Jesús del Pozo, modisto y creador de la firma homónima, protagonista de uno de nuestros capítulos de Moda con firma, cuenta con una trayectoria profesional que comenzó en 1974 cuando abrió su primer atelier en la madrileña calle del Almirante, centro neurálgico de la moda y el diseño del movimiento conocido como la movida, del que Jesús del Pozo fue uno de los principales impulsores.
Su propuesta de estilo no fue efímera, y durante treinta y siete años, logró mantener su identidad, imponiéndose a tendencias y modas pasajeras. Ante todo, defendía un proceso creativo muy intuitivo, que evoca a la Alta Costura, rescatando el valor de lo hecho a mano.
Con clara influencia de la tradición española, su trabajo, avalado por numerosos premios, lo propone como uno de los mejores herederos de Balenciaga y Fortuny. La década de los 90 fue un periodo de gran expansión para la marca. En 1992 lanzó la primera de las once fragancias que actualmente se comercializan en más de 120 países. Halloween, quizá su producto más popular, marcó un hito por su buen recibimiento en mercados internacionales.
En esta misma época, Jesús del Pozo comenzó su producción industrial y presentó su primera colección de trajes de novia. Con la llegada del nuevo siglo, Jesús del Pozo incrementó su actividad con nuevas líneas de accesorios, gafas y ropa para la casa. Se trasladó a un nuevo estudio, un laboratorio de ideas donde investigaba con su equipo nuevos conceptos, materiales y formas para incorporar novedades en cada colección.
Tras su fallecimiento en agosto de 2011, su legado sigue vivo a través de su marca, su equipo y la Fundación Jesús del Pozo que, desde el 2004, se encargan de gestionar y transmitir su herencia a los jóvenes profesionales del sector. Desde el pasado mes de marzo de 2012, la empresa Jesús del Pozo pertenece a la empresa Perfumes y Diseño S.A.
