4 increíbles casos reales de cadáveres que regresaron del reino de la muerte

Las historias de resurrección en la vida real cuentan cómo personas reales han regresado de entre los muertos. Pero las historias que vamos a compartir con vosotros hoy van mucho más allá que personas declaradas legalmente muertas en una mesa de operaciones. Estas se tratan de personas muertas que se levantaron de sus tumbas para seguir desde el punto donde dejaron de vivir. En la mayoría de los casos, se trata de lo que lo científicos llaman la catalepsia – una enfermedad que es un trastorno nervioso repentino en el que quien lo padece se introduce en un estado de inmovilidad, rigidez, insensibilidad e incapacidad de su cuerpo. Específicamente, las «víctimas» permanecen sin signos vitales aparentes durante un periodo de tiempo prolongado, de tal forma que parece que han muerto. Según la Organización Mundial de la Salud, las principales causas de estos ataques catalépticos son el Parkinson, la Epilepsia, los efectos del uso de drogas narcóticas, así como la esquizofrenia, que es su principal causante, así como otros diversos trastornos Psiquiátricos.

Pero ¿con qué frecuencia sucede que personas vivas son declaradas muertas? ¡Pues, con más frecuencia de lo que te imaginas (o quieras saber)! De hecho, a lo largo del tiempo, la ciencia ha podido constatar, a través de la exhumación de cadáveres, que muchos seres humanos fueron enterrados vivos, después de que los médicos acreditaran sus respectivas muertes. Si bien es cierto que nunca se podrá saber con exactitud cuántas personas se han dado por muertas, estando en estado cataléptico, constituye un aporte a la desaparición de múltiples mitos el que científicamente haya una respuesta a estos escalofriantes eventos y rompe con la común presunción de que esos sucesos son propios de la magia negra, la brujería y otras prácticas obscuras. Con esto en mente, lo que sigue es una escalofriante lista de algunos de los casos más asombrosos que hemos encontrado:

 

KEVIN SANTOS

En el verano del 2012, una familia brasileña tuvo que vivir una pesadilla en el funeral de Kevin Santos, su niño de dos años que, según los médicos, había fallecido por insuficiencia respiratoria, deshidratación y neumonía. Pero de repente Kevin se incorporó en su ataúd y dijo: “Papá, ¿puedo tomar un poco de agua?” Todo el mundo empezó a gritar ya que no podían creer lo que veían pero el menor se tumbó otra vez para «dormirse» y no volvió a dar señales de vida.

Tras ser trasladado de nuevo al hospital fue declarado muerto de nuevo pero, después de lo sucedido, la familia decidió retrasar el funeral con la esperanza de que pasara lo mismo que antes, pero al final lo tuvieron que enterrar un par de días más tarde en un cementerio local. Por supuesto, el padre no dudó en denunciar al hospital por negligencia médica, mientras que la policía abrió una investigación respecto a este insólito caso.

FAGILYU MUKHAMETZYANOV

En 2011, la rusa Fagilyu Mukhametzyanov fue declarada muerta tras tener dolores en su pecho y posteriormente un infarto. A pesar de haber sido llevada al hospital con la máxima celeridad, los médicos solo podrían certificar su fallecimiento pero no podrían haber estado más equivocados.

Pocos días después, durante su funeral, Fagilyu se levantó de su ataúd de repente, chillando, llorando y suplicando una explicación a lo que estaba ocurriendo. Fue trasladada al hospital más cercano, pero el shock de despertarse en su propio entierro hizo que Fagilyu acabara muriendo de otro ataque al corazón. Lamentablemente, Mukhametzyanov solo resucitó durante 12 minutos más, a pesar de todos los esfuerzos que hicieron para intentar mantenerla viva.

CARLOS CAMEJO

Tras un accidente de tráfico en 2007, un hombre venezolano, Carlos Camejo, de 33 años, fue declarado muerto. Su mujer fue avisada del accidente y la llamaron para acudir al hospital para reconocer el cadáver. Pero, para su sorpresa, nada más llegar al hospital encontró a su marido sentado en una de las salas de espera con el informe de su propia autopsia en la mano.

Según el propio Camejo, “Los médicos estaban a punto de abrirme pero se dieron cuenta de que mi cara seguía sangrando así que me cosieron rápidamente y sin anestesia, lo cual hizo que me despertara ya que el dolor era insoportable». En este caso el accidentado logró volver a su casa sano y salvo aunque la historia no tiene un final feliz del todo ya que algún empleado del hospital había aprovechado la ocasión para robarle todo lo que tenía encima: 600 mil bolívares, una cadena de oro y hasta su anillo de casados.

ANNE GREEN

En 1650, una sirvienta trabajando en la casa de Sir Thomas Read en Londres, Anne Greene tenía tan solo 22 años. Pocas semanas después de empezar a trabajar en la mansión Greene tuvo relaciones íntimas con el nieto de su jefe y se quedó embarazada, sin saberlo. Cuatro meses después, mientras estaba trabajando en una granja de la familia Read, Anne sufrió un aborto y escondió al feto entre cenizas y barro ya que temió ser acusada de infanticidio. Cuando algunos trabajadores llegaron a descubrir el cadáver del bebé muerto lo entregaron a las autoridades y los argumentos de que un pequeño de veinte semanas no pudo haber sobrevivido no fueron escuchados y Anne fue condenada a muerte y ahorcada en el patio del Castillo de Oxford.

Después de ser ahorcada, Anne fue sometida a las agresiones posteriores de los guardianes del cadáver (se realizaban para asegurarse de que el preso estaba muerto). Una vez terminados los procedimientos de rutina, el cuerpo de Anne fue entregado a una escuela de medicina bajo la custodia del profesor, Sir William Petty. Delante de sus alumnos, consiguió reanimar el cadáver que aún daba signos de vida. Su éxito fue publicado en un periódico de la época llamado “News from the Dead” y Petty escribió y organizó una petición a la justicia británica para que le perdonasen la vida alegando que el aborto no había sido voluntario. Petty aportó cierta evidencia médica y su petición aprobado, por lo que Anne Greene volvió a ser una mujer libre.

Un año después se mudó a otra ciudad, se casó y tuvo dos hijos, disfrutó de una vida cómoda y hasta guardó el ataúd como un recuerdo.

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