EL HASTÍO, SEGÚN SOFIA COPPOLA

Si algo caracteriza al cine de Sofia Coppola es el dibujo de las inseguridades y derivas de una generación perdida por la influencia del neocapitalismo. Su retrato de la nueva burguesía –autores, actrices, escritores, directores o incluso influencers— es una aproximación al gran mal de la juventud contemporánea: la desidia. Una juventud perdida en un espejo, en una pantalla, en una ventana. Un reflejo que no corresponde expectativa alguna; que no tiene ligadura con un presente demasiado ajeno, conformado por relaciones vacías. De esta manera solo queda el consumismo.

En la magnífica María Antonieta, la princesa que da nombre al filme lo tiene todo antes de la pubertad. Su vida es desfile tras desfile. No hay nada más que miradas de anhelo que acaban convirtiéndose en algo insustancial. Afuera está un mundo en descomposición. En el interior, más allá del brillo y la ornamentación no hay nada. El filme protagonizado por una gran Kirsten Dunst es el perfecto ejemplo del interés que tiene la cineasta norteamericana en desvelar las dinámicas de una juventud que es consciente de que no puede aportar nada a su tiempo y deambula por un mundo sin interés ni aditivos.

Lost in translation, 2003

Dos desconocidos se encuentran en un lugar tan bello como inaccesible como la capital tokiota. Antes de todo ello, pasan sus horas mirando al vacío, recorriendo las calles como fantasmas y sintiendo que el tiempo permanece en un estado de quietud. Por suerte, su unión será un bálsamo que le permitirá entender la levedad de sus vidas: en la que no importa el trabajo, por muchos dólares que genere; ni siquiera el poder del arte o de la creación. Todo es un simple envoltorio. Lo que importa no está allí, ni quiera está inserto en sus vidas actuales. Sí que está en la última conversación entre ambos. Una imagen en la que caben todos nuestros anhelos y sueños.

María Antonieta, 2006

Como señalábamos líneas atrás, Coppola reactualiza cualquier visión de uno de los iconos de la realeza europea de todos los tiempos. El final de María Antonieta todos lo conocemos. No su vida. Tratada como una niña prodigio solo por pertenecer a uno de los linajes reales europeos más relevantes, no dejaba de ser una adolescente, de intereses limitados a la moda y a la vida social y sentimental. El magnífico retrato que hace la cineasta contemporaneiza su figura. También provoca la reflexión sobre lo que vivimos en nuestros días. Jóvenes perdidos en la traducción; que no saben discriminar ni su presente ni su futuro.

Somewhere (2010) y The Bling Ring (2013)

Si hay una película que logra captura el aburrimiento y el hastío de la nueva burguesía esa es Somewhere, en la que la cámara sigue la extraña cotidianidad de un famoso actor y sus dos hijas. Nada se parece a lo que describe la prensa rosa y poco importa la cantidad de ceros de una cuenta bancaria. La vida de hotel en hotel, de resort en resort dista de ser idílica. Todo el tiempo del mundo y a la vez sin tiempo para nada. Una máxima que llevan a otro extremo los protagonistas de The Bling Ring, que parten del hastío para darle un nuevo sentido a sus vidas asaltando viviendas de famosos. El sueño de ser otro. Otro con tal de no ser uno mismo.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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