El cine de Derek Cianfrance

Derek Cianfrance irrumpió como huracán en 2010. Un huracán que, todo hay que decirlo, comenzó con una intensidad no demasiado alta pero que fue adquiriendo fuerza cuando parecía que se había difuminado, al final de su año. Blue Valentine, su ópera prima, se presentó en la sección oficial del Festival de Sundance. Estaba protagonizada por dos de los actores más prometedores del momento: Michelle Williams y Ryan Gosling. Su paso por Park City, pese a obtener algún buen comentario que otro, no llamó demasiado la atención. Su toma de tierra europea, en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, no ayudó a mejorar la primera percepción. Opiniones muy estandarizadas que subrayaban la visión superficial de algunos críticos con respecto al cine independiente estadounidense. Sin embargo, tras su modesta proyección en Toronto, el filme adquirió una mayor notoriedad. Era un éxito de público y se hablaba de la cinta debut de Cianfrance como un nuevo clásico romántico.

Después llegó la temporada de premios y la nominación al Oscar para una entregadísima Williams. Una remontada mediática, por decirlo así, que le dio una segunda vida a una obra mayúscula sobre el desamor y las relaciones contemporáneas, muy en la línea del Revolutionary Road (2008) de Sam Mendes. Tras Blue Valentine, Cianfrance se convirtió en la nueva promesa del indie. Unas expectativas que una década después no se han visto ratificadas. Aun con ello, sigue siendo una garantía. Sus próximas películas serán Empire of the Summer Moon y Wolfman, en la que volverá a reunirse con el actor más importante de su filmografía: Ryan Gosling.

A continuación, les presentamos las paradas clave de su corta carrera.

Blue Valentine (2010)

La química que desprenden Williams y Gosling es la gran baza de un filme que tiene dos partes muy diferenciadas: el auge de una joven pareja, sus primeras citas, su conquista, su reconquista, su primera pelea, su primera reconciliación…; y una mucho más cruda que se centra en la decadencia de esta; en ese descenso a los infiernos en el que no hay salvación para ninguno de sus miembros. Es la ruptura del modelo de familia norteamericana devenido en paradigma de una nación. Su final, y la lectura que se hace de este, es memorable.

Cruce de caminos (2012)

La película más ambiciosa de su filmografía. Una gran historia americana articulada sobre un tríptico interconectado que comienza con las andanzas de un ladrón de un banco que lucha por la supervivencia de su familia; seguirá con las pesquisas de un agente de policía; y finalizará con el intento de conocer su pasado de un adolescente. Ryan Gosling está colosal en la que es probablemente la gran interpretación de su carrera. Cruce de caminos, al contrario que Blue Valentine, se erigió en una temprana aspirante al Oscar que fue perdiendo fuelle a cada mes de la Oscar Race.

La innegable verdad (2020)

Aunque hay un interesante largo entre medias, La luz entre los océanos, protagonizada por Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz, nos quedamos con esta miniserie de seis episodios que narra la disyuntiva de un hombre que tiene un hermano gemelo con esquizofrenia. Una estupenda producción aupada por la sensacional interpretación de Mark Ruffalo –que da vida a los dos personajes principales. Ruffalo consiguió el Globo de Oro y el Emmy por este trabajo.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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