¡Gracias por el paseo, señora! La autoestopista fantasma ¿Realidad o leyenda urbana?

¿Un nido de arañas en la cabeza? ¿Cocodrilos en las alcantarillas? ¿Una canguro que metió al gato en el microondas? No, probablemente nada de eso le haya pasado al vecino de la hermana de un conocido tuyo pero muchas «leyendas urbanas» de ese estilo, pese a contener elementos demasiado increíbles para ser ciertos, se presentan como hechos reales. Se transmiten por tradición oral, de boca en boca, y van embelleciéndose con cada nueva versión, creando un folclore contemporáneo. Se ceban en la superstición y en el morbo, y casi siempre tienen cierta moralina, «si haces (o no haces) algo, habrá consecuencias»…

Con motivo de la llegada de CREEPSHOW 2 en DARK, nos ha parecido el momento perfecto para compartir con vosotros una de las leyendas urbanas más famosas y repetidas del mundo: la historia aterradora de «la autoestopista fantasma», también conocida como «la muerte de la curva»…

Se trata de una leyenda que lleva circulando siglos, adaptándose a los distintos medios de transporte. La versión más básica de la historia relata como una chica con un vestido rasgado (a veces de novia y otras de luto) se manifiesta frente a los viajeros a la vera de los caminos, por lo general cerca de una curva peligrosa. Les pide a éstos que la lleven; cuando sube, se dice que transcurre un tiempo en absoluto silencio hasta que ella, misteriosamente, desaparece del vehículo en movimiento. Se suele contar luego que el viajero termina enterándose de que la mujer había muerto en un accidente o de alguna forma trágica. La versión que la viste con vestido de bodas afirma que murió con su novio.

Hay múltiples versiones de esta leyenda pero para ayudarte a dormir mejor esta noche, queremos destacar una versión muy conocida en Barcelona: «La Curva de Garraf». Cuentan que esto sucedió una noche oscura en las curvas de Garraf, una sucesión de curvas cerradas y muy peligrosas, mucho antes de que se construyera la autopista que ahora cruza la montaña de Garraf.

Era una noche cerrada y caía una lluvia intensa que impedía ver más allá de 15 metros. Un hombre iba conduciendo su coche por las curvas, con ganas de llegar a casa para reencontrarse con su mujer y sus dos hijas después de un largo fin de semana de trabajo.

En una de las curvas del camino, vio a una autoestopista, una joven rubia, demacrada y pálida, empapada por la lluvia, con un largo vestido blanco desgarrado y sucio de barro. Este hombre se apiadó de ella y, pisando los frenos, decidió llevarla consigo y acercarla hasta el pueblo más cercano.

Durante gran parte del viaje, el hombre y la chica hablaron de cosas triviales, hasta que, justo antes de llegar a una curva muy cerrada, la joven le avisó de que reduzca la velocidad. El hombre lo hizo y se dio cuenta que, de no haber sido advertido por ella del peligro, seguramente se hubiera matado. Al darle las gracias a la joven por salvarle la vida, la chica contestó, «No me lo agradezcas. Es mi misión. En esa curva me maté yo hace más de 25 años, en una noche como ésta». Y después de pronunciar éstas palabras, desapareció, dejando como única prueba un asiento mojado…

Otro caso tampoco muy lejos de aquí espantó a medio Portugal cuando se hizo viral un vídeo, aparentemente casero. Estaba rodado desde dentro de un coche en el que viajaban tres amigos. El vehículo paró a recoger en mitad de la noche a una joven, Teresa Fidalgo, y sufre un accidente. Según los créditos, murieron los tres amigos.

Aunque el video parecía auténtico, dado el estilo en el que estaba grabado, en realidad se trataba de un fragmento del vídeo «A Curva» que su director, David Rebordão, había querido promocionar en internet. Fue tal la conmoción que el director tuvo que aclarar la situación.

A pesar de que todas las versiones han sido descartadas como leyendas y mitos, yo que tú, tendría mucho cuidado cuando circules de noche por una carretera solitaria. Nunca se sabe lo que puede haber ahí fuera…