Cine de serie B, todas las claves de este género

La serie B es un enfoque cinematográfico fascinante. Se sustenta siempre en el bajo presupuesto, lo cual suele compensarse con creatividad e ingenio. Ni Alfred Hitchcock ni Walt Disney participaron nunca en él y, sin embargo, cuenta con aficionados enfebrecidos y una legión de seguidores. ¿Vemos juntos sus claves?

En qué consiste el cine de serie B

Esta clase de cine es más que una manera diferente de crear películas. Ha llegado a ser un fenómeno cultural que trasciende lo comercial y los modismos.

Comenzó siendo una salida derivada de las circunstancias económicas y productivas del sector en la edad de oro de Hollywood. Surgió, de hecho, como una alternativa inferior al resto de las películas en la consideración de los públicos. Sin embargo, ¿por qué existen cinéfilos que prefieren antes que otras?

Estos son sus atributos

Este fenómeno cultural presenta unos rasgos muy característicos. Los hemos reunido para conformar una radiografía precisa del cine B universal:

  • Estas películas se realizaban con importantes limitaciones. Sobre todo, poco presupuesto y menos duración que las megaproducciones. Se nutrían, sobre todo, de profesionales inexpertos o en decadencia.
  • Como contrapartida, incluían grandes dosis de imaginación, compromiso e innovaciones. La creatividad permitía superar muchos de esos límites.
  • Su objetivo era conseguir altas cotas de popularidad sin necesidad de ser realizaciones exquisitas.
  • El cine de terror tuvo un gran protagonismo en los filmes de serie B. Con todo, se realizaron obras de muchos géneros. Las primeras fueron westerns y también abundaron las tramas de género negro y ciencia ficción.
  • Para reducir gastos, se utilizaban planos y secuencias recurso extraídos de otras películas o de archivos audiovisuales. A menudo, se repetían en la misma cinta varias veces.
  • Estados Unidos fue el país originario de este planteamiento, pero no el único. En Italia se popularizaron a finales de los 50 las películas péplum, con guiones de historia y aventuras. También Japón fue prolífica y pionera en el trabajo con monstruos mecánicos. El MadMex impulsó, en paralelo, algunos de los mejores trabajos del cine mexicano.
  • La falta de realismo se asumía como inevitable, ante la ausencia de medios. Los directores se las arreglaban —cuando tenían talento— para generar efectos y emociones impactantes. De hecho, algunos de los monstruos más icónicos y memorables del cine surgieron en producciones B.
  • Aunque este cine compartía algunas bases y preceptos con el denominado indie, son planteamientos diferentes.

Orígenes y evolución

Inicialmente, se llamaban películas de serie B a las producidas con poco dinero y distribuidas sin publicidad. Era un submundo alternativo a las grandes producciones que copaban el mercado, una reacción creativa para intentar abrirse paso en él.

Desarrolló unos códigos propios. Las figuras en declive se dedicaron a él, pero también fue caldo de cultivo y cantera de nuevas promesas cinematográficas.

Así, Francis Ford Coppola, Peter Jackson, Brad Pitt, Leonardo DiCaprio, John Williams y David Cronenberg saltaron al primer nivel desde estas producciones. John Wayne, Humphrey Bogart y Jack Nicholson siguieron también este camino. Por otra parte, Bela Lugosi transitó principalmente por las creaciones B y Z; mientras que Vincent Price se recicló tras haber triunfado en estos filmes.

Un comienzo en be

Su inicio se concreta en 1930. Durante la Gran Depresión estadounidense, el público apenas se podía permitir ir al cine. Las salas optaron por emitir dobles funciones, con películas B y A.

En los años 50 apareció una variedad: el cine serie Z. Sus condiciones eran todavía peores que las de la B. El caso de Ed Wood, rebautizado como el peor director de todos los tiempos, representa a la perfección esta realidad. Fue fundamental para su desarrollo. Bela Lugosi y Vampira, entre otros nombres célebres, trabajaron con él habitualmente. La película Ed Wood, de Tim Burton en 1994, narra su vida, con Johnny Depp como protagonista.

La aparición de la televisión trastocó y aceleró el declive de esta modalidad. Surgió, incluso, otra relacionada: la serie C, la letra inicial de cable. Sus obras se enfocaban, sobre todo, hacia la considerada programación de relleno de estas cadenas. La inversión era misérrima y la edición muy cuestionable.

Progresivamente, el concepto «cine B» se asoció también a filmes elaborados con una estética particular y alto nivel artesanal.

Asimismo, el cine de explotación se incorporó a esta denominación. Es decir, el centrado en temas escabrosos, polémicos, lascivos o moralmente mal vistos. En concreto, el erotismo, la drogadicción, la violencia y el crimen.

Grandes títulos de la historia de la serie B

Enumeramos a continuación algunas de las películas B más reconocidas e influyentes. Muchas de ellas sorprenden al verlas incluidas en esta categoría:

  • La mujer pantera (1942).
  • La noche de los muertos vivientes (1968).
  • Barbarella (1968).
  • El planeta salvaje (1973).
  • Mal gusto (1987).
  • Razas de noche (1990).
  • La parada de los monstruos (Freaks, 1923), de Tod Browning.
  • La vida de Brian (1979), de los Monty Phyton.
  • Pulp Fiction (1994), de Quentin Tarantino.

Efectivamente, estas tres últimas nos han dejado con la boca abierta. Todas siguen siendo consideradas obras de arte y referencias únicas de la cinematografía mundial.

Con todo, el bajo presupuesto de la cinta de Tod Browning no es comparable al de sus compañeras de cierre. Las tres demuestran, sin duda, que es posible hacer genialidades cinematográficas con mucho más talento que dinero.

Un fenómeno que perdura

En la actualidad, hay quien lo considera un fenómeno desaparecido. Si bien se realizan películas —sobre todo cortometrajes— con poco presupuesto, sus medios técnicos son bastante superiores.

En cualquier caso, resulta incuestionable defender que hay creadores en los grandes circuitos en los que se nota su influencia. Tim Burton, Robert Rodriguez, Sion Sono y, muy especialmente, Quentin Tarantino se siguen inspirando en estas películas de bajo presupuesto.

Algunos de ellos no solo manifiestan su apoyo a este fenómeno, lo demuestran con hechos. Así, Tarantino y Rodriguez participaron en la película GrindhouseCada uno dirigió su propia película de serie B: Death Proof y Planet Terror, respectivamente.

Todas estas películas de serie B, C y Z tienen seguidores. Su encanto es innegable y, a menudo, diferente al de las grandes producciones cinematográficas. Su importancia ha sido decisiva en la evolución histórica del cine. Han servido de cantera de talentos, reciclaje de veteranos y estímulo para principiantes.