La culpa, el deshielo del cine nórdico

Como ya habíamos recalcado en artículos anteriores, en 2018 el termómetro artístico de Park City, en consonancia con la temperatura ambiental, indicó cifras por debajo de lo esperado: apenas hubo adquisiciones por parte de las majors y de los nuevos ricos de la industria (Netflix & Amazon); la crítica no mostró un excesivo entusiasmo ante la primera cosecha que volvió a despertar cinematográficamente en Cannes; y los Oscars tuvieron que esperar para alimentar la maquinaria de hipótesis ante la ausencia de productos de entidad. No hay que rasgarse las vestiduras, por otra parte, Sundance ha optado este curso por un perfil bajo; el mismo con el que nació y que solo este fagocitante modelo mercantil ha cambiado.

Con un perfil mínimo pero, sin embargo, con gran capacidad de resonancia, de Park City ha surgido un título del que escucharemos hablar más de una vez. Hablamos de la película danesa La Culpa (Den skyldige, 2018), el prometedor debut de Gustav Möller que tiene la siguiente sinopsis: «Asger Holm, un ex oficial de policía, ha sido suspendido y, por ello, relegado a operador telefónico del servicio de emergencias. Durante su turno de noche, recibe la llamada de una mujer aterrada. Tras la sorpresa, Asger se dará cuenta de que la mujer al otro lado del teléfono ha sido secuestrada, y es entonces cuando comenzará la búsqueda. Sin moverse de su mesa en la centralita, Asgar tendrá que localizar y ayudar a la mujer en peligro con la ayuda de sus compañeros del cuerpo.

Conforme avanza el reloj y pasan los minutos, Asgar tendrá que enfrentarse no sólo a la precipitación de los acontecimientos relacionados con el crimen, sino también a su propio pasado». Como pueden apreciar, el tiempo y el espacio son los grandes protagonistas de esta propuesta.

Por un lado, la narración se proyecta como si de una lucha contra el reloj se tratara; con el futuro suspendido de una mujer que jamás veremos, solo la sentiremos a través de su voz. Por otro, todo el presente fílmico se desarrollará en el stand de la centralita de emergencias donde está ubicado el mentado agente de policía Asger Holm, encarnado por Jakob Cedergren –al que hemos visto encabezando filmes de Nils Malmros (Sorrow and joy), Thomas Vinterberg (Submarino), Henrik Ruben Genz (Terriblemente feliz) y Dagur Kári (Dark Horse)—. Un punto de partida que nos retrotrae a largometrajes recientes como Buried (Rodrigo Cortés, 2010) o Última llamada (Joel Schumacher, 2002).

La Culpa, que ha sumado a su éxito en Sundance el premio del público en el siempre exigente Festival de Róterdam, responde a una nueva capa de actualización del thriller nórdico que, manteniendo su propia idiosincrasia, cada vez se acerca más a los cánones del género facturado en Estados Unidos. Un hecho justificable teniendo en cuenta que estamos ante la primera obra de un director que acabó sus estudios en la Danish Film School hace tan solo dos años. Una vocación aperturista que subraya que el estilo de ficción heredado por Stieg Larsson y Camille Läckberg ha quedado atrás y que llega una segunda fase de metamorfosis.

El antepenúltimo mohicano

@eamcinema | Park City, Utah.

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