Klaus Schreiber, el pionero en contactos tecnológicos con el más allá

No importa cómo de rápido evolucione la tecnología, el mundo sobrenatural tiene la mala costumbre de ponerse al día para manejar las últimas tecnologías con un brío y destreza impresionante y muy inquietante a la vez. Atrás quedaron los días de sacar libros de las estanterías, lanzar tazas de té por la habitación o deletrear mensajes místicos en tableros Ouija. Cada nuevo avance tecnológico presenta el mundo de los espíritus con otro portal entre su mundo y el nuestro.

Pero mucho antes de que los teléfonos móviles y las tablet se volvieran tan comunes, las primeras indicaciones de que los fantasmas eran todos unos «expertos en tecnología» llegaron al inicio de la era de la televisión. Nuestra desconfianza de esa entonces nueva tecnología, junto con el hecho de que los viejos aparatos de tubos de rayos catódicos proyectaban imágenes borrosas, llenas de estático y con un sonido crepitante, como es de esperar alimentó la creencia de que los televisores en realidad sirvan como un tipo de portal estático desde el más allá directo hacia nuestras salas de estar.

Como consecuencia, la investigación paranormal en este fenómeno encontró su fundamento en los años 70 y 80 con el término de Transcomunicación Instrumental (ITC) acuñado por los investigadores de la época. Una de las figuras fundadoras de ITC fue el investigador paranormal alemán y autoproclamado psíquico Klaus Schreiber cuyo primer interés en el tema se desató cuando se enteró del fenómeno de la psicokinesis y descubrió que podía doblar una variedad de platería, algo que atribuyó a sus habilidades psíquicas.

Un experimento llevó a otro, y decidió adentrarse en el mundo de la comunicación con el más allá en grabaciones en cintas de vídeo. Al «recibir» voces de varios parientes muertos, Schreiber construyó su propio laboratorio en el sótano para llevar a cabo experimentos de audio y vídeo utilizando un dispositivo al que se refirió como el “Vidicomin«. Este dispositivo consistía en una cámara de vídeo apuntando hacia un televisor encendido, pero no conectado a una antena. Schreiber luego conectó la salida de la cámara al televisor para crear un «ciclo de retroalimentación», cuyos resultados fueron más que sorprendentes:

El vídeo de arriba es sólo uno de muchos ejemplos de los «invitados» de Schreiber , y hasta algún que otro famoso le visitó en alguna ocasión. Uno de ellos fue la actriz austriaca Romy Schneider. Pero si una de tus peores pesadillas es el cabello negro y descuidado de Sadako , imagínate la cara de Schreiber cuando vió el peinado descuidado que otro de sus famosos invitados espirituales lucía con orgullo: por supuesto estamos hablando del mismísimo físico teórico alemán, Albert Einstein.

Schreider también había tenido una relación muy cercana con su difunta hija Karin y después de algunas visitas, ella acabó trabajando como su intermediaria desde el otro lado de la pantalla del televisor. Finalmente, en enero de 1988, Schreiber murió después de un segundo ataque cardíaco, pero no tardaron en aparecer casos de imágenes y mensajes que el científico había enviado a amigos y compañeros, incluso una imagen del mundo de los espíritus donde ahora vivía con parientes fallecidos.

Pero Schreiber no fue el único que continuó su trabajo desde la tumba y una historia muy similar e igual de disquietante surgió en 1987 cuando se murió el productor de cine sueco e investigador pionero del ITC, Friedrich Jürgenson.

Un compañero investigador paranormal, Claude Thorlin, afirma que Jürgenson le envió una especie de «mensaje psíquico» desde su lecho de muerte avisándole que esperara una «transmisión fúnebre en vivo» en su televisor. Tomando el mensaje de Jürgenson como un evangelio, Thorlin se quedó pegado al televisor en su ciudad natal de Eskilstuna (a ni más ni menos de 500 km del funeral) con la esperanza de grabar el evento. Sin ningún guía de programación para ayudarle , la esposa de Thorlin , Ellen, confirma haber escuchado a Jürgenson repetir las palabras «canal cuatro» una y otra vez durante el desayuno ese mismo día. No obstante, ¡hubo un pequeño problema! En esa época sólo había tres canales transmitiendo en la radio y dos en la televisión, por lo que Claude decidió poner el canal cuatro en la televisión cuando estaba programado el inicio del funeral, pero no había más que ruido blanco. Por suerte, dejó la televisión encendida y 22 minutos después de la ceremonia, un pequeño rayo de luz comenzó a expandirse por la pantalla, por lo que Claude tomó una foto con su cámara Polaroid para documentarla. A medida que la foto se iba revelando lentamente, una figura blanca se podía ver sobre el fondo negro de la pantalla de televisión; momento cuando Ellen gritó de repente, » ¡Dios mío!¡Es Friedrich!

A pesar del escepticismo beligerante en cuanto a la Transcomunicación Instrumental, este es un fenómeno que continúa asustándonos e intrigándonos, un miedo alimentado por la prevalencia de películas psionicas durante las últimas décadas. Demostrando la eficacia del susodicho tropo, Paramount ideó una campaña de marketing magistral para RINGS el año pasado, y hoy te vamos a dejar en buenas manos: con Samara Morgan y las reacciones de unos clientes desprevenidos cuando la niña del pozo sale de la televisión en busca de su madre en una tienda de electrodomésticos…