamento italiano, el protagonismo de Mussolini fue tremendamente alto, alcanzando unas cotas inusitadas. Los camisas negras comenzaron a dominar las calles del país constituyéndose en piquetes violentos.

Ya en 1922 los fascistas tomaron varias ciudades italianas ante la amenaza de una huelga general vertida por los grupos de izquierdas. Fue el comienzo de la conocida como revolución fascista, que culminó con la petición de formar gobierno del rey Víctor Manuel III junto a Mussolini.

Al día siguiente se produjo la Marcha sobre Roma y Benito alcanzaría lo más alto del poder político italiano. Comienza entonces una etapa en la que el empeño de Mussolini será el de crear un gran país unificado y recuperar el esplendor del pasado Imperio Romano.

La militarización, propia de los regímenes fascistas del periodo de entreguerras, marcarían los siguientes años del mandato. Más cuando la Italia de Mussolini decide declarar la guerra a Etiopía con el fin de expandirse, violando diferentes acuerdos de la Sociedad de Naciones.

La victoria en esta contienda hizo que la popularidad del italiano creciera desmesuradamente, consiguiendo el respaldo de buena parte de la sociedad italiana. Tanto es así que el rey le entregó en 1936 la Gran Cruz de la Orden Militar, convirtiendo al político en todo un héroe.

El papel de Mussolini en la Segunda Guerra Mundial

Los años de esplendor del mandato de Benito coinciden en fechas con el ascenso de la Alemania nazi. El 22 de mayo de 1939, ambos países firman el Pacto de Acero. Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Italia demuestra sus ambiciones de anexionarse territorios como Malta o Túnez, recuperando así el sueño de crear un nuevo imperio mediterráneo con su centro en Roma.

Cuando Hitler declaró su intención de invadir Polonia, Mussolini consideró que Italia no estaba preparada para un conflicto armado a corto plazo, y así se lo hizo saber. La infraestructura del ejército italiano era muy débil y no podría con un conflicto armado de gran tamaño, por lo que el Duce decidió mantener a Italia neutral.

Lo cierto es que las primeras victorias de los alemanes en el conflicto convencieron a Mussolini de que la victoria era segura, por lo que declaró la guerra a los aliados en junio de 1940. El ejército italiano no era tan poderoso como el alemán y fracasó en varias de sus campañas durante toda la contienda, como la de Grecia o la de África. Un hecho que se unió al avance de las tropas aliadas en todo el Mediterráneo.

Estas invadieron Italia haciendo que Mussolini se refugiara en el norte. Hitler le puso al frente de la llamada República de Saló. Pero tampoco esta duró demasiado y el Duce intentó escapar de Italia cruzando la frontera con Suiza.

 

La muerte de Benito Mussolini

El 27 de abril de 1945, justo cuando intentaba pasar al país suizo disfrazado de oficial alemán, Mussolini fue apresado, junto a su compañera Clara Petacci, por parte de la resistencia italiana.

El encarcelamiento no duró demasiado, ya que al día siguiente sería fusilado. Tanto su cadáver como el de su compañero se trasladaron a Milán y fueron colgados por los pies para escarnio público en la Plaza de Loreto.

Con este último acto se ponía fin a una de las figuras clave de toda la historia de Italia. La biografía de Benito Mussolini sirve para conocer el carácter de uno de los primeros líderes fascistas de Europa. Su persona llegó incluso a inspirar a Hitler, aunque el poder económico y militar de Alemania era muy superior al italiano. Con todo, Benito no dudó en embarcarse en la contienda mundial convencido de que la victoria era segura. Sin embargo, esta aventura terminaría de forma muy diferente.