Supervivientes de circunstancias análogas a los que hemos visto en el cine de terror

Todos disfrutamos de una buena película de terror, pero ¿qué pasa cuando las pesadillas no ocurren en la pantalla sino en la vida real? Lo que vamos a compartir con vosotros en el post de hoy son los inquietantes relatos de personas que son todas sobrevivientes de unos terrores que ocurrieron en la vida real y que hacen que todo lo que sucedió en PESADILLA EN ELM STREET parezca un capítulo de Peppa Pig. Desde acechadores y asesinos en serie hasta espantosos traumas médicos, estos supervivientes lo han visto todo y, afortunadamente, han podido contar lo sucedido.

Los protagonistas de los «relatos» demostraron que tienen lo que la mayoría de los protagonistas de las películas de terror no tienen: sentido común, ingenio agudo y resistencia frente al terror extremo …

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

Michelina Lewandowska no tenía la mejor relación amorosa con su prometido, Marcin Kasprzak, pero en vez de una anticipada separación desagradable o una confesión de que le había puesto los cuernos, nada la podía preparar para lo que sucedió. En vez de eso, el hombre de 25 años disparó con una pistola Taser a la madre de su hijo de 3 años en su casa de Huddersfield, en el norte de Inglaterra. Después, ayudado por su amigo y cómplice Patryk Borys, la ataron las muñecas y los tobillos con cinta adhesiva para después meterla en una caja para enterrarla en un bosque cercano, bajo ramas, tierra y un tronco para que no pudiera huir. Según Kasprzak, lo hizo simplemente porque «ya se había aburrido de ella».

Sin embargo, Michelina consiguió desatarse usando su anillo de compromiso y logró abrirse camino hacia la superficie antes de parar un coche que pasaba por ahí para llevarla hasta la ciudad. En una entrevista después, ella confesó que lo único que le hizo hacer todo lo posible para salir de su tumba fue pensar en cómo «necesitaba sobrevivir para poder proteger a su hijo del hombre que le hizo esto».

Aunque logró escapar con vida, los efectos psicológicos y físicos la atormentaron durante meses; sufría de insomnio y paranoia, y tenía dificultades para respirar y caminar.

Marcin Kasprzak aseguró que «solo quería asustar a la joven» pero fue declarado culpable de intento de asesinato por el tribunal británico de Leeds y fue condenado a 20 años de prisión.

LA  ÚNICA SUPERVIVIENTE

Un 29 de agosto de 1997, Holly Dunn y su novio, Chris Maier, estaban disfrutando de una noche de diversión cuando se toparon con el extraño equivocado. Mientras se dirigían hacia casa desde una fiesta de un amigo, un hombre misterioso se acercó a la pareja en la estación de tren para pedirles dinero. Lo que no sabían es que él era Ángel Maturino Reséndiz, un asesino en serie que ya había matado a seis personas y seguiría matando a más.

Amenazándoles con un picahielos, Reséndiz consiguió atar a Holly y a Chris en una zanja. A continuación, mató a Maier a sangre fría apaleándole con una piedra que pesaba más de 20 kilos. No satisfecho con eso, Reséndiz procedió a violar a Holly, apuñalándola en el cuello con la pica de hielo, y golpeándola salvajemente con un tablón de madera hasta que se desmayó.

Cuando Holly despertó, Reséndiz había desaparecido después de haber confundido la inconsciencia de Holly con la muerte, dándole la oportunidad de escapar. Pudo arrastrarse hasta la casa más cercana desde donde fue llevada al hospital, con la mandíbula rota, un ojo completamente destrozado, y muchas más lesiones. Casi 10 años después, Holly contra «The Railway Killer» (utilizó el sistema de trenes para moverse entre estados y encontrar nuevas víctimas) en un juicio que terminó condenándolo a muerte. Ella era la única de sus 15 víctimas que logró escaparse.

CABIN FEVER

Aimee Copeland fue una chica activa, llena de vida, amante de la naturaleza y las actividades extremas. Pero, a los 24 años se atrevió a tirarse por una tirolina o tirolesa casera sobre el río Tallapoosa. No le preocupaba que algo saliera mal y nunca había evitado la posibilidad de probar cosas nuevas y arriesgadas. Pero el cable se rompió y Aimee cayó en picado en el agua turbia abajo, donde contrajo Fascitis Necrosante, una bacteria carnívora que fue devorando su cuerpo lentamente.

Después de que los doctores determinaran que Copeland había contraído la bacteria carnívora, que suele ser mortal, trabajaron tan rápido como pudieron para detener la propagación antes de que pudiera afectar a sus órganos vitales. Al final tuvieron que amputarle las dos manos, su pierna y el pie de la otra pierna. Su familia pensaba que no sobreviviría pero, por suerte, lo logró. Desde el incidente, ha recibido piernas protésicas y manos biónicas que le permiten tener una vida algo más normal.

Cuatro años después de esta durísima experiencia Copeland se ha convertido en la voz de la comunidad de personas con discapacidades y hoy te vamos a dejar a ella con la última palabra:

“Me ha tomado mucho tiempo sentirme cómoda y aceptar mi nuevo cuerpo. TODOS fuimos hechos con imperfecciones y hay mucha belleza en nuestras fallas. ¡Las cicatrices e injertos de piel fortalecen nuestro carácter! El tema no es lo que tienes, sino que lo que en realidad importa es lo que haces con lo que tienes”…