‘Estoy cansado de comer carne humana’. Un caso real de caníbalismo

Aunque el cine sobre caníbales, cómo tentáculo del terror extremo, es un inframundo de atrocidades, por desgracia el canibalismo es una práctica bastante más común de lo que se cree. Y es que, si hay algo que el ser humano se ha encargado de dejar en firme es que no hay fantasía sombría que no pueda ser superada en la vida real, y que no hay maldad que no pueda ir siempre más allá.

Uno de los casos de canibalismo que más han impactado al mundo se destapó el año pasado gracias a la confesión de un hombre (Nino Mbatha) que se presentó con varias partes de extremidades humanas en el cuartel de la policía de la localidad Estcourt (Sudáfrica). Mbatha decía que se había cansado de comer carne humana y, ante el asombro de los agentes que tomaban su testimonio, tuvo que mostrar una pierna y una mano desmembradas para que lo creyeran. Después, el hombre caníbal acompañó a las autoridades a una casa en Rensburgdrift donde se tuvieron que enfrentar con el olor de la muerte y nuevos restos humanos.

Lamentablemente, no es la primera vez que se denuncian las atrocidades de personas caníbales en el continente africano. Y no se trata de tribus caníbales.

Las investigaciones policiales revelaron que más de 300 locales, supuestamente civilizados, de un pueblo cercano de apenas 1000 habitantes, dejándose llevar por las recomendaciones de unos curanderos locales, terminaron profanando tumbas y comiendo carne de humano. Cuando los agentes de la policía registraron la residencia de dichos «brujos» sin escrúpulos quedaron boquiabiertos al encontrar orejas humanas dentro de una olla, además de cantidad de maletas llenas de partes de cadáveres en distintas fases de descomposición. De alguna forma los curanderos habían convencido a la población de que los mejunjes que preparaban a base de restos humanos serían su mejor protección contra la pobreza e incluso resultarían ilesos si alguna vez fueran alcanzados por balas.

Todo acabó con la sentencia que ponía fin al caso, condenando a cadena perpetua a Mbatha, de 33 años, y Lungisan Magubane, de 32, por asesinato. Un tercer hombre fue absuelto pero los tres negaron los cargos, según medios locales.

Otra cosa que no entendemos para nada es otro hecho: Según explica de forma anónima un académico legal «Mutilar un cadáver y tener un tejido humano son delitos penales, pero no existe una ley directa contra el canibalismo en Sudáfrica» … con lo cual el desenlace de de esta historia todavía está por llegar.