Verónica Forqué y diez personajes inolvidables

Una treintena de películas, cuatro premios Goya y el cariño de toda una generación. A sus 66 años y tras su trágica partida, Verónica Forqué permanece inmortal a través de nuestro cine. La madrileña que nos enamoró con grandes personajes y alocadas comedias en los 80. Repasamos la fascinante carrera de la actriz en diez papeles clave.

  • Cristal en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) de Pedro Almodóvar

Tras varios papeles secundarios en las películas dirigidas por su padre, José María Forqué, la primera gran aventura de Verónica Forqué vino de la mano de Pedro Almodóvar. Y lo hacía encarnando a Cristal, una ambigua señorita de compañía y excéntrica vecina de Carmen Maura, protagonista de la cinta. Estuvimos a punto de perdernos su vibrante interpretación, ya que Victoria Abril, Ángela Molina y Marta Fernández Muro rechazaron previamente el papel. Esta sería la primera de tres colaboraciones (hasta el momento) con el director manchego y su rico universo.

  • Silvia en Sé infiel y no mires con quién (1985) de Fernando Trueba

En su cuarta película, un entonces jovencísimo Fernando Trueba adaptaba la obra de teatro homónima para llevar a la pantalla grande este vodevil. Verónica Forqué tenía apenas 30 años cuando se incorporó al reparto como Silvia, la secretaria incordio de Antonio Resines en la ficción. Enredos aparte, el film rodó gran parte de su metraje en los famosos Estudios Luis Buñuel.

  • Carmencita en El orden cómico (1986) de Álvaro Forqué

Si la actriz tuvo su etapa a las órdenes de su padre, esta vez Verónica Forqué se ponía a las órdenes de su hermano Álvaro en esta divertida sátira política. Con un tramo final lleno de influencias “berlanguianas”, la actriz brilla en su papel como Carmencita. Fue, además, el debut en la gran pantalla de una prometedora joven llamada Maribel Verdú.

  • Irene en El año de las luces (1986) de Fernando Trueba

Verónica Forqué puede presumir de ser la primera ganadora del Goya a mejor actriz de reparto por su sobresaliente interpretación en esta cinta como Irene, una enfermera falangista. Su segunda colaboración con Fernando Trueba tuvo mención en el Festival de Cine de Berlín, y asentó las bases en la filmografía del director para posteriormente realizar su aclamada Belle Epoque.

  • Ana en La vida alegre (1987) de Fernando Colomo

Imposible olvidar a Ana, una doctora especializada en ETS en una de las comedias de la década. Curiosamente, durante su plano en la escena en la que inspecciona los genitales del personaje de Antonio Resines (su marido en esta ficción), Fernando Colomo quedó impresionado por la interpretación de la madrileña. El director no tenía ni idea de que Resines estaba dando la réplica en calzoncillos mientras la actriz le toqueteaba. Genitales aparte, todos supieron apreciar su gran carisma y ésta fue recompensada con su primer Goya como actriz principal.

  • Monique en Moros y cristianos (1987) de Luis García Berlanga

Y es que 1987 fue definitivamente el año de Verónica Forqué. Hace un momento comentábamos que ganaba el Goya por La Vida Alegre, pero éste no fue el único premio de la noche, ya que hacía doblete con un nuevo reconocimiento como mejor actriz de reparto por su labor a las órdenes del ilustre Luis García Berlanga. Rodada entre Alicante y Madrid, la actriz se ponía en la piel de Monique en una nueva sátira llena de polémica. La película contó con la participación de la famosa marca de turrones alicantina Jijona, lo cual se explicita en su trama (una familia a cargo de este mismo negocio). El problema vino cuando uno de los personajes atribuía la marca a Cataluña, lo que supuso que ésta se indignara al verlo en el estreno y retirara su patrocinio.

  • Chusa en Bajarse al moro (1989) de Fernando Colomo

De nuevo bajo las órdenes de Fernando Colomo, firma papelón dando vida a la entrañable Chusa, una narcotraficante de lo más peculiar. Basada en la obra de teatro homónima, la película utilizaba el mundo de la droga como telón de fondo para abarcar conflictos generacionales con rostros (por aquél entonces en sus inicios) como el de Antonio Banderas y Aitana Sánchez-Gijón. Ellos no fueron los únicos en sumarse a la fiesta, el propio director participa en la película a modo de cameo en una de las fotografías que aparecen en pantalla. Por su parte, Verónica Forqué sumó otra nueva nominación a los Goya. Hasta el momento, la única por la que no ha recogido el ansiado cabezón.

  •  Kika en Kika (1993) de Pedro Almodóvar

María Barranco, Penélope Cruz y Miriam Díaz-Aroca estuvieron a punto de arrebatarle el que fuera uno de sus personajes más importantes de su carrera. Tras dos estupendas colaboraciones como chica Almodóvar, este es, finalmente, su primer papel como protagonista para el manchego. Como no podía ser de otra manera, la industria se rinde ante ella obsequiándola con un nuevo Goya. El cuarto y último hasta la fecha, que se dice pronto.

  • Gloria en ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? (1993) de Manuel Gómez Pereira

La actriz se mete en la piel de Gloria, una mujer que trabaja en un espectáculo porno y busca un ayudante. Jorge Sanz (con quién ya había coincidido en numerosas ocasiones) acudirá para socorrerla y engrasar la comedia. Un título en el que demuestra sus dotes musicales interpretando en la película el tema “Me gusta jugar”, aunque sus pinitos como cantante finalmente no aparecieron reflejados en los créditos.

  •  Julia en El tiempo de la felicidad (1997) de Manuel Iborra

En esta ocasión detrás de las cámaras estaba Manuel Iborra, su marido por aquel entonces, para contar la historia de una madre de familia que sacrifica su carrera de actriz por sus hijos en el marco del movimiento hippie de los 70. La cinta se rodó en un pequeño pueblo de Mallorca y curiosamente fueron los propios vecinos de la localidad los que se prestaron para aparecer en la película como figurantes. El director, además, le dedicó la obra a través de un mensaje al final de la película que explicitaba: “A Verónica y María”, refiriéndose a la propia actriz y a su hija.

¿Hay algo con lo que Verónica Forqué no se haya atrevido? Esta mujer no le tenía miedo a nada. Con esta filmografía queda demostrado que mucha energía y mucho, muchísimo carisma fueron su sello personal.