Grandes películas europeas de terror de 2022

Cerrada ya la última edición del Festival de Sitges y, con la celebración de Halloween ya en nuestra mente, echamos un vistazo a la cosecha europea de cine de terror, como cabe esperar, mucho más escueta que la norteamericana pero, a la vez, dotada de propuestas más novedosas, escondiendo además algunas de las temáticas sociales más relevantes del momento.

El cine de género vive un instante complejo. La mayoría de producciones, las menos relevantes a nivel artístico y presupuestario, tienen como única salida el universo del streaming. Las propuestas de mayor enjundia, sin embargo, son acogidas como Santo Grial en los festivales de prestigio. En este último caso se encuadran las obras de terror facturadas en el viejo continente. Trabajos que, pese a su clara vocación popular, se etiquetan como creaciones de autor, algo que lastra su promoción posterior y, claro está, su alcance.

Es una de las problemáticas del denominado elevated horror; todo debe ser elevated, o se le aplica ese filtro y estética apresurándose a remarcar que, esto es, no son cintas de terror al uso. Los jump scares, los sustos de toda la vida, parecen un recurso de otro tiempo, zafio, por añadidura. Una muestra de todo lo que comentamos las encontramos en las tres mejores películas del género estrenadas este año. Las tres presentadas en grandes festivales; las tres pasando desapercibidas más allá del circuito de certámenes. Y, sin embargo, son trabajos enormemente meritorios.

Men de Alex Garland

Reino Unido. Paradigma de lo planteado líneas atrás; con A24 en la producción y con Alex Garland, uno de los emblemas de la minimal sci-fi, en la dirección. Un filme que se presentó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes sin llamar demasiado la atención pese a la entidad de sus responsables. Jessie Buckley y Rory Kinnear protagonizan esta cinta en la que nada es lo que parece y que relata el retiro físico y emocional de una joven que acaba de sufrir una dolorosa pérdida. Pronto, comenzará a sentirse observada y perseguida.

Speak no Evil de Christian Tafdrup

Dinamarca. Una de las sensaciones de la pasada edición del Festival de Sitges, donde sobrecogió por su violencia y sus escasas pero contundentes lecturas sobre la sociedad y la familia contemporáneas. Esta propuesta de Christian Tafdrup se presentó en enero en el Festival de Sundance y cuenta el abrupto choque entre dos familias que se conocieron en unas vacaciones y deciden volverse a encontrar. Nada saldrá como pensaban.

Ego de Hanna Bergholm

Finlandia. Otra de las películas que ha destacado en Sitges y que, también, tuvo su presentación a comienzos de 2022 en Park City. El filme de Hanna Bergholm ahonda, como la anterior, en las contradicciones de la sociedad actual, centrada en las apariencias. Este es el motor vital de una madre que refleja en las redes sociales una vida perfecta. Todo cambiará cuando una de sus hijas encuentre un huevo al que cuidará con mimo. Y, claro, está habitado, y cuando eclosione cambiará para siempre ese hábitat de aura perfecta que la materfamilias creó.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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