Las esenciales de Anna Karina

El 14 de diciembre de 2019 murió Anna Karina, una de las musas de la Nouvelle vague y, ante todo, de Jean-Luc Godard. Un fallecimiento que enlutó a Francia pero que también llegó en un momento en el que la actriz francesa había pasado a un tercer plano a nivel mediático y profesional. En las tres últimas décadas de su vida sus apariciones habían estado acompañadas por la polémica.

Su brillo, el de una superestrella lo puede todo empero. En su caso, no podremos hablar de one hit wonder pero sí de una carrera relativamente efímera, que explotó y maravilló durante una década para luego desaparecer a todos los niveles. Intentó dirigir, intentó recuperar la gloria de los 60, intentó dedicarse a la música pero sin la fortuna de esos diez años brillantes en los que fue reclamada por los grandes directores de una generación.

A continuación, a modo de homenaje, les presentamos los cuatro filmes clave de su carrera, todos con la firma de Godard.

Una mujer es una mujer, 1961

Junto a su partenaire habitual, Jean-Paul Belmondo, encabezó esta película de Jean-Luc Godard que la convirtió en toda una figura en Francia. La relación entre Godard y Karina no empezó demasiado bien, por cierto, ya que su primera colaboración en Al final de la escapada concluyó con una salida del set de rodaje de la actriz, al no aceptar un desnudo en una escena. Sin embargo, Godard, un imán para el talento, la reclutó para su siguiente película, Una mujer es una mujer, que cuenta la historia de una stripper que quiere tener un bebé y debe convencer a su novio para ello.  

Vivir su vida, 1962

De nuevo con el sexo como eje, en esta magnífica película de Godard, Karina da vida a una joven atractiva que viaja desde provincias hacia París con el afán de convertirse en actriz. Sin embargo, el rechazo será la tónica general de su cotidianidad. Por ello, para sobrevivir, tendrá que prostituirse en la capital. Sady Rebbot y André S. Labarthe son los otros dos actores protagonistas de esta propuesta que ganó el Gran Premio del Jurado de la Mostra.

Banda aparte, 1964

Una de las cintas icono del séptimo arte. En la que Karina comparte plano con Claude Brasseur y Sami Frey. Los tres encarnan a tres amigos que disfrutan leyendo sobre literatura policíaca. Pasan su día a día deambulando por los museos y cafés de París inventando historias, viviendo en definitiva. Sus imágenes, nostálgicas, evocadoras, forman parte de la mitología de la Nouvelle vague.

Pierrot el loco, 1965

Uno de los grandes románticos de todos los tiempos, acompañado nuevamente por Jean-Paul Belmondo. Este filme de Jean-Luc Godard, imagen del Festival de Cannes de hace cuatro años, narra la huida de un hombre de mediana edad con la niñera que ha contratado su esposa. Si todo esto no fuera lo suficiente complicado, se unirá a la trama la persecución de la mafia, que busca al varón por unos asuntos pendientes. Una obra maestra.

Más allá de Godard, Karina trabajó para realizadores como Éric Rohmer, Agnès Varda, Roger Vadim, Luchino Visconti o Márta Mészáros. Casi nada.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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