La violencia en la vida real provocada por los medios

Desde siempre, las pantallas grandes y pequeñas han acogido todo tipo de delitos, violencia y asesinatos. Y si como nosotros, pasasteis la niñez viendo a Coyote desafiando la muerte una y otra vez en Correcaminos, estamos seguros de que estarás de acuerdo en que ninguna de esas travesuras disparatadas te instó a salir a causar el caos por las calles de tu ciudad. Pero, muy rara vez, sí surgen indicaciones de una posible correlación entre la violencia de la pantalla y la violencia real, y Hollywood, una vez más, se encuentra en el punto de mira, sobre todo porque es un objetivo mucho más fácil que los culpables más obvios como el control de armas y problemas de salud mental.

Uno de los principales oponentes cuando se trata del argumento de que el consumo de violencia de ficción conduce a la violencia real es Quentin Tarantino. Disputando la novela de Michael Medved «Hollywood vs. América: Cultura Popular y la Guerra contra valores tradicionales«, que argumenta que la violencia excesiva de la cultura popular tiene un efecto perjudicial sobre la sociedad, Tarantino planteó que, «Cada 10 años, hay un libro que viene y dice que hay violencia en las calles, la gente está muriéndose de hambre, la anarquía está a punto de explotar – echa la culpa a los culpables de verdad. La violencia en la vida real es lo que es: violencia en la vida real. Las películas son películas. Puedo ver una película sobre el desastre de Hindenberg y disfrutar de ella como una película, pero todavía siento que es una horrible tragedia ocurrida en la vida real. No es lo mismo en absoluto«.

Todos somos distintos, así que no hace falta decir que diferentes personas responderán a los estímulos violentos en sus propias maneras y hay una cantidad inquietante de evidencia que sugiere que la influencia de imágenes violentas depende significativamente de la estabilidad psicológica de los espectadores.

Afortunadamente, los casos de violencia en la vida real que parecen haber sido influidos directamente por algo visto en la pantalla son pocos, pero los siguientes ejemplos proporcionan una indicación preocupante de lo influyente que puede ser la violencia en nuestras pantallas cuando es vista por personas predispuestas a un comportamiento agresivo o trastornos psicológicos y/o afligidos por una larga lista de etcéteras que también contribuyen a comportamientos violentos.

DEXTER

Dada la reciente ola de violencia en la pequeña pantalla, no es de extrañar que los programas de televisión también han llegado a estar en el punto de mira cuando han ocurrido crímenes en la vida real que comparten semejanzas aterradoras con ciertos puntos de sus tramas.

Un personaje de televisión vinculado a varios crímenes brutales es el analista forense, Dexter Morgan, interpretado por Michael C. Hall. El caso más aterrador que llamó la atención de los medios fue el del aspirante a cineasta Mark Twitchell en Edmonton, Canadá en 2008. Informes indican que Twitchell, quien más tarde llegó a ser conocido como «The Dexter Killer», utilizó perfiles falsos en un sitio de citas en línea llamado ‘Plenty of Fish’ para atraer a dos hombres a su estudio de cine. Mientras uno de los dos hombres llegó a escapar, Twitchell asesinó y desmembró al otro en un intento de rodar una película sobre un asesino en serie.

Antes de los eventos sórdidos, Twitchell asumió la identidad de Dexter Morgan en línea, escribiendo abiertamente sobre sus intenciones de convertirse en un asesino en serie, e incluso elaboró una lista de sus víctimas previstas.

En una entrevista en 2012, Michael C. Hall declaró que “esperaría que la apreciación de la gente fuera más que algún tipo de fetichización con las escenas de la muerte … Yo no dejaría de hacer DEXTER porque alguien esté fascinado por ella sólo de esa manera. Trato de decirme a mí mismo que por su naturaleza el culpable la habría hecho de una manera u otra, pero parece que DEXTER tenía algo que ver con ella. Es horrible”.

Twitchell fue condenado por sus crímenes y ahora está en prisión, aunque es inquietante saber que logró conseguir tener una televisión de pantalla plana de 40 pulgadas en su celda y ver las cuatro temporadas de DEXTER que perdió durante su juicio. Aún más alarmante es el hecho de que desde entonces, ha intentado resucitar su proyecto cinematográfico desde detrás de las rejas. Después de haber contratado a un amigo para tratar de recuperar las imágenes de la película incautada por la policía, Twitchell asegura que verá su película acabada si es literalmente lo último que hace.

MUÑECO DIABÓLICO 3

En 1993, dos jóvenes de 10 años, Robert Thompson y Jon Venables, secuestraron, torturaron, asaltaron y brutalmente asesinaron a James Bulger, de dos años de edad, en Liverpool. Supuestamente inspirado en MUÑECO DIABÓLICO 3, los dos niños, que se convirtieron en los asesinos condenados más jóvenes de la historia moderna de Inglaterra, arrebataron al niño del Centro Comercial New Strand y lo llevaron a una línea de ferrocarril cercana donde lo golpearon repetidamente con una barra metálica, echaron pintura azul en sus ojos y metieron pilas en su boca antes de desnudarlo y agredirle sexualmente y dejarlo morir.

La idea de que MUÑECO DIABÓLICO 3 había influido en el crimen de alguna manera surgió cuando salieron a la luz varias películas que el padre de Jon Venables había alquilado poco antes de los horribles acontecimientos. Esto fue respaldado por el hecho de que Chucky está salpicada con pintura azul durante un juego de paintball en una escena en la película y algunos rastros de pintura azul encontrados en la escena del crimen coincidieron con las marcas encontradas en la ropa de los chicos. Esto fue, por supuesto, considerado prueba no sustancial, con un detective declarando que no había «nada -ni escena, ni trama, ni diálogo- que podía haber sido una influencia directa para que los chicos decidieran salir a cometer un asesinato». Aun así, la saga de MUÑECO DIABÓLICO fue atacada en el Reino Unido con un clamor subsiguiente por normas y reglamentos más estrictos en lo que respecta al lanzamiento de estas películas llamadas «Video Nasties”.

Los dos chicos fueron declarados culpables del asesinato de Bulger y el tribunal recomendó una pena mínima de ocho años, pero después de una petición dirigida por los editores del periódico The Sun en julio de 1994, se anunció que la sentencia se extendería a un mínimo de quince años.

 

En conclusión, mientras que es cierto que los casos anteriores sugieren que el entretenimiento violento puede influir algunos actos de violencia en el mundo real, no hay que olvidar que todos los autores también son individuos que pertenecen a grupos de la sociedad bastante más propensas a ser influenciados por la violencia en pantalla.

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