80 años de la «broma» radiofónica de Orson Welles

Uno de los acontecimientos más memorables de la vida del director Orson Welles ocurrió un 30 de octubre de 1938 cuando entró en el Estudio Uno de Columbia Broadcasting en Nueva York para narrar en directo la adaptación de la novela «La guerra de los mundos’ de H.G. Wells y poner el planeta a merced de los marcianos.

Quizás, si ocurriera hoy, no nos lo creeríamos (aunque sigue pasando troleadas como «Bocadillo Gate» de Wismichu por ejemplo) pero la cosa es que en 1938 fue todo un acontecimiento.

En ese año, la emisora CBS llevaba, desde hacía unos meses, un programa semanal basado en la dramatización de obras literarias. Pero fue, sin duda, la del 30 de Octubre la que dejó los 60 minutos de radio más famosos de la historia. Alrededor de las ocho de la tarde, el Estudio Uno se convertía en el escenario donde Welles junto con la compañía teatral Mercury iban a interpretar la susodicha novela del escritor británico.

En un contexto marcado por la Gran Depresión, el locutor norteamericano decidió adaptar la obra y contarla en forma de noticiario de última hora para calar en el seno de la audiencia. Y vaya si lo logró.

A pesar de los cuatro anuncios que se emitieron durante la obra diciendo que se trataba de un relato de ficción, el formato de programa de variedades interrumpido por conexiones en directo otorgó al relato una gran credibilidad. Sobre todo porque muchos radioyentes encendieron sus radios más tarde o, simplemente, porque solo prestaron atención a los detalles del presunto ataque alienígena.

Así, en plena víspera de Halloween, tan solo tuvo que lanzar el cebo en la forma de un comienzo aterrador: «Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de última hora procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrell del Observatorio de Mount Jennings de Chicago afirma haber visto algunas explosiones en el planeta Marte que se dirigen hacia la Tierra a una velocidad alarmante... Le mantendremos informado de cualquiera novedad».

Tras el primer corte y para darle aún mayor credibilidad a la noticia, Welles retomaba la supuesta emisión de una orquesta desde el Hotel Meridian Plaza para volver a parar a medida que la ficticia invasión se iba desarrollando. «Damas y caballeros, tengo que anunciarles una grave noticia. Por increíble que parezca, tanto las observaciones científicas como la más palpable realidad nos obligan a creer que los extraños seres que han aterrizado en una zona rural de Jersey esta noche son la vanguardia de un ejército invasor procedente del planeta Marte».

Las interrupciones fueron cada vez más frecuentes y con un tono mayor de alarma, como prueba de la secuencia del personaje Carl Philips desde Grovers Mill , en el estado de Nueva Jersey, donde supuestamente los marcianos estaban aterrizando: «Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que he experimentado en mi vida…¡Espera un momento! Alguien se está acercando desde el fondo del agujero. Alguien … o algo. Se ve dos discos luminosos escudriñando todo desde el agujero… ¿Podrían ser ojos? Puede que sea una cara. Puede que sea…».

Al final, Welles se despidió recordando que todo había sido una broma de la noche de Halloween: “Hasta ahora a todos y recuerden, por favor, durante un día o algo así, la lección terrible que han aprendido esta noche. Ese invasor globular, reluciente, que apareció haciendo muecas en las salas de sus casas, es sólo un habitante de la imaginación; y, si llega a sonar el timbre de su puerta y no ven a nadie allí, no crean que ha sido un marciano… ha sido el genio travieso que aparece la víspera de Todos los Santos”, decía antes de que se anunciara para el domingo siguiente la dramatización de tres novelas cortas… Los datos de la audiencia estiman que cerca de 12 millones de personas escucharon la transmisión y otras tantas cayeron presas del pánico abandonando sus casas y colapsando carreteras, estaciones o comisarías de policía. Los teléfonos de emergencia no daban a basto durante varias horas con un sinfín de mensajes de gente quienes aseguraban haber visto a los extraterrestres. El polémico acontecimiento, que terminaba con la «muerte» del propio Welles a causa de los gases que emanaban los invasores, pudo ser el fin de su prolífica carrera, pero visto en perspectiva, aquello, en realidad, no fue más que el comienzo de su gran leyenda.

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