«Hysteria» de Tania Wexler: un método peligroso

No podemos decir que la tercera película de Tania Wexler, Hysteria (2011), fuera un superéxito. Y eso que su presentación, en el Festival de Toronto, estuvo acompañada de expectativas y revuelo debido a la temática y el plot line que liberó su compañía de marketing: «la película que contaba la historia del origen del consolador femenino».

Más allá de toda esta parafernalia, la película no funcionó en territorio norteamericano. Las críticas no habían sido del todo positivas pese a su excelente reparto y la frescura que ofrecía la desmitificación de la clásica producción de época. Su arribo a la cartelera no fue tal, ya que pasó directamente al mercado del VOD, primitiva versión del actual streaming. Sin embargo, y esto es cada vez más habitual, en Europa sí que tuvo un recorrido destacado. Se lo podemos atribuir a una visión más abierta de la temática pero, qué diablos, es una cinta más que decente. Que logra, aparte de hacernos sonreír en no pocas ocasiones, trasladarnos a un período donde la educación sexual femenina, no existía este epígrafe como tal, era un tabú.

Y de eso versa la propuesta de Wexler, de mujeres que reclamaban un placer que solo era exclusivo para los varones. Y de paso, eliminar una serie de conceptos ligados a la naturaleza femenina que poco o nada tienen que ver con el sexo.

Psicología femenina en el cine

En ese mismo año, se presentó en Venecia Un método peligroso (2011) de David Cronenberg. El filme narra la relación a cuatro bandas entre Carl Jung (Michael Fassbender), su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen), Sabina Spielrein (Keira Knightley) y el libertino Otto Gross (Vincent Cassel). Y, aunque estamos ante una versión más «domesticada» del cine del autor canadiense, hallamos concomitancias con respecto al trabajo de Wexler, sobre todo por el intento de captar ese deseo encarcelado. Es cierto que el trabajo de Wexler mira a otro público, y que convierte cada giro en un espectáculo fácil, pero ambas funcionan como una estupenda mirada a uno de los objetos de estudio de teóricos de todos los tiempos: la exploración de la identidad sexual.

Una hipnótica Maggie Gyllenhaal

Antes comentábamos que una de las bases de Hysteria es un magnífico reparto. Protagonizan el filme Hugh Dancy y Maggie Gyllenhaal, ambos en el momento más álgido de sus carreras. A Dancy ya lo habíamos visto en seriales de éxito y daba sus primeros pasos como protagonista en largos. En el caso de Gyllenhaal, sin embargo, nos encontramos ante una actriz que estaba siendo requerida por los grandes directores del circuito independiente y que, además, solía participar con solvencia en superproducciones –véase El caballero oscuro (2008). En su rol de Charlotte Dalrymple esta magnífica. Junto a Dancy y Gyllenhaal, completan el reparto Felicity Jones, Rupert Everett, Anna Chancellor, Gemma Jones y Jonathan Pryce.

El hito de Tania Wexler

La errática filmografía de Wexler prosiguió con subproductos televisivos o de bajo perfil, algo que ya auguraban sus dos primeros largometrajes, Finding North (1998) y Ball in the House (2002). Hysteria es su mejor película, y la que tiene mayor mérito porque trasciende lo fílmico abordando lo educativo. No es necesaria una gran exigencia histórica ni un alto nivel de detalle o exactitud, Hysteria conquista desde la ternura y de paso nos enseña que, pese a la oscuridad, en el pasado también hubo espacio para los avances, aunque fueran lentos y costosos.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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