Cuatro motivos por los que no debes perderte ‘Soldados’

Dónde: Sundance TV, estreno semanal cada jueves y bajo demanda

Por Federico Marín Bellón

Periodista, crítico de cine y televisión y jefe de sección de TV en ABC durante más de 20 años.

 

En realidad, basta una razón para ver esta miniserie francesa: es muy buena. ‘Soldados’ (me parece más fino el título original, ‘Sentinelles’) llega este jueves a su quinto episodio en SundanceTV y no es difícil destacar sus virtudes, que son muchas y variadas. Entre ellas, sobresale la vocación de contar algo pertinente e importante.

‘Soldados’ no está basada estrictamente en hechos reales, pero describe de forma magnífica algunos entresijos de la Operación Barkhane, que estuvo en marcha hasta hace apenas seis meses, y le sirve a los creadores, Thibault Valetoux y Frédéric Krivine, para preguntarse algo esencial en un país que todavía es una potencia militar con vocación de resolver problemas en lugares remotos, en este caso Malí, el octavo país más extenso de África: «Si no podemos ayudar, ¿qué hacemos aquí?», se pregunta un personaje, casi portavoz oficial de los guionistas.  

  1. Atrapa sin ceder a la espectacularidad

No destripamos demasiado –aunque puedes saltar al siguiente párrafo si lo prefieres–  si contamos que en el primer episodio se demuestra una vez más que las misiones rutinarias no existen en ninguna guerra. El suceso nos sirve para conocer bien a algunos personajes y para empezar a entender que esas fuerzas de paz cargadas de buenas intenciones no son vistas con buenos ojos ni por sus supuestos benefactores.

Pero que el espectador alérgico a las hazañas bélicas y a las series de acción no se espante, porque ‘Soldados’ no va de eso. El presupuesto tampoco lo permitiría, aunque no es escaso. Los escenarios son africanos y los personajes viven en tierra hostil, pero en el aire se respira cierto aire a ‘Oficina de infiltrados’. 

Dicho esto, la tensión es permanente. Los protagonistas viven instalados en el peligro y muere gente, como en cualquier guerra. Esa emoción se acentúa en los últimos capítulos. La serie empieza en un punto alto y termina en otro aún más elevado. Los que opten por verla ‘a su aire’ tendrán difícil parar entre episodios. 

  1. Cuenta un conflicto desconocido

Hemos visto mil misiones a Irak y otras tantas en Afganistán, pero nada de la misión de nuestro país vecino, diseñada para controlar el terrorismo en la zona en colaboración con el Gobierno local y con el respaldo de la ONU. Como es fácil de entender, la población local no es demasiado partidaria de esta tutela impuesta, pese a que sin ella los grupos yihadistas campan a sus anchas y siembran el terror.    

La Operación Barkhane duró 8 años y nueves meses, pero en realidad era la continuación de otra intervención militar anterior, la Operación Serval. Llovía sobre mojado, si se puede aplicar el dicho en África. La serie, por fortuna, tampoco es una lección de historia ni se preocupa por explicar el contexto más allá de alguna pincelada y de exponer lo esencial del conflicto político y moral.   

  1. Bien documentada y profunda

«Al principio, quería hacer una serie sobre la juventud francesa, más que sobre la guerra”, desvela el creador inicial, Thibault Valetoux, que vivió con varios regimientos para documentarse. Se encontró a unos jóvenes con los mismos sueños que todos y similares dudas. Valetoux se sirve del personaje de una periodista para contar su propia vivencia. De día, le mostraban lo limpios que estaban los uniformes. De noche, le confesaban sus inquietudes. ‘Soldados’ habla más del miedo que del valor y nos explica los dilemas morales irresolubles a los que se enfrentan los protagonistas, obligados a obedecer a ciegas. 

Los mandos intermedios necesitan desarrollar cierto cinismo para sobrevivir y los superiores, aunque el retrato no es nada revolucionario, se deslizan irremediablemente al terreno de la política. Un coronel nada antipático lo resume en una frase: «La imagen de una operación es más importante que la operación en sí».

  1. Ilustra un dilema moral muy vigente

Hablando de grandes frases, no todo es autocrítica al sistema. Un terrorista explica sin pelos en la moral por qué ellos acabarán venciendo: «Vosotros no sabéis por qué lucháis. Por eso tenéis miedo de matar. Nosotros no tenemos ese problema». Puede parecer una justificación, pero la serie es inteligente y suena más como un reconocimiento a la magnitud del reto al que se enfrentan las democracias. 

Dos frentes, el físico y el moral, convivirán siempre. De hecho, Frédéric Krivine, el otro creador, apuntala la vigencia de esta idea, no solo en países como África: «Ucrania muestra cómo Francia y otros países occidentales están muy lejos de la idea de la guerra. Ya no estamos preparados para enviar soldados al frente y algunos, como Putin, lo han entendido bien».

 

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