¿Mito o realidad? La combustión humana espontánea?

Lo hemos leído en las noticias en algún momento: casos de incineración de personas vivas que suceden de manera inesperada, como si la ignición comenzara dentro de sus cuerpos. Y tanto la ciencia como el público están escépticos acerca de este fenómeno conocido como combustión humana espontánea. A lo largo de los años se han documentado más de 200 casos de este fenómeno pero jamás se ha llegado a una conclusión que no sea cuestionable y la ciencia sigue en busca de explicaciones para determinar si se trata de un fenómeno real o provocado por el hombre.

Empezamos con la definición oficial de combustión humana espontánea:

Se entiende por combustión espontánea los casos de un objeto que aumenta su temperatura rápidamente de forma interna, sin razón aparente, para posteriormente producir la ignición, transformando ese calor extremo en llamas. Aunque, como hemos dicho, los científicos no han logrado comprobar la validez de este fenómeno del 100%, si existen algunas hipótesis acerca de su origen.

Una de las teorías ha definido que esta combustión súbita ocurre debido a un calor excesivo que se genera dentro del cuerpo humano. La incineración, que se origina en el pecho, ocurre tan rápido que la víctima no tiene tiempo de pedir ayuda ni de intentar apagar el fuego y la muerte es casi instantánea. Y uno de los detalles más desconcertantes que muestran las evidencias fotográficas es que los brazos y piernas de las víctimas suelen quedar intactos.

Entre las posibles causas de la combustión humana espontánea, están:

  • Una pequeña fuente externa quema la piel, sacando una capa y ardiendo al usar la grasa subcutánea como combustible.
  • La cetosis, que se produce cuando el cuerpo no tiene carbohidratos para quemar, libera acetona, que es altamente inflamable, por más pequeña que sea la fuente.
  • La rápida subida de temperatura de líquidos del cuerpo, unida a los gases intestinales, provocan que el cuerpo encienda ante fuentes muy básicas como cera o cenizas de cigarrillo.

De hecho, para demostrar este fenómeno científicamente, la BBC utilizó un cerdo muerto envuelto en una manta como “modelo” para probar la teoría del efecto mecha. Colocaron el animal dentro de una habitación simulada y se vertió una pequeña cantidad de combustible sobre la manta para que actúe como acelerante. Una vez encendida, los investigadores registraron una temperatura de unos 800ºC que se mantuvieron a lo largo de todo el experimento. A medida que las llamas quemaban la piel del cerdo, su grasa subcutánea se derretía y escurría hacia la manta. El mobiliario de alrededor no sufrió prácticamente daños, aunque el calor alcanzó a fundir la carcasa de plástico de una televisión encima de un mueble.

Dicho esto, si bien la ciencia propone posibles causas, no se ha podido explicar, por ejemplo, como todo el cuerpo puede terminar en cenizas, incluyendo los huesos que requieren una temperatura de más de mil grados centígrados para ello. Por lo tanto, hay otras hipótesis que aseguran que el origen es menos físico y que se debe a entes malignos, fantasmas y fuerzas paranormales.

Como hemos dicho, existen múltiples casos registrados a lo largo de los siglos y Jenny Randles y Peter Hough, autores del libro “Spontaneous Human Combustion” recopilaron una lista de 111 casos registrados desde el año 1613. Conozcamos algunos de los casos más destacables:

  • 1664, el primer caso: El primer caso de combustión espontánea humana proviene de un hombre en Dinamarca llamado Thomas Bartholin que, en 1663, describió la forma en que una mujer en París, fue reducida a cenizas y humo sin que el colchón de paja en que dormía, sufriera afectaciones por el fuego.
  • El caso más famoso de combustión espontánea humana es el de Mary Resser, una viuda de 67 años residente de Florida, que se transformó en una columna de fuego en 1951. Su hijo, Richard, dijo que la última vez que había visto a su madre, se encontraba sentada en su silla favorita, fumando un cigarrillo. A la mañana siguiente, todo lo que quedaba de ella eran cenizas, fragmentos de huesos, dientes y un pie dentro de una zapatilla. La silla tapizada se quemó hasta los muelles, había una marca de fuego en el techo y… un montón de papeles al lado totalmente intactos.

El Dr. Wilton Krogman, especialista en muertes por fuego, se unió a la investigación. “No puedo imaginar una cremación tan completa sin que el resto de la habitación haya sido quemada; todo debería haberse consumido. Nunca había visto un cráneo humano encogido por acción del calor intenso. Generalmente sucede lo opuesto –los cráneos se dilatan y explotan en centenas de trozos. Es la cosa más sorprendente que he visto. Cuando lo recuerdo, los vellos de la nuca se me erizan de miedo. Si estuviera viviendo en la Edad Media susurraría algo relacionado con la magia negra”…

Curiosamente, no ha habido muchas películas de terror sobre este fenómeno pero cabe destacar una cinta de horror sci-fi de atómicas consecuencias del gran Tobe Hooper que, lamentablemente, pasó sin pena ni gloria: Combustión espontánea

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