Las claves de la saga ‘Wishmaster’: el retorno a la esencia del género

Los primeros años de la década de los noventa no fueron los mejores para el cine de terror. El género andaba sin rumbo y dando tumbos hasta que aparecieron en 1996 Scream. Vigila quién llama de Wes Craven y Abierto hasta el amanecer de Robert Rodríguez, dos películas fundamentales para que volviese a resurgir y a ponerse de moda. En ese contexto surgió Whismaster, una película de un éxito rotundo con su primera entrega, que pronto se convertiría en una famosa franquicia de cuatro partes.

La historia se centra en el mito árabe de los Djinns, más conocidos popularmente como genios, los cuales en el mito original conceden tres deseos a quien los libere de su cárcel, normalmente una lámpara, botella o gema, pero al ser tratarse de seres traicioneros cada deseo conlleva inherentemente una desgracia. Los dos personajes protagonistas a lo largo de las cuatro cintas serán el Djinn, un genio diabólico que convierte los deseos en pesadillas y que tiene como fin abrir la puerta de la dimensión en la que está atrapada su raza para conquistar la Tierra, y la chica que lo despierta, a la que tendrá que conceder tres deseos para ser libre después de recolectar almas de seres humanos.

Los responsables detrás de la primera película y de sentar las bases sobre las que se cimentó la saga fueron Robert Kurtzman como director, uno de los responsables de la popular compañía de efectos de maquillaje KNB, Peter Atkins como guionista, conocido por su trabajo en la saga Hellraiser, el veterano Harry Manfredini, que se había convertido en un popular compositor de bandas sonoras de películas de terror como Viernes 13, y Wes Craven como productor, que había alcanzado la fama por dirigir películas míticas del género como Las colinas tienen ojos, Pesadilla en Elm Street o la saga Scream.

El argumento principal de la saga está dominado por el tema clásico del terror de los deseos malditos, debiendo guardar mucho cuidado con lo que se desea ya que puede no resultar lo esperado, influenciado claramente por el cuento de W. W. Jacobs La pata del mono, y la exploración de miserias humanas como la ambición, la avaricia y el deseo de poder, que quedan expuestas ante la posibilidad de que te concedan tres deseos a tu libre elección.

Los responsables detrás de la primera película y de sentar las bases sobre las que se cimentó la saga fueron Robert Kurtzman como director, uno de los responsables de la popular compañía de efectos de maquillaje KNB, Peter Atkins como guionista, conocido por su trabajo en la saga Hellraiser, el veterano Harry Manfredini, que se había convertido en un popular compositor de bandas sonoras de películas de terror como Viernes 13, y Wes Craven como productor, que había alcanzado la fama por dirigir películas míticas del género como Las colinas tienen ojos, Pesadilla en Elm Street o la saga Scream.

Uno de los puntos más destacables de la película fue su reparto. Además de contar con el genial Andrew Divoff como el Djinn, y en un papel secundario con Robert Englund, conocido por encarnar a Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street, consiguió llamar la atención del público con numerosos cameos de actores míticos del género, que eran muy populares en su momento como Kane Hodder (Jason X), Joe Pilato (Zombi), Ted Raimi (Posesión infernal), Reggie Bannister (Phantasma), George ‘Buck’ Flower (La Niebla) y la voz de Angus Scrimm (Phantasma).

Otro de los aspectos más queridos por los fans de la saga siempre ha sido el propio Djinn. Más allá de la magnífica actuación que llevó a cabo el actor Andrew Divoff en las dos primeras entregas, la estética siniestra y aterradora del monstruo que tan bien logró el equipo de Robert Kurtzman sigue siendo hoy día un icono del cine de terror.

La saga, planteada por sus creadores como una fiesta del género pronto se convirtió como una imprescindible dentro del cine de terror, ya que supuso un retorno a la esencia de los ochenta, plagado de efectos de maquillaje, un ágil montaje, muchos momentos sangrientos y el cómico tono, cargado de gags, en complicidad permanente con el espectador y sin tomarse demasiado en serio en pos de la diversión.

No te puedes perder la saga los miércoles a partir de las 22:00h