Tenemos que hablar de Kevin: dramas sobre comportamiento juvenil

En el año 2011, en una gran sección oficial del Festival de Cannes, se estrenaba la singular Tenemos que hablar de Kevin, tercer largometraje de la fantástica realizadora británica Lynne Ramsay. Un filme de actualidad por dos poderosas razones: la primera es que será emitido por SundanceTV durante este mes; la segunda, es por la vida personal-judicial de su protagonista, Ezra Miller, basada en un alud de casos de violencia en diferentes contextos vitales. Miller da vida en la propuesta de Ramsay a un hijo que en su pubertad y adolescencia tendrá alteraciones en su comportamiento, que se unirán a las dudas que emergieron tras su alumbramiento. Ser hijo no es fácil; tampoco el ser padres.

El cine de las tres últimas décadas ha abordado de diferentes maneras ambas cuestiones, con especial predilección sobre la temática de la violencia juvenil en el círculo familiar y escolar. En este último caso, tenemos filmes como Elephant (2003) de Gus Van Sant o Vox Lux (2018) de Brady Corbet, anverso y reverso de matanzas por parte de adolescentes en Estados Unidos. O trabajos como Looper (2012) o The Childhood of a Leader (2015), que descubren los primeros pasos de futuros tiranos. En todos estos casos, estamos en la frontera de lo extremo. En cierta manera, enfrentarse a las relaciones paterno-filiales, como poco, nos aproxima a unas exigencias siempre inéditas.

A continuación, les presentamos cuatro grandes cintas asociados a las temáticas descritas con anterioridad.

El chico de la bicicleta, Jean-Pierre y Luc Dardenne, 2011

Es la mejor película de los hermanos belgas. La más equilibrada, la más honesta y emocionante dentro de una carrera primorosa. El filme narra la historia de una mujer de mediana edad que se hace cargo de un niño bastante problemático. Una relación que tendrá sus tropos evolutivos y que terminará conquistando nuestro corazón. Se presentó en la citada sección oficial del Festival de Cannes de 2011.

Funny Games, Michael Haneke, 1997

Nada como la original. Y eso que el remake –estrenado diez años después, protagonizado por Naomi Watts, Tim Roth, Michael Pitt, Brady Corbet y Siobhan Fallon— de esta propuesta fue dirigido por el propio Haneke. Funny Games ejerce de decálogo del cine de la crueldad que se ha instalado en los festivales en el nuevo milenio. La película trata del juego perverso de dos jóvenes que atemorizarán a dos familias durante unas vacaciones.

System Crasher, Nora Fingscheidt, 2019

Paradigma de infancia conflictiva. El filme dirigido por Nora Fingscheidt, previo a su salto a EE.UU., cuenta el drama que vive una pareja que desea tener un hijo. Para ello, adoptan a una niña de nueve años de un hogar de acogida. El duro temperamento de esta pondrá en jaque los cimientos de esta joven familia, erosionada por la violencia verbal y física que ejerce la pequeña sobre sus nuevos tutores. System Crasher pasó por la sección oficial de la Berlinale.

Tenemos que hablar de Kevin, Lynne Ramsay, 2011

Es la película más dura y compleja de la filmografía de Ramsay. Adaptación de la novela homónima de Lionel Shriver, que nos ubica en la consecución del anhelo de una mujer de mediana edad que lo ha logrado todo a nivel profesional y que quiere ser madre. El proceso de maduración de su hijo será bastante complejo; algo que, como en los casos anteriores, alterará y modificará los preceptos por los que se regía su vida antes de la llegada del vástago. Tilda Swinton, Ezra Miller y John C. Reilly son los actores protagonistas.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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