DRAMA SUREÑO: UN CLÁSICO DEL CINE AMERICANO

En diciembre, los espectadores de SundanceTV podrán disfrutar de Agosto, la traslación a la gran pantalla de la obra homónima de Tracy Letts. Un hito de la dramaturgia que se erigió en una de las cumbres de Broadway en 2007, ganando un Tony, y, un año después, recibió el Pulitzer. El filme de John Wells contó con un reparto espectacular: Meryl Streep, Julia Roberts, Ewan McGregor, Chris Cooper, Abigail Breslin, Benedict Cumberbatch, Juliette Lewis, Margo Martindale, Dermot Mulroney y Sam Shepard en una de las últimas producciones del sello Weinstein, garantía de Óscar por entonces –ahora es sinónimo de investigación por parte del FBI. De hecho, dos de sus actrices, Streep y Roberts, fueron candidatas a la estatuilla dorada.

Agosto nos ubica geográficamente en Pawhuska, Oklahoma, para acercarnos la reunión de los Wenston, una familia acaudalada que debe aunar esfuerzos para afrontar la desaparición del paterfamilias. Una coyuntura que sacará lo peor de cada miembro, que no dudarán en desenterrar un pasado que siempre estuvo muy cerca de la superficie. Más allá de ello, lo interesante del filme de Wells es su aporte a un subgénero que ha perdido mucha fuerza en los últimos años, pese al movimiento Black Lives Matter. Hablamos del drama sureño, paradigma bien de grandes historias de ambición en condiciones complejas; o bien en reivindicación/retrato sobre una realidad racial muy lejos de Utopía.

 

A continuación, elegimos los mejores representantes del género.

Lo que el viento se llevó, 1930

Paradigma fílmico de drama sureño. También la obra que inauguró oficiosamente el subgénero. Uno de los grandes clásicos de la historia del cine, que revolucionó las emisiones televisivas de los 80 y los 90 en nuestro país. ¿Qué quiere decir esto? Pues, aunque parezca imposible, en un tiempo sin plataformas ni demasiadas distracciones, la película de Victor Fleming era anunciada por los entes televisivos como el gran acontecimiento que era: cifras millonarias en cada emisión. Algo impensable hoy en día. Recuerden, hubo una época en la que el cine reunía familias; también en sus casas. Y Lo que el viento se llevó era una de esas películas capaces de imantar al espectador. Una obra mayúscula que describe el verdadero nacimiento de una nación.

La noche del cazador, 1955

Otra obra colosal, que revela la ruralidad sureña durante la Gran Depresión. El filme narra el intento desesperado de un hombre, Harry Powell –un colosal Robert Mitchum— que acaba de salir de la cárcel de convencer a la esposa e hijos de un reo fallecido que le confiesen en qué lugar ha escondido el dinero del botín de un atraco a un banco. Powell hará todo lo posible para intimidar a una familia que, a la vez, deberá superar la pérdida de la figura paterna.

Matar a un ruiseñor, 1962

Adaptación de la preciosa novela de Harper Lee que Robert Mulligan y, sobre todo, Gregory Peck elevaron a la calificación de obra maestra. Gran película sobre cómo el racismo ha cincelado décadas de la sociedad estadounidense. Una obra que también avisa: queda y quedará mucho trabajo por hacer. Matar a un ruiseñor consiguió ocho nominaciones al Óscar –de los que obtuvo tres.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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