Comisarías míticas en el cine

Existen pocos escenarios cinematográficos tan recurrentes como una comisaría de policía. Un espacio que normalmente forma parte de las narrativas del thriller pero que, como demuestra una serie como Brooklyn 99, da cabida a otro tipo de historias y géneros. De hecho, la ficción serializada le ha procurado ese protagonismo que en el cine solo suele ser episódico o coyuntural. Canción triste en Hill Street (Hill Street Blues, Steven Bochco, Michael Kozoll, 1981-1987) fue la primera producción que ofreció una mirada más compleja de las oficinas, despachos, y, claro está, de la cárcel que componen la arquitectura de una comisaría. Estancias básicas, de paso o, en algunos casos, propias de nuestro tiempo: como el área de recepción de alertas, el 112 o 091, un lugar que explotaba la magnífica La culpa (Den skyldige, 2018), que pueden ver en la parrilla del canal.

Pero, claro, la comisaría no es solo un producto contemporáneo, lo encontramos en otras épocas, como sucedía en los Westerns. En Bone Tomahawk (S. Craig Zahler, 2015) la prisión es junto a la cantina los dos puntos neurálgicos en los que se establecerán las relaciones entre los personajes principales; en Solo ante el peligro (High Noon, 1952), se erige en cárcel personal ante la disyuntiva que se le presenta al sheriff de la zona, que espera la llegada de un villano con sangre de venganza al pueblo que regenta.

Aprovechando el estreno de Helsinki: Unidad de menores en SundanceTV, elegimos algunas de las comisarías más representativas del séptimo arte.

Comisaría del distrito 13 en Asalto a la comisaría del distrito 13

Sentimos fascinación por el cine de John Carpenter y esta es una de sus mejores películas, inspirada en la capital Río Bravo de Howard Hawks y que tuvo un remake en 2005 –Asalto al distrito 13, dirigida por Jean-François Richet y protagonizada por Laurence Fishburne e Ethan Hawke. La historia es básica pero su desarrollo muy potente: un policía es destinado a una comisaría que está siendo trasladada. Esa noche llegará un criminal muy conocido. Y la jefatura se convertirá en un reducto de resistencia ante las acometidas de los secuaces de dicho mafioso.

Oficina del Sheriff en Río Bravo

Por supuesto, había que incluirla. No solo porque, en puridad, tiene un desarrollo muy parecido al filme de Carpenter sino por lo que significa la oficina del sheriff: un lugar para la camaradería, para la reflexión y también para la redención. En este caso, un par de hombres apoyarán al sheriff y al alguacil de un modesto pueblo tras encerrar a un pistolero miembro de un linaje célebre. John Wayne y Dean Martin están estupendos. Un espacio, una película, en la que refugiarse.

Departamento de policía de Gotham, en El caballero oscuro

La comisaría de Gotham es un lugar recurrente para el desarrollo de la acción de las diferentes versiones de Batman, no obstante, el álter ego de Bruce Wayne, como demuestra la visión de Matt Reeves, es un detective en potencia. Empero nos quedamos el famoso interrogatorio entre el hombre murciélago y el Joker en El caballero oscuro de Christopher Nolan (2008), todo un prodigio y a todos los niveles.

Comisaría en algún punto de East Fjords en Un blanco, blanco día

Cerramos el listado con una propuesta más modesta, y haciendo un guiño a las Noches de cine nórdico de SundanceTV: el protagonista del filme de Hlynur Pálmason es un expolicía que lucha por digerir la pérdida de su esposa en un accidente de tráfico. Por avatares, descubre que esta tenía otra vida. Justamente, en la comisaría se desarrollan las escenas cómicas y, a su vez, de mayor carga dramática de este magnífico largometraje.

El antepenúltimo mohicano

Twitter: @eamcinema | Park City, Utah.

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