La interiorista Inés Benavides presenta uno de los capítulos de Con nombre propio, en el que nos abre las puertas de su casa y de su mundo personal y profesional, mostrándonos su estilo, sus fuentes de inspiración y algunos de sus proyectos.
Inés se formó en Ingeniería de minas y trabajó como consultora de estrategia de empresa hasta que nació su hija hace once años, momento en el que decidió comenzar a diseñar joyas. Más tarde se inició en el diseño de elementos de decoración y cuando se dio cuenta de que realmente ayudaba a sus clientes a decorar sus casas, empezó en el mundo del interiorismo, que para ella aúna la estética y la funcionalidad.
Pero, ¿en qué se inspira para diseñar y decorar? Inés ha vivido en siete países distintos y todas esas culturas influyen mucho en su trabajo, especialmente Italia, Francia o el diseño escandinavo. También las exposiciones que pueden disfrutarse en el Instituto francés en Madrid, le resultan muy inspiradoras, al igual que visitar tiendas en las que encontrar piezas especiales como Subastas Goya, espacio al que Inés acude asiduamente en busca de antigüedades que den un toque distinto a sus interiorismos.
En su estilo destacan las mezclas producidas debido a sus múltiples viajes, pero la búsqueda de luz y el uso de bases neutras con muchos toques de color, son señas de su identidad. No concibe un proyecto de interiorismo sin el uso de piezas de vintage, antigüedades y de diseño, especialmente estas dos últimas. También se deja influir mucho por el entorno del lugar para el que va a trabajar, ya que «no es adecuado usar el minimalismo, por mucho que te guste, en una casa de campo extremeña, por ejemplo». Además, también se adapta a la persona para la que decora, incluyendo piezas que ya posea y usando siempre la creatividad y el sentido común.
Inés vive en una casa que estaba compuesta por tres viviendas que unió en una obra de un año de duración. En su actual arquitectura, la escalera se hace fundamental para conectar los diferentes pisos: en el primero, se encuentra el comedor, la cocina y el hall; en el segundo, el despacho y el salón; en el tercero, la zona de los niños y en último lugar, la habitación principal y la terraza. Su casa es «su laboratorio», ya que en ella no dejan de entrar y salir muebles y cuadros; pero además, es muy suya ya que el 80% de sus muebles están diseñados por ella. Incluso, ha realizado murales en las paredes como el de la habitación de su hija.
Uno de sus consejos a la hora de decorar es no perder nuestra esencia personal, dejando a un lado las modas y revistas. Todos sus proyectos tienen un alma, que los diferencia y los hace especiales, y eso es fundamental para que funcionen.
