Cuando la realidad supera la ficción: el recién caso que replicó “La huérfana”

Una madre ha sido acusada de abandonar a su hija adoptiva de tan solo nueve años pero la madre afirma que en realidad es una adulta con intenciones de asesinar a su familia.

Si los hechos te resultan familiares seguramente habrás visto la película de terror LA HUÉRFANA (2009) de JAUME COLLET-SERRA en la cual, después del aborto natural de su tercer hijo, una pareja decide adoptar una huérfana rusa con la esperanza de restaurar un poco de paz en la familia pero la recién llegada acaba intentando matar a su familia cuando se enteran de que en realidad tiene 33 años.

Antes de que se presentaran cargos penales contra Kristine Barnett y su ex-marido Michael Barnett, la pareja había sido reconocida por le prensa como padres ejemplares por haber criado a un hijo que resultó ser un «genio infantil». Diagnosticado con el síndrome de Asperger a los dos años, el pequeño Jake logró publicar su primer artículo académico con tan solo 12 años y a los 15 ya era estudiante en un prestigioso Colegio Universitario de Ciencias. Hasta se rodó un documental sobre él, pero fue la oveja negra de la familia, la niña tímida sentada al otro lado de la mesa que acabaría saliendo en todos los titulares pero por motivos muy siniestros.

En 2010, los Barnett adoptaron a Natalia, una niña ucraniana que sufría enanismo – cosa que no sospecharon los nuevos padres. En 2013, antes de mudarse a Canadá, la dejaron sola en un piso en Indiana. Por ese motivo la policía ha acusado a la pareja de dos cargos de negligencia pero los padres insisten que han sido víctimas de un fraude y que en el momento de su adopción, se suponía que Natalia tenía seis años pero en realidad tenía 22 años. En un juicio Kristine afirma que su hija adoptiva fingió ser una niña de nueve años, pero que pronto se dieron cuenta de que tenía la regla, dientes adultos y vello púbico.

Hablando con los medios, la Sra. Barnett afirmaba que se sentía indignada ya que: ‘ Los medios nos están pintando como maltratadores de niños, pero ella no es ninguna niña. Natalia siempre ha sido una mujer desde que la hemos recibido en nuestra casa. ‘ No ha crecido ni un centímetro. Y desde casi el primer momento, todos los médicos creían que sufría de un trauma psicológico grave diagnosticado solo en los adultos. ‘ Hasta empezaba a tirarse delante de coches en movimiento. Untaba sangre en los espejos de casa.’ Pero más duro aún, Kristina ha afirmado que Natalia amenazó con matar a miembros de la familia enrollarlos en una manta y dejarlos en el patio trasero de la casa’. A raíz de las amenazas, los padres se vieron obligados a esconder cualquier objeto afilado en casa, y afirmaron haber encontrado a Natalia echando lejía en su café. Ya con tantas sospechas y tantas pruebas, con la ayuda de un médico los padres consiguieron ordenar las pruebas de densidad ósea de su hija adoptiva y establecieron que tenía por lo menos 14 años .

Pero, a partir de ahí, las cosas empezaron a empeorar ya que el comportamiento de la hija comenzó a deteriorarse aún más. En 2012, Natalia tuvo que ser ingresada en una unidad psiquiátrica después de supuestamente intentar empujar a su madre adoptiva en una valla eléctrica. Ya ingresada en el centro, Natalia empezó a soltar algunas verdades, llegando a confesar que era bastante más mayor de lo que había dicho en un primer momento.

Tras sus confesiones, la familia solicitó al Tribunal Superior que se corrigiera la edad de Natalia para que pudiera recibir el tratamiento psiquiátrico adecuado. Al conseguir el cambio de edad, y cuando Natalia fue dada de alta del centro, los padres pagaron el alquiler de un piso para que pudiera vivir sola. Hasta le ayudaron a obtener el seguro social, beneficios y cupones de alimentos, e incluso le ayudaban a buscar otro piso y pagar el alquiler cuando fue desalojada del primer piso.

Sin embargo, la madre dice que, después de ayudarla con todo, Natalia no quiso saber más de su familia y nadie la ha visto desde entonces.

Ahora, todo está en manos de la justicia y el Juez tendrá que decidir si la niña tiene 29 años, como aseguran sus padres, o 15, tal y como ella aseguraba en un principio. Las similitudes con la película LA HUERFANA son realmente extraordinarias y una vez más nos demuestra como la realidad casi siempre supera la ficción.