A continuación, elegimos los filmes que, desde un centro de mesa, terminan en catástrofe. Y nosotros riendo o, también, por qué no, llorando, de emoción o dolor.
Este es el menú:
El nombre, 2012
Patrick Bruel, Valérie Benguigui, Charles Berling y Guillaume de Tonquedec protagonizan esta fantástica comedia que fue un éxito en España, Fiesta del cine mediante, hace una década. El filme pivota sobre la elección del nombre del primer vástago de Vincent, un hombre en sus cuarenta que vive un enorme auge profesional. Dicho nombre, una vez revelado, provocará el enfado de los comensales que se han reunido para conocer la buena nueva. Esta película de Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte obtuvo dos premios César.
La cena de los idiotas, 1998
Gran clásico de la comedia francesa que fue candidata a seis Cesar y al Goya a mejor película europea. La propuesta de Francis Veber, que traslada a la pantalla una obra de teatro escrita por él mismo, tiene un punto de partida singular: un grupo de amigos se reúne en una cena con una apuesta en el menú: el que invite al comensal más extravagante y, por tanto, idiota, ganará el envite. Y, claro está, ese idiota integral emerge, provocando nuestras carcajadas. El gran Thierry Lhermitte, Jacques Villeret, Francis Huster y Daniel Prévost son sus protagonistas.
Celebración, 1998
Dejamos Francia y dejamos el humor. Pasamos a Dinamarca, el hogar natal de autores tan pocos dados a la comedia como Thomas Vinterberg, uno de los grandes representantes del movimiento Dogma. En Celebración se retrata la reunión de un linaje de la alta burguesía para homenajear al patriarca de este. Sin embargo, dicha celebración no saldrá como se esperaba ya que sus tres hijos, con personalidades y ambiciones muy distintas, harán todo lo posible por boicotearla. Henning Moritzen, Ulrich Thomsen, Thomas Bo Larsen, Birthe Neumann, Trine Dyrholm y Paprika Steen conforman el reparto de este largo que ganó el Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes de 1998.
La cena, 2017
Steve Coogan, Laura Linney, Richard Gere y Rebecca Hall conforman dos matrimonios que quedan para pasar una velada en un restaurante de lujo. La motivación inicial parece clara: disfrutar de la compañía y de la comida; pero hay un motivo más, relacionado con sus hijos. Conoceremos esta segunda historia a través de analepsis y, claro está, no nos dejará indiferentes. Una cena como pretexto para hablar sobre la educación en el nuevo milenio. La dirigió Oren Moverman y se presentó en la sección oficial de la Berlinale.
Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.
Más en el blog: El cine de Albert Dupontel