10 películas donde la policía es más corrupta que los ladrones

No todo es vocación en esta vida, y no todo el mundo está preparado para hacer frente a los pecados capitales, que continuamente caminan a nuestra sombra esperando nuestros momentos de debilidad para tomar el control. Y como siempre somos de ampliar horizontes, os dejamos una selección de 10 títulos imposibles de olvidar que nos recordaron que no todos los agentes de la ley son nuestros ángeles de la guarda.

 

  1. Casablanca (Michael Curtiz, 1942)

Nos encanta empezar la selección con una de las películas favoritas de los cinéfilos más veteranos. Porque en plena II Guerra Mundial el Capitán Renault (Claude Rains) campa a sus anchas en Casablanca siempre atento para complacer a los nazis, entregando a todo aquel que puede granjearle el favor de los invasores. Pese a su conducta durante toda la película, en los últimos instantes ayuda a Rick, y con ello da pie “al comienzo de una bonita amistad”.

  1. Sed de mal (Orson Welles, 1958)

Una mujer puede desatar nuestros deseos más oscuros y primitivos, y el Jefe de policía Hank Quinlan (Orson Welles) debió de saltarse la clase de religión en la que se daban los 10 mandamientos. Líder de una organización corrupta y racista, Quinlan no dudará en incriminar a su colega mexicano Mike Vargas (Charlton Heston) cuando se obsesiona con su mujer Susan Vargas (Janet Leigh). A pesar de que su batacazo comercial fue enorme, los años han colocado a este título entre las grandes joyas del cine negro norteamericano, y el plano secuencia que abre la película es, sencillamente, historia del cine.

  1. Serpico (Syney Lumet, 1973)

El director Sidney Lumet retrataba en esta historia basada en una historia real la integridad y la lucha de Serpico, un recto policía víctima del acoso y hostigamiento de sus compañeros corruptos de comisaría. Con un Al Pacino en pleno despegue (la rodó entre El Padrino y el Padrino II) la película es un portento narrativo firmado por un realizador que tuvo que contentarse con el Oscar honorífico en 2004 (tras cuatro nominaciones a Mejor director) y que volvió a dirigir al actor solo dos años después en otro título mítico: Tarde de perros.

  1. Los intocables de Eliot Ness (Brian De Palma, 1986)

Luchar contra la mafia es también luchar contra sus tentáculos, presentes en todos los estamentos de la sociedad para garantizar sus operaciones. Y una comisaría no iba a ser menos. Eliot Ness (Kevin Costner) declara la guerra a Al capone (Robert De Niro) y a las manzanas corruptas de la policía de Chicago, y pierde por el camino amigos, compañeros, la fe y casi las ganas de vivir. Un título plagado de momentos inolvidables, y arropado por una banda sonora del maestro Ennio Morricone igualmente apabullante.

  1. Robocop (Paul Verhoeven, 1987)

El director alemán puso su interés por la crítica social a través de la ciencia ficción encima de la mesa con esta formidable película. En Robocop (muy violenta para la época) la corrupción está instalada a un nivel superior, y tiene su simiente en el propio sistema, que ha dejado en manos de corporaciones privadas asuntos que siempre deberían esta regulados por administraciones públicas. El agente Murphy, recuperado y trasformado en una máquina imparable, repartiendo justicia con la frialdad del acero, mientras sus recuerdos humanos le atormentan es uno de los títulos más arriesgados de la década de los 80.

  1. Copland (James Mangold, 1997)

James Mangold es un director tan versátil que es capaz de dirigir películas tan prescindibles como Noche y día o peliculones como Logan o En la cuerda floja. Copland pertenece a este segundo grupo de grandes títulos y aborda un tema que siempre ha planeado sobre las fuerzas de seguridad norteamericanas: el excesivo (y también desmedido) uso de su poder. Para el recuerdo más absoluto la interpretación de Sylvester Stallone de Freddy Hefflin, el bonachón sheriff al que le toca investigar un caso cada vez más oscuro con compañeros implicados. Quizá el mejor trabajo de “Sly” en pantalla grande.

 

  1. Día de entrenamiento (Antoine Fuqua, 2001)

Aunque ya había firmado Asesinos de reemplazo con cierto éxito entre el público gracias a la presencia de nuestro querido Chow Yun-Fat (uno de los actores más internacionales del cine de Hong Kong) y Mira Sorvino (muy de moda en aquel momento gracias a su papel en Mimic), Antoine Fuqua se ganó el favor de la critica y del público de manera definitiva con este thriller en el que Denzel Washington nos regala otro recital interpretando (le valió un merecido Oscar) a un compañero de patrulla corrupto. A su lado un joven agente Jake Hoyt (Ethan Hawke) al que le tocaba aprender de él…

  1. No habrá paz para los malvados (Enrique Urbizu, 2011)

Con La caja 507 Enrique Urbizu ya avisó que lo de manejar la tensión se le daba de maravilla. Pero la irrupción del policía Santos Trinidad en nuestros cines fue de lo más sonado en 2011. Un José Coronado pletórico se metió en el bolsillo a público y crítica en este intenso y sucio thriller en el que la falta de moral de su protagonista es la estrella de la función. El festival de premios que se llevó la película es considerable, incluyendo 6 Goyas de los 14 a los que estaba nominada.

  1. Grupo 7 (Alberto Rodríguez, 2012)

Y seguimos instalados en nuestro cine porque el retrato de Sevilla “Pre-Expo” que se marcó Alberto Rodríguez es impresionante. La operación de limpieza de sus calles para que nada ensombreciera la puesta de largo de Sevilla ante todo el planeta necesitó de una brigada dispuesta a mancharse las manos de barro para cumplir objetivos. Antonio de la Torre y Mario Casas encabezan 95 minutos trepidantes que se pasan, literalmente, como un suspiro. Uno de los mejores thrillers que ha alumbrado nuestro cine en esta década.

  1. Policías corruptos (Balex y Benajamin Brewer, 2016)

Esta vez con Nicolas Cage y Elijah Wood dando vida a dos policías que al descubrir una caja fuerte secreta en un registro deciden que su contenido tiene que ser para ellos. Su título original (The Trust) hace justicia a todo lo que viene después: recelos, traiciones y sospechas entre ellos. La corrupción tomando el control a todos los niveles, vaya.