Blood Drive, episodio 13: “Y… corten”

El reguero de sangre y combustible (que en este caso son lo mismo), no podía durar eternamente. Blood Drive ha llegado a su fin, pero se despide como mejor sabe: llevándose por delante hasta al apuntador.

Grace, Arthur y Slink se dirigen a la sede de Heart en Nueva York para volar el edificio de la corporación por los aires. Una vez allí, se encuentran con los “restos” de la última rabieta de Karma, que les vigila muy de cerca mientras avanzan hacia una trampa mortal. El plan de Slink es cargar de explosivos el pilar central del sótano, pero sus caminos se separan cuando Grace decide intentar salvar a su hermana.

Christopher, dolido al saber que Arthur ha matado a su clon creyendo que era él, pide a Karma que le haga todo tipo de peligrosas modificaciones corporales. Después de alguna que otra falsa ilusión, enfrentamientos cuerpo a cuerpo y teletransportes, se suceden varios flashbacks de la vida pasada de nuestros protagonistas.

Slink descubre que Karma ha destruido el laboratorio y a todos sus clones… y, por tanto, cualquier posibilidad de volver de entre los muertos, como siempre ha hecho. Un gran inconveniente cuando sufre el ataque de Aki, que quiere impedir que vuele el edificio con Christopher aún dentro.

Arthur se topa con un Christopher mejorado (y cabreado) que espera para darle la paliza de su vida. El expolicía acaba atravesando al que había sido su mejor amigo con una barra de hierro, dejándole hecho un montón de chatarra. Arthur y Grace acaban atrapados con Slink medio muerto, pero para nada dispuesto a irse sin su último momento de gloria.

Cuando parece que van a escapar en el último momento, Karma hiere de gravedad a Grace. Arthur consigue abrir una puerta sangrienta (un pasadizo de teletransporte). Están a punto de atravesarla, pero Karma queda sepultada bajo los escombros y Grace no puede evitar quedarse junto a su hermana pequeña.

Todo se derrumba alrededor de Grace, Karma, Slink, Aki y Christopher (¿es este realmente su final?). Imposible asegurarlo. Sobre todo después de esa última escena en la que vemos a Arthur aparecer en una playa tal y como Dios le trajo al mundo y junto a una prisión para delincuentes perturbados… propiedad de Heart Enterprises. Fin de la emisión… por ahora.