Grandes thrillers desarrollados en un único espacio

Los más veteranos del lugar: ¿recuerdan La cabina? El mediometraje dirigido por Antonio Mercero estaba encuadrado en un proyecto llamado 13 pasos por lo insólito, que nunca logró gestarse. Sí en cambio este segmento que cuenta cómo un hombre –un grandísimo José Luis López Vázquez— se quedaba encerrado en una cabina de teléfonos en Madrid y, pese a sus esfuerzos y el de los de los viandantes, no podía liberarse. Un filme que consiguió un enorme éxito tanto en nuestro país como internacionalmente, ya que obtuvo un Emmy a la mejor ficción. Más allá de sus lecturas, evidentes, sobre el franquismo, la puesta en escena, desarrollada en un único espacio, fue lo que más llamó la atención del espectador.

En el siglo XXI han proliferado muchas propuestas con este planteamiento. Normalmente, thrillers o cintas de suspense que exploran la angustia de un personaje encerrado en una habitación o habitáculo. Dentro de él, tendrán que luchar por su vida o por la vida de otros y siempre con el tiempo en contra. Es decir, nos adentramos en el territorio del thriller psicológico en el que el espacio-tiempo se reduce de tal manera que extrapola dicha tensión al espectador. Si hacemos un repaso a grandes películas con esa narrativa, se nos viene a la cabeza un clásico de estas columnas: la danesa Culpable, pero también filmes como La habitación del pánico o Room, protagonizada por la ganadora del Oscar Brie Larson.

A continuación, les presentamos nuestros filmes predilectos desarrollados en un espacio concreto.

Doce hombres sin piedad (1957)

Una de las primeras (grandes) películas en desarrollarse en un solo espacio. La cámara tan solo está fuera de esa habitación de deliberación al comienzo y final del filme. Poco más se puede decir de esta obra maestra de uno de los directores más importantes de la historia: Sidney Lumet. El filme narra la decisión de un jurado en un proceso que juzga a un joven afroamericano por asesinato. La actuación de Henry Fonda es de otro mundo.

Última llamada (2002)

Saltamos al nuevo milenio con esta película del desaparecido Joel Schumacher, unos de los realizadores clave del cine comercial de los años 90. En esta película sitúa a Colin Farrell, encarnando a un comercial sin escrúpulos, en una cabina, como el mítico filme de Mercero, en la que estará a merced de un francotirador que conoce todo sobre él. Fue todo un éxito en taquilla.

Buried (2010)

Lo mismo ocurrió con Buried en España. Coproducción española dirigida por un cineasta magnífico, Rodrigo Cortés, y protagonizada (exclusivamente) por un actor conocido, Ryan Reynolds. El filme comienza con un hombre que se despierta dentro de un ataúd, con la única compañía de un mechero y un teléfono móvil. ¿Qué hace ahí? No lo sabemos, pero el aire es escaso y la cobertura es demasiado corta. Todo un prodigio de thriller psicológico.

Locke (2014)

Y más actores talentosos. Tom Hardy lleva el peso de la ópera prima de Steven Knight –creador posteriormente del serial Peaky Blinders. En ella da vida un capataz de construcción, el cual, en el momento profesional más importante de su vida, decide abandonar su puesto de trabajo para intentar solucionar un cabo oculto de su presente. Para ello, cogerá su automóvil y tomará la salida de la ronda circular de Londres. En su coche, intentará gestionar su trabajo, comunicar a su esposa e hijos qué está ocurriendo y lidiar con sus acciones pretéritas. No pararemos de recomendarla.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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