Las esenciales de Stephen Daldry

El calificativo de académico, en la segunda y tercera década del siglo XXI, ha adquirido connotaciones negativas, en parte por el cambio de visión de una crítica que prefiere el hiperrealismo y rehúye de trabajos con un corte artesanal para retratar un espacio y período concreto. Un cineasta como Stephen Daldry ha sufrido ese cambio de tendencia. Su irrupción en el panorama fue todo un terremoto, con dos grandes películas que no renunciaban a su diseño clásico pero que también ofrecían interesantes tropos narrativos y estéticos. Su llegada a la primera división fílmica, sin embargo, le fue alejando del riesgo y cimentó una segunda parte de filmografía más destinada a contentar ambiciones de producción y, ante todo, a buscar sobresalir en la temporada de premios.

Como le sucede a Joe Wright, ese academicismo bien entendido se transforma en una codificación repleta de estereotipos, lugares comunes y condiciones básicas de obligado cumplimiento que se traducen en filmes de buena factura pero falsas (o manipuladas) emociones. Un tipo de cine de amplio espectro que contiene los peores defectos de la propuesta de multisalas. Buscar el prestigio desde cierta pereza, siguiendo una guía del buen nominado al Oscar. Deseamos, con fuerza, que vuelva el Daldry primigenio. Estamos seguros que así será. Mientras tanto, elegimos sus largometrajes capitales.

Billy Elliot (2000)

Daldry debutó el largometraje de forma memorable: con una nominación al Oscar –de las tres que obtuvo el filme— a mejor dirección. Billy Elliot es una de esas películas imposibles en estos tiempos: ruptura de tópicos, afán transgresor y emoción contenida. Una versión musical del free cinema con un Jamie Bell portentoso, ganador del BAFTA por este papel con tan solo catorce años.

Las horas (2002)

Es, sin duda, su mejor película. Obtuvo nueve nominaciones al Oscar, entre ellas las de mejor película y mejor dirección. Solo consiguió uno: la estatuilla a mejor actriz para una soberbia Nicole Kidman, que conformaba una triada de actrices increíble junto a Meryl Streep y Julianne Moore. La cinta narra las historias de tres mujeres en diferentes épocas del siglo XX: Virgina Woolf, Laura Brown y Clarissa Vaughn. Es la adaptación de la novela homónima ganadora del Pulitzer firmada por Michael Cunningham.

The Reader (2008)

De nuevo, con fuerte presencia en los Oscars pero, sin embargo, perdiendo el apoyo crítico que le acompañó en el comienzo de su carrera. Algo que hablaba más que del cine de Daldry del cambio de tendencia en un sector, que, en este siglo, no deja de mutar y no siempre a mejor. The Reader nos traslada al amor imposible entre una mujer y un adolescente, al que la primera dobla en edad, en el período de posguerra. David Kross y Kate Winslet están estupendos.

Tan fuerte, tan cerca (2011)

Su última película relevante, también nominada al Oscar –mejor película y mejor actor secundario (Max Von Sydow). Daldry aborda el dolor de una nación tras los atentados del 11S. Una elección de temática que, diez años después de que el mundo se estremeciera, fue enormemente criticada por la prensa. No, en cambio, por el público. Daldry se había convertido en un cineasta de masas, quizá, demasiado predecible pero siempre sugerente.

                                   El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

Más en el blog: Joyas ocultas del cine LGBT