Corrupción bancaria en el cine

«No nos creemos nada ya», pensamos cuando aparecen en los medios todas esas noticias que unen a los bancos con el crecimiento de un país, concretamente del nuestro. Es algo que suena quimérico, se vislumbra como acertijo en la oscuridad, como diría Gandalf. Los bancos tienen grandes beneficios en los peores momentos para la sociedad. Inflación, recesión, Euribor… son conceptos que nos rodean y que empiezan a calar en el discurso diario del pueblo. A los bancos les va bien y nosotros no lo notamos. Sin embargo, cuando no es así sí que somos conscientes. Lo vemos en nuestras rentas, en nuestros ahorros, en los precios de todo lo que nos hace movernos. En Islandia, durante la crisis económica que ha marcado el siglo XXI en Occidente, los gestores de los bancos terminaron en prisión; y sus respectivas entidades apoyadas gubernamentalmente con lo mínimo.

No podemos decir lo mismo en el resto de Europa. Y mientras, los mismos que fueron rescatados con cifras sonrojantes son los que firman actas de embargo y expropiación de inmuebles. Lo sabemos, todas estas frases son pensamientos que se leen huecos, por manidos, pero, así es todo, y por suerte el cine lo ha sabido reflejar con bastante exactitud. Su poder crítico, su capacidad para generar debate, es una herramienta excepcional para la concienciación de la población –otro asunto es el estado de hibernación poblacional producto del neocapitalismo. Una prueba la encontramos con la última película de Adam McKay, No mires arriba (2021), traslación del estado de estulticia global pero también de la corrupción de un sistema creado para mantener el desequilibrio. Justamente, una cinta de McKay encabeza nuestr prescripción de películas en las que se muestra qué es un banco en la actualidad.

Todo en relación con el estreno en SundanceTV de la serie finesa Transport. No se la pierdan.

La gran apuesta (2015)

Con un reparto mayúsculo, en el que aparecen Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, John Magaro, Finn Wittrock, Brad Pitt, Jeremy Strong, Marisa Tomei, Melissa Leo, Tracy Letts, Karen Gillan, Margot Robbie, Selena Gomez y el malogrado Anthony Bourdain, esta cinta del referenciado Adam McKay traslada a imagen los años previos a la crisis económica del 2008, cuando el mercado inmobiliario estadounidense se tambaleaba y concedía hipotecas por doquier. Una coyuntura que se expandió por todos los países occidentales. El director estadounidense nos cuenta con sorna y una sarcástica vocación divulgativa quiénes fueron los responsables de todo ello… Y a qué se dedican ahora. Con El lobo de Wall Street de Scorsese, es el perfecto manual de la economía (y corrupción) del siglo XXI.

Inside Job (2010)

Y seguimos con la crisis. En este documental ganador del Oscar del formato en su año, se habla de cómo banqueros, políticos, agencias calificadoras, burócratas y profesores universitarios formaron una red invisible de influencias para aprovecharse de la desregularización y crear instrumentos financieros que se aprovechaban del estallido de la burbuja inmobiliaria. Este trabajo de Charles Ferguson es demoledor por la cantidad de datos que se facilitan. También nos cuenta que es una historia que está condenada a repetirse. Y más pronto que tarde. Es la forma en la que ciertos estamentos aumentan sus ganancias: con el río revuelto.

Breaking (2022)

Finalizamos con una película que se presentó en la pasada edición de Sundance, conocida anteriormente como 892. John Boyega da vida a un exmarine que decide atracar un banco con el objetivo de que se cumpla justicia. Con el encabezado de basado en un hecho real como primer plano se articula esta historia que nos revela la crueldad de algunas entidades con los menos favorecidos, siempre en colaboración con una administración que no entiende de empatía.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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