Descubren la compleja maniobra de rotación que usan las moscas para posarse «patas arriba»

Ingenieros de la Universidad estatal de Pensilvania (EEUU) han estudiado cómo las moscas se posan patas arriba en el cielorraso, un misterioso fenómeno hasta el momento aunque muy común. Los resultados de su investigación han sido publicados en la revista Science Advances.

Pan Liu, el director de la investigación ha explicado: «Las moscas son pequeñas voladoras ágiles que realizan rutinariamente una amplia variedad de proezas aerodinámicas». El científico señala que entre las maniobras más complicadas que realizan estos insectos está su común aterrizaje invertido. Para poder realizar este tipo de maniobras, los pequeños voladores, sean robóticos o biológicos, necesitan coordinar en poco tiempo distancia, velocidad y orientación, usando para ello un procesamiento sensor y motriz muy rápido.

Los investigadores concretan que otros voladores cuentan con diversos procesos mecánicos y estructurales para calmar las demandas de los sentidos. Pero es especialmente curioso como las moscas utilizan sus patas extendidas para ayudarse a dar una voltereta mediante la cual su cuerpo se alinea con la superficie en la que van a posarse.

Las moscas pueden realizar esta maniobra gracias a la fuerte adhesión que tienen las «almohadillas» de sus patas, cuyo nombre científico es pulvilli. Estos amortiguadores aseguran la sujeción y elasticidad viscosa de sus articulaciones a la hora de impactar con la superficie. Según los científicos, estas adaptaciones mecánicas funcionan simultáneamente con la computación visual, lo que provoca la extensión de las patas para un aterrizaje exitoso.

Entre otros descubrimientos, en este estudio se ha observado que las moscas utilizan comportamientos más complejos de los que se creía anteriormente. Los autores de la investigación la definen como la exploración más completa de las maniobras de descenso de la mosca realizada hasta la fecha. Aunque investigaciones anteriores habían dicho que tal vez las moscas no necesitaban ajustar la orientación de su cuerpo antes de posarse, otras observaciones indican que las maniobras de rotación corporal son fundamentales para el «aterrizaje patas arriba».

Para el estudio, el equipo de científicos liderado por Pan Liu ha utilizado videografías de alta velocidad. La mosca azul es la especie concreta que han usado para la investigación. Gracias a marcadores anatómicos digitales han podido conocerse la geometría del cuerpo de los insectos, así como el movimiento de sus alas.

Se ha demostrado la diferencia de esta especie con la mosca de la fruta, que apenas hace rotar su cuerpo antes de posarse. La mosca azul utiliza muchas maniobras de rotación, aumentando en gran medida los movimientos observados en la mosca de la fruta, realizan incluso más que pájaros como los colibríes.

Por otra parte, los resultados del estudio indican que este tipos de moscas usan procesos neuronales combinados con información sensorial. Esto lleva a la conclusión de que los robots voladores pequeños deberán tener procesos de computación integrados y elementos de aterrizaje para lograr posarse patas arriba. Esta información es esencial para  la construcción de robots voladores que realicen maniobras similares, y podría aplicarse en el campo de la neurociencia con nuevas hipótesis sobre el funcionamiento del cerebro de los insectos.

Fuente: EFE